Cd. Victoria, Tam.- En tiempos ingratos como el nuestro, no pocos añoran el
antiguo rol que durante décadas cumplió la Secretaría de Gobernación, eje
articulador de la política interna y rienda firme de eso que llaman
gobernabilidad, cuyos efectos eran palpables incluso en el ramo de la seguridad.
¿En
qué momento perdió México aquel poderoso ministerio del interior donde en buena
medida descansó la legendaria estabilidad del sistema político mexicano?
Su
degradación acaso fuera escalonada. Sin duda hubo un retroceso en 1979 cuando
un burócrata menor como ENRIQUE OLIVARES SANTANA fue llamado a ocupar la silla
de JESUS REYES HEROLES, misma que, según los caricaturistas de la época, le
quedaba enorme.
Sin
embargo, el posterior gobierno de MIGUEL DE LA MADRID tuvo a MANUEL BARTLETT,
un entendedor consumado del oficio.
El
último, por cierto, que ha permanecido seis años en dicho cargo (1982-1988)
hasta hoy.
Con
el advenimiento del salinismo aterriza una de las figuras prototípicas del ramo,
personaje formado escalafón tras escalafón en dicha dependencia, FERNANDO GUTIERREZ
BARRIOS.
Su
desgracia fue el llegar disminuido de salud, amén de que el área de
inteligencia política (CISEN) haya pasado de Gobernación a Presidencia,
quedando bajo control del entonces asesor en jefe PEPE CÓRDOVA.
Acaso
por ello (y porque la expectativa hacia don FERNANDO era tan grande como su
leyenda) la gestión del veracruzano se vio disminuida y terminó renunciando en
enero de 1993.
Sería
reemplazado por el exgobernador chiapaneco PATROCINIO GONZÁLEZ, patriarca de
mano dura pero sin la sofisticación ni la inteligencia política necesaria.
Un
año y 6 días durará PATROCINIO en la chamba hasta que una insurrección enmascarada
en su estado natal lo tumba del caballo, entrando al relevo JORGE CARPIZO.
Exrector
universitario, fundador de la CNDH y luego titular de la PGR, al abogado
CARPIZO le quedó también demasiado grande la responsabilidad y poco pudo hacer
en un año difícil, de levantamientos armados y magnicidios como 1994.
Y
si el salinismo tuvo tres titulares en Gobernación, el posterior sexenio
zedillista verá pasar otros cuatro de muy variado perfil: el economista capitalino ESTEBAN MOCTEZUMA, el abogado mexiquense EMILIO CHUAYFFET, el exgobernador de Sinaloa
y fallido aspirante presidencial PANCHO LABASTIDA y, en la etapa final, el
oaxaqueño DIODORO CARRASCO, hoy militante panista.
Con
la alternancia de VICENTE FOX habrá también dos titulares del ramo: SANTIAGO
CREEL y CARLOS ABASCAL.
Se
esperaba mucho del primero al llegar en diciembre del 2000. Desde luego resultó
una decepción porque sus planes futuristas lo hicieron apoyar con celo extremo
al Presidente en todos sus despropósitos, incluyendo el fracasado desafuero
contra LÓPEZ OBRADOR.
Se
convirtió CREEL en un “yes-man”, igual que LABASTIDA.
Y,
vaya, si alguna cartera exige un hombre con criterio propio y capacidad moral
para contradecir al presidente (o, incluso, enmendarle la plana) es,
precisamente, Gobernación.
A
la recta final del sexenio foxista llegó CARLOS ABASCAL quien no tuvo ni el
perfil ni el tiempo para demostrar cualidad de mando.
Fue
en el último tramo de FOX cuando la criminalidad rebasó con creces al Estado
mexicano para convertirse en calvario de su relevo FELIPE CALDERÓN.
Y,
vaya, si un régimen ha permitido el deterioro severo de dicha secretaría es el que
hoy agoniza.
Con
FELIPE, Gobernación ha tenido cinco jefes: PACO RAMIREZ, CAMILO MOURIÑO,
FERNANDO GOMEZ-MONT, FRANCISCO BLAKE y ALEJANDRO POIRÉ.
A
las tragedias de MOURIÑO y BLAKE habrá que sumar el celo excesivo de CALDERÓN
cuya sombra impidió el crecimiento de quienes ocuparon ese puesto.
Por
eso hoy, en la víspera del cambio, necesario es indagar quién figura para dicho
campo en el equipo de ENRIQUE PEÑA NIETO.
Y
si la respuesta fuera el abogado hidalguense MIGUEL OSORIO CHONG, las preguntas
de rigor serían:
¿En
cuál de los perfiles anteriores encajaría?
¿La
figura débil opacada por el Presidente o el operador con plenos poderes capaz
de devolver al viejo palacio de Bucareli la respetabilidad perdida?