Cd.
Victoria, Tam. – Quizás el riobravense
nunca se dio por enterado, no lo aquilató o valoró bien. Pero en la víspera del
destape tricolor, durante los meses finales de 2015 y las primeras semanas de
2016, en todas las trincheras de su partido, EDGARDO MELHEM era visto como una
especie de “comodín”.
Tendría poder de convocatoria en todos
los equipos. El lugar común para referirse a este personaje era su ventaja de
no estar peleado con ningún grupo al interior del PRI y, por ende, tampoco enfrentar
vetos.
Pese a ello no se movió lo necesario, ni
entre cúpulas ni en terreno llano. Excedido en su cautela, se mantuvo a la
saga, tal vez en espera de un golpe de suerte.
Al final, el resultado es de sobra
conocido. Destapan a BALTAZAR y este pierde de manera deshonrosa ante CABEZA DE
VACA.
Goliza, blanqueada o tranquiza, según el
deporte que usted prefiera, futbol, beisbol, box, lucha libre. En dominó hubiera
sido “zapato”.
Y bueno, que no siempre lleguen a
candidatos los mejor capacitados para dar la pelea por su partido es una de las
inconveniencias más visibles del dedazo.
Cuando la identidad del beneficiario
depende de una sola persona (el presidente PEÑA) aconsejado por sus más
cercanos (VIDEGARAY, por ejemplo) se abre la posibilidad de que un factor de
orden subjetivo como es el afecto contamine el análisis previo.
Aprecio, aunque también cercanía de
intereses. Alguien más dirá complicidad, connivencia. Socios y negocios en común.
Aunque por uno o por otro motivo, no opera
una causa eficiente como pudiera ser la popularidad, la estadística, los
números que otorguen soporte al aspirante. Y menos aún el respectivo plan de
acción, la oferta política, el programa de trabajo.
En un sistema competitivo, cuando
razones de orden personal catapultan a un candidato, la historia puede terminar
de manera abrupta, como un parto de los montes. Frentazo.
Así ocurrió con HINOJOSA y podría sucederle
a otro amigo de VIDEGARAY, el señor JOSÉ ANTONIO MEADE, si no le inyecta
estamina a su hoy endeble discurso preelectoral.
Ciertamente, ser candidato del partido
oficial ya no es sinónimo de llegar al cargo. La competencia castiga duro a los
incompetentes.
El tema es que el abogado MELHEM SALINAS
ya levantó la mano para un escaño senatorial donde lo que sobran son tiradores
por ese partido. A menos que quiera lanzarse por MORENA, aunque también hay bastante
gente haciendo fila.
Algo que quizás juega en contra de cuadros
interesantes como EDGARDO es el culto desmedido a la disciplina.
Cuestión de enumerar al centenar de
figuras que ni las manos metieron durante el primer año posterior a la derrota,
dejando a sus bases en la indefensión total.
Ahora manifiestan su deseo de ser
considerados en las listas, MELHEM y muchos más. Están cerca las definiciones,
ya vienen los destapes, los antes extraviados prohombres del tricolor salen de
entre las sombras para acercar las manos al fogón.
La pregunta es si no es demasiado tarde.
¿Dónde estuvieron antes?...
Antaño, cuando el PRI gobernó
Tamaulipas, cualquier pretexto era bueno para presentarse en toda suerte de borchinchos,
los 12 meses del año.
Festividades, aniversarios y hasta eventos
culturales. O como decían los burlones de antaño: bodas, bautizos, primeras
comuniones.
El caso era ser vistos, de cerca o de
lejos, entrando o saliendo, a pie o en camioneta, siempre con cara de
circunstancia.
La mirada puesta en el futuro, abrazando
a sus conocidos como si fueran amigos de toda la vida, pegando de voces, intercambiando
sonoras palmadas en la espalda. Esto cambió diametralmente con la derrota.
Quienes hoy se acercan a la zona de derrumbe,
lo hacen para ver que rescatan entre los escombros, procurando que les alcance para
trepar a las legislaturas venideras, en ambas cámaras. Arrancan lento y con demora.
Too late?