Cd. Victoria, Tam.- Si algo debemos agradecer a la reinante polémica laboral
(con sus respectivas marchas y tumultos) es que muestre con nitidez quien es
quien en la vida partidista. Por sus filias y fobias los conoceréis.
De
entrada, la propuesta calderonista enviada al congreso arrastra un dejo de
hipocresía.
Ni
a FELIPE ni a su antecesor VICENTE FOX les preocupó jamás la opacidad de las organizaciones
sindicales ni su ausencia de democracia.
Para
ambos resultó siempre más cómodo negociar directamente con los líderes charros
que la posibilidad de vérselas con representantes auténticos cuyas demandas reflejasen
el verdadero interés de sus agremiados.
La
razón es muy sencilla: a los primeros se les arregla con prebendas. Los segundos,
en cambio, plantearían necesidades torales como (por ejemplo) resarcir el poder
adquisitivo perdido por los minisalarios en cinco regímenes neoliberales consecutivos
(30 años ya) entre DE LA MADRID y CALDERÓN.
Ahora
resulta que el PAN nos viene a proponer sindicatos transparentes y honestos
luego de tener por aliada a ELBA ESTHER GORDILLO en dos elecciones al hilo
(2000 y 2006).
Puede
interpretarse incluso como un buscapiés para ENRIQUE PEÑA NIETO esta iniciativa
de reforma que lo obliga a redefinir en un plazo muy corto su alianza histórica
con las organizaciones sindicales.
En
ese sentido CALDERÓN estaría poniendo en práctica un viejo truco de guerra
romano: envenenar el agua antes de entregar el territorio al bando enemigo.
Las
tres corrientes políticas principales exhiben hoy coincidencias y diferencias
en sus respectivos enfoques laborales.
El
PRI y PAN concuerdan en la idea de facilitarle al sector patronal la subcontratación
y el despido de los trabajadores, relativizando la obligatoriedad de los
contratos colectivos. Difieren, no obstante, en los referidos asuntos de
transparencia y democracia sindical.
El
PAN y las izquierdas coinciden en esto último (democracia, rendición de
cuentas) aunque el PRD considera inalienables los derechos de los trabajadores
consagrados por la Constitución de 1917.
El
caso es que este lunes amanecemos con seis días en la cuenta regresiva para
aprobar o rechazar la iniciativa y no es precisamente el consenso lo que
prevalece en las cámaras.
Y
en las calles menos... La semana cerró con una gran marcha convocada en la
capital del país por organizaciones sindicales, del Ángel de la Independencia
al Zócalo.
Un
cálculo intermedio sugiere que acaso se apruebe alguna suerte de reforma esta
semana, pero no en los términos propuestos por el ejecutivo.
Lo
advierten ya los medios y voceros del sector empresarial cuando alertan contra
una versión “descafeinada” del proyecto original.
Así
habría que entender las declaraciones del líder tricolor en la cámara baja
MANLIO FABIO BELTRONES cuando vaticinó que la reforma saldrá adelante pero sin
cambios en la Carta Magna.
En
fin, me inclino a pensar que el asunto es demasiado complejo como para despacharlo
en horno de microondas.
CÁRCELES A DISCUSIÓN
La
semana pasada el Presidente CALDERÓN se ufanaba en su cuenta de Twitter de su
presunta eficacia mostrada en materia carcelaria, al decir (textual) que: “en
los últimos 6 años se han fugado más de 1000 reos de penales estatales. De los
penales federales, ninguno.”
Por
ello el jueves comenté en este espacio que la gran mayoría de los reos
involucrados en motines y fugas son del fuero federal y que, en todo caso, habría
que preguntar cuánto dinero aporta el Gobierno de la República por cada preso
federal puesto a resguardo en las penitenciarías estatales.
Pues
bien, este domingo el periódico LA JORNADA abordó precisamente el asunto en una
nota que no tiene desperdicio pues desde su encabezado dice:
“Paga
el gobierno 50 pesos diarios por cada preso federal y se deslinda de ellos”.
Añadiendo
que por entregar ese monto, no se responsabiliza de fugas como la recién
ocurrida en Coahuila.
¿De
qué se ufana, púes, el Presidente?