Cd. Victoria.- Fantasmas de nuestro tiempo, la opinión pública
nacional vive hoy bajo el bombardeo incesante de eso que llaman “memes”. Al
respecto importa un deslinde.
No me refiero
aquí a las simpáticas infografías, curiosa combinación de imagen y texto, que
se difunden por redes para banalizar un hecho noticioso.
Aludo más bien a
ciertas creencias encapsuladas con un mínimo de elementos que se autorreplican
en medios, redes y también en la comunicación interpersonal de manera acrítica,
sin argumentación probatoria.
Circulan como
verdades irrefutables, influyen en la opinión pública, germinan en actitudes
hacia situaciones concretas y, muy a menudo, tienen cabida en procesos
electorales.
Se diría,
incluso, que con otras palabras, la difusión y el poderío de dichas nociones
equívocas ya está presente en un clásico de la comunicación como es la
Psicología del Rumor de ALLPORT y POSTMAN (Ed. Psique, Buenos Aires, 1973).
Caso típico del “meme”,
la creencia de que el arribo del nuevo gobierno estadounidense representaría
(de inmediato y sin defensa posible) el derrumbe del peso mexicano.
La cotización (aseguraban,
con gravedad irrefutable) se iría a los cielos, alcanzando hasta 30, 40, 50
unidades nuestras por dólar.
Ciertamente,
este lunes se cumplió un mes de dicho acontecimiento y la novedad es que la
moneda mexicana se mantiene en la banda previa (entre 20 y 22).
A grado tal que
algunos analistas internacionales declaran que el peso ha sido la moneda más
estable del mundo durante los primeros 30 días del señor TRUMP. Esta semana
empezó a 20.3 por dólar, por debajo de los 20.7 observados el viernes previo.
FICCIÓN COMPARTIDA
En noviembre
pasado, la semana siguiente a la elección norteamericana, publiqué aquí una relación
de articulistas, dentro y fuera del país, que (por confesión propia) se
equivocaron (nos equivocamos) rotundamente al pensar que la señora CLINTON ganaría
cómodamente la contienda.
Igual fallaron
de calle los señores JORGE RAMOS, HECTOR AGUILAR CAMÍN y JORGE CASTAÑEDA que el
maestro RIVA PALACIO, LÓPEZ DÓRIGA y muchos más.
El yerro fue
generalizado y la explicación más a mano posible es la fuerza que le otorgamos
a la comunicación informal, al rumor.
Ya debíamos
haber entendido de que frases como que “el río suena, agua lleva” constituyen
trampas epistemológicas tan graves como frecuentes en nuestra sociedad de
masas. Espejismos, pues, de infección cotidiana.
Dejarnos enamorar
por el asedio, la persistencia, el repiqueteo incesante de una determinada
explicación de la realidad, equivale a otorgar la razón, siete décadas después,
al señor GOEBBELS, ministro renano para la Ilustración Pública y Propaganda del
Tercer Reich.
Esa mentira que
tras repetirse mil veces adquiere aspecto de verdad y es aceptada como tal,
desde luego, sin perder su condición de falsedad, ni dejar de ser quimera,
ficción, farsa.
A propósito de
las campañas que recién inician por la gubernatura mexiquense, la opinocracia
chilanga ha insertado en nuestra agenda mental la versión de que dicha entidad
es algo así como un “laboratorio” del proceso que sigue en 2018.
Insisten en que
los números del EDOMEX tendrán valor de profecías, proyecciones que adelanten
las campanadas del proceso presidencial.
Diagnóstico
pobre. En efecto, el PRI ganó la gubernatura en 2011 (ERUVIEL ÁVILA) y luego la
presidencia en 2012 (ENRIQUE PÉÑA NIETO).
El problema es
que seis años atrás (2005), el mismo partido tricolor se llevó la elección
estatal (PÉÑA NIETO) pero ello no evitó que al año siguiente la presidencia
quedase en manos del panista FELIPE CALDERÓN.
El triunfo del
priísta ARTURO MONTIEL en 1999 tampoco fue impedimento para que VICENTE FOX se
alzara con el triunfo en 2000.
Falsos
paradigmas, en efecto, memes.