Cd. Victoria.- Cuentan, lo dicen y platican quienes conocen de estas
cosas. Uno de los secretos del presidente BILL CLINTON para inducir la época de
bonanza que caracterizó a su octanato, descansó en el origen sano de los
recursos aplicados al gasto social.
Su intensa obra
civil no se financió con deuda, ni con déficit, ni con mayores impuestos ni
(menos) incrementando la masa circulante, como lo hacían sus antecesores
demócratas.
Se trabajó,
sencillamente, con dinero ya etiquetado al que solo se movió de lugar. En
concreto, importantes partidas del presupuesto militar se reciclaron como
inversión en infraestructura.
Y también de ese
subsistema de la industria armamentista (que a veces no vemos) como es la dispendiosa
carrera aeroespacial, consumidora voraz de recursos que estarían bastante mejor
aplicados en hospitales, escuelas, obras de irrigación o carreteras.
Acaso por ello CLINTON
concitó tantos odios entre una élite tecnocrático-militar que lucra (como el
dragón del cuento) del temor social y pide cada año cuotas mayores de la renta
nacional.
Cuestión de
recordar el escándalo de la chica LEWINSKY que estuvo a punto de costarle el
cargo, en asuntos de alcoba que todos los predecesores de CLINTON han
practicado de rutina, aunque solapados por las agencias de seguridad.
Y, desde luego,
la posterior derrota de AL GORE quien (como HILLARY en 2016) sacó más votos que
su contrincante republicano pero menos delegados estatales.
Por eso quien
gobernó fue GEORGE BUSH (y no GORE) como ahora lo hace el señor TRUMP (en vez
de HILLARY).
OTRO CASO
Hace algunos
años, el laborista TONY BLAIR hizo lo propio con el presupuesto de la monarquía
británica. Armado con un buen equipo de expertos, canceló prebendas
costosísimas, cotos de poder otorgados a parientes de la reina hasta en cuarto
y quinto grado.
Toda una runfla
de holgazanes con peluquín, amparados en títulos de nobleza que nada aportaban
al crecimiento de su país, pero si administraban privilegios muy caros.
De paso, BLAIR
mandó a su casa a los integrantes de la Cámara Alta (los lores) cuyo cargo no
pasaba por las urnas sino por nombramiento directo de la monarquía, siendo
además vitalicio y hereditario.
A partir de
entonces serían electos, como los miembros de la cámara baja, los “comunes”.
Por todo ello
cabe preguntar si un país (entidad federativa, municipio) en verdad es pobre
por falta de recursos o (sencillamente) por una deficiente (equívoca, dolosa, amañada)
distribución del dinero.
Los bienes son
para resolver los males, dicen. Y, en efecto, uno de los grandes retos que tiene
México está relacionado con las dos reflexiones anteriores. No es necesario
endeudar más, ni incrementar impuestos.
Solo administrar
mejor.
FIN DE CICLO
El próximo
jueves 9 de febrero a partir de las 7 horas habrán de retornar a sus
actividades normales los estudiantes, maestros y empleados pertenecientes a la
Unidad Académica de Trabajo Social y Ciencias para el Desarrollo Humano de la
UAT.
El lector
recordará que las tareas en dichas facultades se habían mudado temporalmente a
las instalaciones de la Escuela Normal, tras la huelga loca encabezada por las
huestes de GONZALO HERNÁNDEZ, exlíder moral, exfuncionario universitario, hoy
en franco retiro.
Las
instalaciones ya están bajo la autoridad de la maestra MIRNA MARIBEL MEDRANO,
actual encargada de la dirección y esto quiere decir que se acabaron las clases
extramuros y todo mundo regresa al Alma Mater.
En paralelo,
fueron dispuestas labores de restauración, pintura y reparaciones diversas,
tras la pasajera retención de dichas aulas por parte de inconformes, miembros
del llamado “Grupo Azul”.
Se impuso la
cordura, la legalidad y el camino del diálogo emprendido por ENRIQUE ETIENNE y
su equipo rectoral.