Cd.
Victoria, Tam. – De distintas maneras,
el entorno cercano a los tres principales candidatos a la Presidencia está
marcado por interminables rencillas internas.
Rivalidades de adentro, que teóricamente
(y en el mejor de los mundos posibles) debieran quedar saldadas antes de iniciar
las campañas.
Condición básica para que partidos,
dirigencias, operadores y candidatos, puedan enfrentar con fortaleza la etapa
definitiva. Verdad que no requiere explicación, la división ablanda, propicia
extravíos.
Por igual llama la atención el fuego cruzado
entre correligionarios de muchos años que en fecha reciente tomaron caminos distintos.
Las escaramuzas con quienes antes fueron sus amigos y hoy defienden banderas antagónicas.
Lo vemos en el caso de RICARDO ANAYA cuando
se presenta ante PGR para refutar por escrito las imputaciones por presunto
lavado de dinero, apoyado por dos figuras históricas que en su momento fueron presidenciables:
DIEGO FERNÁNDEZ DE CEVALLOS (candidato en 1994) y SANTIAGO CREEL (precandidato
en 2006 y 2012).
Mientras tanto, en la trinchera
contraria, se hacen eco de las acusaciones y cuestionan con dureza a RICARDO,
personajes forjados en el partido albiazul y que ahora trabajan para la
causa de TOÑO MEADE.
Es el caso de ERNESTO CORDERO, exsecretario
de Hacienda bajo el gobierno calderonista y precandidato presidencial en 2006.
Y también de JAVIER LOZANO, cuyo escaño
senatorial fue abanderado por el PAN, amén de haber ocupado la Secretaría del
Trabajo en el gobierno de CALDERÓN.
Donde (por cierto) fue secretario MEADE,
primero en Desarrollo Económico y después en Hacienda, cuando entró en
reemplazo, precisamente, de CORDERO.
Se recordará que este último había
dejado el cargo en septiembre de 2011 para competir por la candidatura
presidencial, en un proceso interno cuya nominación ganó JOSEFINA VÁZQUEZ MOTA.
Todos ellos protagonizan esta vez una
guerra fratricida con sangre azul en ambos bandos, junto a TOÑO y con RICARDO.
Golpes bajos, acusaciones graves,
improperios y recordatorios maternos que ya llegaron al videoescándalo, entre
gente que viene del mismo nicho doctrinal.
No muy distinto es el golpeteo del PRI con
MORENA, donde también sobran figuras con un pasado común, en este caso
tricolor.
Empezando por ANDRÉS MANUEL, quien alguna
vez presidió el comité estatal del PRI en Tabasco, cargos estatales y federales
que debe al partido.
De más estaría repetir la lista de
tamaulipecos fraguados en el partido tricolor, ahora reclutados por MORENA y
cuyo número sigue creciendo, por más esfuerzos que haga CHECO GUAJARDO para cerrar
rendijas y tapar agujeros.
Constituye, de hecho, una de las
habilidades de AMLO. Desfondar organizaciones, llevarse cuadros, infantería y
operadores, sin buscar entendimiento alguno con sus dirigentes.
Así lo hizo con el PRD, donde el saqueo
de recursos humanos fue inclemente. Y también con el sector magisterial, cuya
cúpula sindical es hermana siamesa del PANAL (aliado del PRI) aunque sus bases
anden con LÓPEZ OBRADOR.
Fenómeno curioso del presente revoltijo
partidista son también las animadversiones que empiezan a evidenciarse entre
antiguos adversarios, hoy comiendo del mismo plato y tapados con la misma
cobija.
Digna de recordarse la entrevista telefónica
que buscó DENISE MAERKER con TATIANA CLOUTHIER cuando recién se difundía la
candidatura al senado de NAPOLEÓN GOMEZ URRUTIA.
La hija de MAQUÍO estaba tan sorprendida
(encabronada, diríase) que apenas podía articular palabra, ante lo cual DENISE tuvo
a bien aceptar su silencio como respuesta válida.
Días después, ya más tranquila, la
señora CLOUTHIER dijo a reporteros que llevó su inconformidad ante el propio
ANDRÉS MANUEL, sin añadir más.
Todo indica que esto será el pan de cada
día en las semanas y meses por venir.