Cd.
Victoria, Tam. - Pensando
concretamente en Tamaulipas (aunque extensivo al resto del país) representa un
reto mayúsculo el proceso selectivo de candidatos a todos los cargos de
elección que estarán en disputa este año, locales y federales.
Quizás el menos problemático sea el PRI,
por esa programación vertical cuyos aspirantes acumulan de muchas generaciones (¡todas!)
en torno a la subcultura del dedazo. La designación directa.
Pero si observamos la manera como están
logrando sus nominaciones los tres candidatos presidenciales (MEADE, AMLO,
ANAYA) constataremos que dicha subcultura ya invadió todo el arco partidista.
Lo cual incluye a membretes de última generación
como MORENA y el PES. Nombrar resulta más fácil que elegir, diría cualquier
dirigente.
Sin olvidar que toda imposición deja sembrado
un saldo de inconformidades de corto y mediano plazos, a manera de efectos
secundarios. Tarde que temprano, hay un costo.
Importa decir que, pese al carácter
discrecional que adoptaron las nominaciones presidenciales, en el caso de los
cargos legislativos y municipales aún sobrevive la tradición de la disputa
interna que por décadas otorgó legitimidad y presencia al PAN.
Desde luego, habrá de contar mucho la
opinión de gobernadores como CABEZA DE VACA, del propio RICARDO ANAYA, así como
sus dirigencias nacional y estatal encabezadas por DAMIÁN ZEPEDA y FRANCISCO
ELIZONDO.
Y la tarea se hace aún más compleja si
pensamos en el frente que postula al propio ANAYA, donde, además participan PRD
y MC.
Ya se ha comentado en esta columna que
(como en toda sociedad) el accionista mayoritario tiene mano por lo que
respecta a las decisiones centrales. Concretamente, el albiazul, sobre todo en
los estados norteños.
La fuerza es más focalizada en el
Movimiento Ciudadano de DANTE DELGADO, cuya carta más visible para la presente
temporada es la gubernatura de Jalisco.
Ello, mientras el Sol Azteca conserva
aún cuotas de poder en la capital del país donde (al menos teóricamente)
todavía gobierna, con un ciudadano sin partido como es MIGUEL MANCERA.
Y también le quedan cuadros al PRD en
entidades como Guerrero, Michoacán, Tabasco, Morelos, Veracruz, Oaxaca y
Chiapas, aunque el avance de su hermano gemelo (MORENA) ha ido restándole votantes
y operadores.
Aún así, está por verse en cuáles y en
cuantas de las nominaciones irán juntos los tres socios frentistas y en dónde
las divergencias habrán de imponer candidaturas diferentes.
Al cerrar la semana y con diferencia de
un día, visitan el sur tamaulipeco los dos aspirantes punteros a la primera
magistratura del país: ANAYA este viernes y LÓPEZ OBRADOR el sábado.
Ciertamente, la gira de ANDRÉS MANUEL
por la desembocadura del Pánuco servirá para medir la magnitud de las fugas entre
cuadros provenientes del PRI y el PRD.
Y también, el recorrido de RICARDO
permitirá conocer el estado que guarda la militancia panista tras la aparatosa salida
de MARGARITA ZAVALA y la inconformidad de RAFAEL MORENO VALLE.
Son historias, las de ZAVALA y MORENO,
que los dirigentes de este partido quisieran dejar en el pasado, ante el reto
mayúsculo que representa enfrentar a un rival tan difícil como LÓPEZ OBRADOR.
Hay una razón clara. Si en las próximas
semanas no repunta la figura de TOÑO MEADE, pudiera ocurrirle lo mismo que a
ROBERTO MADRAZO en 2006.
Que la lógica del “voto útil” desfonde
al PRI en la recta final de las campañas y sus seguidores se bifurquen entre AMLO
y ANAYA.
De hecho, si ponemos atención a las
palabras del precandidato frentista, parece dar por sentado que la competencia terminará
siendo de dos.
Ambos, por cierto, con un discurso “antisistema”
que lo mismo sirve para izquierdas que en derechas, cuando se trata de tomar distancia
hacia la partidocracia tradicional.
Dos heterodoxias, en efecto.