jueves, 27 de septiembre de 2012

Postrera elocuencia


Cd. Victoria, Tam.- No es ni será FELIPE CALDERON el primero o el último de los mandatarios mexicanos que despliegue lances oratorias ante la Asamblea General de la ONU.
Lo relevante en su discurso de ayer es el tono directo y huérfano de retórica empleado por este abogado michoacano que apenas en agosto pasado cumplió 50 años y habrá de ingresar a la estadística del desempleo a partir de diciembre próximo.
Presidente marcado por la guerra antidroga (censurado por FOX y ZEDILLO, sus dos antecesores) CALDERÓN no sólo defiende la decisión inicial de combatir de frente al crimen organizado sino (algo más) explica el fenómeno como un problema internacional, en la necesaria búsqueda de interlocución y ayuda.
Y deveras que le faltan interlocutores. Su prédica contra el tráfico de armas provoca más apoyos silenciosos que aplausos francos. Tan poderosos son los intereses que toca.
Ni siquiera las masacres escolares que hoy sacuden a la Unión Americana logran introducir el renglón del armamento doméstico en las campañas de ROMNEY y OBAMA.
Y sabe bien CALDERÓN de esos oídos sordos, al decir:
-“Aquí quisiera su atención porque voy a hablar del tema y el problema que está causando más muertes violentas en todo el planeta, el problema que está causando la muerte de miles y miles de jóvenes, particularmente en nuestra querida América Latina y el Caribe.”
Y lo llama por su nombre:
-“La delincuencia organizada transnacional, que está segando la vida de miles y miles de jóvenes y que es una de las más graves amenazas globales de nuestros tiempos.”
Desde luego, nada distinto a lo que comenta FELIPE en sus intervenciones locales.
Lo relevante es que aborde el asunto con la misma crudeza en la ONU, animado acaso por la idea de pintar su raya y dejar un testimonio para la posteridad, a 66 días de abandonar el cargo.
Sabe que la memoria mediática no lo recordará por sus avances en infraestructura hospitalaria, redes carreteras o vivienda.
Lo evocarán por su guerra, por esa cifra que varía entre los 50 mil, 80 mil o hasta 200 mil muertos, según quien los cuente y con qué criterio.
Por ello la insistencia de enmarcar lo ocurrido en el contexto de los grandes intereses trasnacionales, cuando diagnostica…
-“Las organizaciones criminales articulan redes de operación en torno a los grandes flujos ilegales, no sólo de droga, flujos ilegales de armas, flujos ilegales de dinero, flujos ilegales de la inadmisible trata de personas.”
Añadiendo luego el efecto político:
-“Bajo esa lógica, buscan controlar territorios y cooptar gobiernos. Le disputan la fuerza del Estado al Estado mismo. Aprovechan la debilidad o la franca corrupción institucional para establecer sus cotos de poder y su impunidad.”
Señalando además el impacto social:
-“Se enquistan en las comunidades y ahí controlan todo lo que pueden controlar. Cobran cuotas a la gente honesta por su trabajo. Cobran cuotas a los empresarios y a los ganaderos, y controlan, además, delitos, como la extorsión, el robo y el secuestro.”
Entrevistado en los últimos meses por diversos medios, CALDERÓN ha dicho que su mayor dolor es sentirse incomprendido, que los demás no entiendan ni la urgencia ni la validez de su esfuerzo.
Y el reclamo no va solamente para el votante. En su discurso de este miércoles lo dirige también a sus colegas del área:
-“Quiero, explícitamente, lamentar ante ustedes, por ejemplo, que la conferencia diplomática realizada aquí mismo, en julio pasado, no llegó a ningún acuerdo para adoptar el Tratado sobre Comercio de Armas. Y eso hubiera sentado las bases para controlar una venta irresponsable de armas de alto poder al crimen organizado transnacional.”
Mensaje sincero de despedida ante la comunidad internacional, justó será reconocerle a CALDERÓN el que (por convicción) jamás se haya refugiado en posiciones cómodas.
Reconocerle que (equivocado o no) haya tenido el valor de asumir decisiones de alto riesgo y de un grado mayúsculo de dificultad.
También por esto deberá ser recordado.