martes, 21 de febrero de 2017

Contaminación memética

Cd. Victoria.- Fantasmas de nuestro tiempo, la opinión pública nacional vive hoy bajo el bombardeo incesante de eso que llaman “memes”. Al respecto importa un deslinde.
No me refiero aquí a las simpáticas infografías, curiosa combinación de imagen y texto, que se difunden por redes para banalizar un hecho noticioso.
Aludo más bien a ciertas creencias encapsuladas con un mínimo de elementos que se autorreplican en medios, redes y también en la comunicación interpersonal de manera acrítica, sin argumentación probatoria.
Circulan como verdades irrefutables, influyen en la opinión pública, germinan en actitudes hacia situaciones concretas y, muy a menudo, tienen cabida en procesos electorales.
Se diría, incluso, que con otras palabras, la difusión y el poderío de dichas nociones equívocas ya está presente en un clásico de la comunicación como es la Psicología del Rumor de ALLPORT y POSTMAN (Ed. Psique, Buenos Aires, 1973).
Caso típico del “meme”, la creencia de que el arribo del nuevo gobierno estadounidense representaría (de inmediato y sin defensa posible) el derrumbe del peso mexicano.
La cotización (aseguraban, con gravedad irrefutable) se iría a los cielos, alcanzando hasta 30, 40, 50 unidades nuestras por dólar.
Ciertamente, este lunes se cumplió un mes de dicho acontecimiento y la novedad es que la moneda mexicana se mantiene en la banda previa (entre 20 y 22).
A grado tal que algunos analistas internacionales declaran que el peso ha sido la moneda más estable del mundo durante los primeros 30 días del señor TRUMP. Esta semana empezó a 20.3 por dólar, por debajo de los 20.7 observados el viernes previo.

FICCIÓN COMPARTIDA
En noviembre pasado, la semana siguiente a la elección norteamericana, publiqué aquí una relación de articulistas, dentro y fuera del país, que (por confesión propia) se equivocaron (nos equivocamos) rotundamente al pensar que la señora CLINTON ganaría cómodamente la contienda.
Igual fallaron de calle los señores JORGE RAMOS, HECTOR AGUILAR CAMÍN y JORGE CASTAÑEDA que el maestro RIVA PALACIO, LÓPEZ DÓRIGA y muchos más.
El yerro fue generalizado y la explicación más a mano posible es la fuerza que le otorgamos a la comunicación informal, al rumor.
Ya debíamos haber entendido de que frases como que “el río suena, agua lleva” constituyen trampas epistemológicas tan graves como frecuentes en nuestra sociedad de masas. Espejismos, pues, de infección cotidiana.
Dejarnos enamorar por el asedio, la persistencia, el repiqueteo incesante de una determinada explicación de la realidad, equivale a otorgar la razón, siete décadas después, al señor GOEBBELS, ministro renano para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich.
Esa mentira que tras repetirse mil veces adquiere aspecto de verdad y es aceptada como tal, desde luego, sin perder su condición de falsedad, ni dejar de ser quimera, ficción, farsa.
A propósito de las campañas que recién inician por la gubernatura mexiquense, la opinocracia chilanga ha insertado en nuestra agenda mental la versión de que dicha entidad es algo así como un “laboratorio” del proceso que sigue en 2018.
Insisten en que los números del EDOMEX tendrán valor de profecías, proyecciones que adelanten las campanadas del proceso presidencial.
Diagnóstico pobre. En efecto, el PRI ganó la gubernatura en 2011 (ERUVIEL ÁVILA) y luego la presidencia en 2012 (ENRIQUE PÉÑA NIETO).
El problema es que seis años atrás (2005), el mismo partido tricolor se llevó la elección estatal (PÉÑA NIETO) pero ello no evitó que al año siguiente la presidencia quedase en manos del panista FELIPE CALDERÓN.
El triunfo del priísta ARTURO MONTIEL en 1999 tampoco fue impedimento para que VICENTE FOX se alzara con el triunfo en 2000.
Falsos paradigmas, en efecto, memes.