Cd. Victoria, Tam.- Las encuestas ya empiezan a decirnos algo, aunque su voz es aún temprana. No me parece útil equiparar los resultados actuales con los de seis años atrás.
La razón es que las campañas del 2006 arrancaron en enero y no el 30 de marzo, así que hace seis años, para estas fechas, ya existía un buen trecho recorrido no sólo geográficamente sino en trabajo propagandístico, así como abundante información sobre la oferta electoral de cada candidato.
Observe usted la diferencia. En el presente 2012 las campañas aún no inician, no hay todavía espots en medios electrónicos y poco se sabe en cuanto a propuestas de gobierno.
Amén de que impera una rareza impensable en todas las elecciones anteriores, un bicho exótico llamado veda electoral.
Para colmo, las primeras dos semanas posteriores a la veda coinciden con las vacaciones de semana mayor, que en realidad viene siendo una catorcena no muy santa.
Así que, por prudencia elemental, el autor de esta columna se deslindaría de cualquier extrapolación que pretenda empatar las intenciones de voto registradas en fechas equivalentes de los procesos 2012 y 2006.
En la modesta opinión de quien esto escribe, las primeras encuestas verdaderamente significativas serán aquellas que se realicen durante la segunda quincena de abril.
Con todas estas salvedades habrá que ventilar las cifras que ofrecen tres casas encuestadoras y el promedio de todas realizado por MITOFSKY, el también llamado “poll de polls” en este final de marzo.
Me remito a los tres candidatos principales: ENRIQUE PEÑA NIETO (EPN), JOSEFINA VÁZQUEZ MOTA (JVM) y ANDRES MANUEL LÓPEZ OBRADOR (AMLO), del PRI, PAN y PRD respectivamente.
(1) DIARIO REFORMA: EPN: 45%, JVM: 32% y AMLO 22%.
(2) MILENIO GEA/ISA: EPN: 48%, JVM: 31% y AMLO 20%.
(3) MITOFSKY: EPN: 48%, JVM: 29% y AMLO 23%.
(4) Finalmente, el promedio sacado por MITOFSKY de estas y otras encuestas daría: 48%, JVM: 30% y AMLO 21%.
Se diría que hay poca novedad con relación a mediciones anteriores, en buena medida por la inactividad forzada del último mes.
Y como resulta que el inicio de las hostilidades coincide con un periodo vacacional, lo más prudente será esperar (como dije arriba) hasta la segunda mitad de abril.
Ciertamente, si algo abunda hoy son las opiniones que etiquetan a PEÑA NIETO como inalcanzable, otorgándole pocas posibilidades a JOSEFINA y calificando la posición de AMLO como irremontable.
En lo personal prefiero aguardar, aunque no olvido que es muy breve el tiempo que separa al arranque de estas campañas con la fecha de las votaciones: 90 días.
Lo cuál pudiera favorecer a quienes piensan que no habrá sorpresas y el orden actual será muy parecido al del próximo primero de julio, con algunos puntos más o menos de distancia.
Otro factor que pudiera modificar de alguna manera los escenarios serían los debates televisivos.
Aunque ello sólo en caso de que JOSEFINA y AMLO pudieran propinarle una paliza de gran magnitud a PEÑA NIETO, capaz de modificar sustantivamente las intenciones del voto.
El ejemplo más cercano es la tunda asestada por DIEGO FERNANDEZ a CUAUHTEMOC CÁRDENAS en 1994 o (si se quiere un ejemplo internacional) la de JOHN F. KENNEDY a RICHARD NIXON en 1960.
Pero ni JOSEFINA tiene la perversidad discursiva de DIEGO FERNANDEZ ni AMLO la versatilidad de KENNEDY.
Otra esperanza de los candidatos con menor peso será siempre el renglón de los indecisos, que en el actual cotejo rondaría el 30%.
He comentado en esta columna que en una cultura democrática precaria como la mexicana, el voto es tan caprichoso y cambiante que aún muchos de quienes hoy dicen definirse en favor de algún candidato, en realidad podrían ser considerados como indecisos.
Ello, porque sus respuestas están orientadas por sensaciones de momento, tan superficiales y volátiles que una charla de sobremesa, una nota periodística o un spot del partido contrario pudieran hacerlas cambiar.
Habrá que armarse de paciencia: ¿Cuál es la prisa?