Cd. Victoria, Tam.- No es ni será FELIPE CALDERON el primero o el último de los
mandatarios mexicanos que despliegue lances oratorias ante la Asamblea General de
la ONU.
Lo
relevante en su discurso de ayer es el tono directo y huérfano de retórica empleado
por este abogado michoacano que apenas en agosto pasado cumplió 50 años y habrá
de ingresar a la estadística del desempleo a partir de diciembre próximo.
Presidente
marcado por la guerra antidroga (censurado por FOX y ZEDILLO, sus dos
antecesores) CALDERÓN no sólo defiende la decisión inicial de combatir de
frente al crimen organizado sino (algo más) explica el fenómeno como un
problema internacional, en la necesaria búsqueda de interlocución y ayuda.
Y
deveras que le faltan interlocutores. Su prédica contra el tráfico de armas provoca
más apoyos silenciosos que aplausos francos. Tan poderosos son los intereses
que toca.
Ni
siquiera las masacres escolares que hoy sacuden a la Unión Americana logran introducir
el renglón del armamento doméstico en las campañas de ROMNEY y OBAMA.
Y
sabe bien CALDERÓN de esos oídos sordos, al decir:
-“Aquí
quisiera su atención porque voy a hablar del tema y el problema que está
causando más muertes violentas en todo el planeta, el problema que está
causando la muerte de miles y miles de jóvenes, particularmente en nuestra
querida América Latina y el Caribe.”
Y
lo llama por su nombre:
-“La
delincuencia organizada transnacional, que está segando la vida de miles y
miles de jóvenes y que es una de las más graves amenazas globales de nuestros
tiempos.”
Desde
luego, nada distinto a lo que comenta FELIPE en sus intervenciones locales.
Lo
relevante es que aborde el asunto con la misma crudeza en la ONU, animado acaso
por la idea de pintar su raya y dejar un testimonio para la posteridad, a 66
días de abandonar el cargo.
Sabe
que la memoria mediática no lo recordará por sus avances en infraestructura
hospitalaria, redes carreteras o vivienda.
Lo
evocarán por su guerra, por esa cifra que varía entre los 50 mil, 80 mil o
hasta 200 mil muertos, según quien los cuente y con qué criterio.
Por
ello la insistencia de enmarcar lo ocurrido en el contexto de los grandes
intereses trasnacionales, cuando diagnostica…
-“Las
organizaciones criminales articulan redes de operación en torno a los grandes
flujos ilegales, no sólo de droga, flujos ilegales de armas, flujos ilegales de
dinero, flujos ilegales de la inadmisible trata de personas.”
Añadiendo
luego el efecto político:
-“Bajo
esa lógica, buscan controlar territorios y cooptar gobiernos. Le disputan la
fuerza del Estado al Estado mismo. Aprovechan la debilidad o la franca
corrupción institucional para establecer sus cotos de poder y su impunidad.”
Señalando
además el impacto social:
-“Se
enquistan en las comunidades y ahí controlan todo lo que pueden controlar. Cobran
cuotas a la gente honesta por su trabajo. Cobran cuotas a los empresarios y a
los ganaderos, y controlan, además, delitos, como la extorsión, el robo y el
secuestro.”
Entrevistado
en los últimos meses por diversos medios, CALDERÓN ha dicho que su mayor dolor
es sentirse incomprendido, que los demás no entiendan ni la urgencia ni la
validez de su esfuerzo.
Y
el reclamo no va solamente para el votante. En su discurso de este miércoles lo
dirige también a sus colegas del área:
-“Quiero,
explícitamente, lamentar ante ustedes, por ejemplo, que la conferencia
diplomática realizada aquí mismo, en julio pasado, no llegó a ningún acuerdo
para adoptar el Tratado sobre Comercio de Armas. Y eso hubiera sentado las
bases para controlar una venta irresponsable de armas de alto poder al crimen
organizado transnacional.”
Mensaje
sincero de despedida ante la comunidad internacional, justó será reconocerle a
CALDERÓN el que (por convicción) jamás se haya refugiado en posiciones cómodas.
Reconocerle
que (equivocado o no) haya tenido el valor de asumir decisiones de alto riesgo
y de un grado mayúsculo de dificultad.
También
por esto deberá ser recordado.