jueves, 6 de septiembre de 2012

Bucareli reloaded?


Cd. Victoria, Tam.- En tiempos ingratos como el nuestro, no pocos añoran el antiguo rol que durante décadas cumplió la Secretaría de Gobernación, eje articulador de la política interna y rienda firme de eso que llaman gobernabilidad, cuyos efectos eran palpables incluso en el ramo de la seguridad.
¿En qué momento perdió México aquel poderoso ministerio del interior donde en buena medida descansó la legendaria estabilidad del sistema político mexicano?
Su degradación acaso fuera escalonada. Sin duda hubo un retroceso en 1979 cuando un burócrata menor como ENRIQUE OLIVARES SANTANA fue llamado a ocupar la silla de JESUS REYES HEROLES, misma que, según los caricaturistas de la época, le quedaba enorme.
Sin embargo, el posterior gobierno de MIGUEL DE LA MADRID tuvo a MANUEL BARTLETT, un entendedor consumado del oficio.
El último, por cierto, que ha permanecido seis años en dicho cargo (1982-1988) hasta hoy.
Con el advenimiento del salinismo aterriza una de las figuras prototípicas del ramo, personaje formado escalafón tras escalafón en dicha dependencia, FERNANDO GUTIERREZ BARRIOS.
Su desgracia fue el llegar disminuido de salud, amén de que el área de inteligencia política (CISEN) haya pasado de Gobernación a Presidencia, quedando bajo control del entonces asesor en jefe PEPE CÓRDOVA.
Acaso por ello (y porque la expectativa hacia don FERNANDO era tan grande como su leyenda) la gestión del veracruzano se vio disminuida y terminó renunciando en enero de 1993.
Sería reemplazado por el exgobernador chiapaneco PATROCINIO GONZÁLEZ, patriarca de mano dura pero sin la sofisticación ni la inteligencia política necesaria.
Un año y 6 días durará PATROCINIO en la chamba hasta que una insurrección enmascarada en su estado natal lo tumba del caballo, entrando al relevo JORGE CARPIZO.
Exrector universitario, fundador de la CNDH y luego titular de la PGR, al abogado CARPIZO le quedó también demasiado grande la responsabilidad y poco pudo hacer en un año difícil, de levantamientos armados y magnicidios como 1994.
Y si el salinismo tuvo tres titulares en Gobernación, el posterior sexenio zedillista verá pasar otros cuatro de muy variado perfil: el economista capitalino ESTEBAN MOCTEZUMA, el abogado mexiquense EMILIO CHUAYFFET, el exgobernador de Sinaloa y fallido aspirante presidencial PANCHO LABASTIDA y, en la etapa final, el oaxaqueño DIODORO CARRASCO, hoy militante panista.
Con la alternancia de VICENTE FOX habrá también dos titulares del ramo: SANTIAGO CREEL y CARLOS ABASCAL.
Se esperaba mucho del primero al llegar en diciembre del 2000. Desde luego resultó una decepción porque sus planes futuristas lo hicieron apoyar con celo extremo al Presidente en todos sus despropósitos, incluyendo el fracasado desafuero contra LÓPEZ OBRADOR.
Se convirtió CREEL en un “yes-man”, igual que LABASTIDA.
Y, vaya, si alguna cartera exige un hombre con criterio propio y capacidad moral para contradecir al presidente (o, incluso, enmendarle la plana) es, precisamente, Gobernación.
A la recta final del sexenio foxista llegó CARLOS ABASCAL quien no tuvo ni el perfil ni el tiempo para demostrar cualidad de mando.
Fue en el último tramo de FOX cuando la criminalidad rebasó con creces al Estado mexicano para convertirse en calvario de su relevo FELIPE CALDERÓN.
Y, vaya, si un régimen ha permitido el deterioro severo de dicha secretaría es el que hoy agoniza.
Con FELIPE, Gobernación ha tenido cinco jefes: PACO RAMIREZ, CAMILO MOURIÑO, FERNANDO GOMEZ-MONT, FRANCISCO BLAKE y ALEJANDRO POIRÉ.
A las tragedias de MOURIÑO y BLAKE habrá que sumar el celo excesivo de CALDERÓN cuya sombra impidió el crecimiento de quienes ocuparon ese puesto.
Por eso hoy, en la víspera del cambio, necesario es indagar quién figura para dicho campo en el equipo de ENRIQUE PEÑA NIETO.
Y si la respuesta fuera el abogado hidalguense MIGUEL OSORIO CHONG, las preguntas de rigor serían:
¿En cuál de los perfiles anteriores encajaría?
¿La figura débil opacada por el Presidente o el operador con plenos poderes capaz de devolver al viejo palacio de Bucareli la respetabilidad perdida?