lunes, 10 de septiembre de 2012

Obrador vitalicio


Cd. Victoria, Tam.- En el ámbito electoral, los mexicanos esperábamos dos noticias cruciales para el presente mes de septiembre:
(1) El fallo del tribunal sobre el resultado de la justa presidencial.
Tarea cumplida, el presidente electo es ENRIQUE PEÑA NIETO pues la impugnación resultó insuficiente para anular los comicios, como exigían los partidos del Frente Progresista.
Importa decir que la información no se pierde: los expedientes aportados por la izquierda conservan su valor como denuncias útiles para fincar responsabilidades a los partidos y acaso aplicar multas millonarias, aunque no para invalidar una elección.
(2) La respuesta de ANDRES MANUEL LÓPEZ OBRADOR.
Las imágenes no mienten, el zócalo estaba a reventar este domingo, como lo ha sabido hacer ANDRES MANUEL desde que empezó su lucha.
Curiosamente, abarrotar el ombligo político del país no garantiza –en automático— el triunfo en las urnas.
El remate de su discurso fue notoriamente septembrino. Tras lanzar un par de “vivas” a México, el tabasqueño concluyó con un peculiar: “¡Que reviva México!”
Reviva, en efecto, de revivir, aunque también de relanzar la lucha, reanudar, reiterar, reincidir.
Dijo muchas cosas AMLO ayer pero acaso la más relevante sea su separación del Frente Progresista y su voluntad de continuar la batalla a través del membrete denominado Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA).
Una y mil lecturas podrían extraerse de ello.
La más inmediata dirá que AMLO rompe con la institucionalidad de los partidos para iniciar una nueva etapa “movimientista” que acaso lo lleve a fundar un nuevo partido.
En este sentido, el adiós de AMLO al Frente Progresista significaría que necesita una organización propia donde ejercer sin contrapesos el liderazgo vitalicio de manera directa o por interpósitas personas.
No sería el primer caso de instituciones partidistas creadas por y para un liderazgo específico, en el México contemporáneo.
De los partidos con registro, al menos tres observan tal característica: el PT, propiedad de ALBERTO ANAYA desde 1990; el MC (antes Convergencia) al servicio de DANTE DELGADO desde 1999 y el PANAL de ELBA ESTHER GORDILLO, cuyos orígenes se remontan al 2002, cuando nació la Asociación Ciudadana del Magisterio (ACM), reconocida por el IFE.
¿Hay ruptura entre AMLO y los partidos del Frente Progresista?
Todo indica que se trata de una separación pacífica, para dar la pelea en ambos frentes: el formal y el informal.
El primero apunta hacia las tareas institucionales y su labor consiste en administrar los espacios de poder conquistados por la izquierda: curules, escaños, municipalidades y gobiernos estatales, incluyendo delegaciones y jefatura del Distrito Federal.
El segundo frente sería el de ANDRES MANUEL y comprende las instancias más directas de lucha, la protesta callejera, las tareas de resistencia y la impugnación a perpetuidad de los resultados electorales a través de MORENA.
Si en verdad se trata de una “estrategia de pinza” donde ambas instancias buscarían operar en común acuerdo y en forma complementaria, estaríamos muy cerca de calificarla como una decisión inteligente.
Nadie en su sano juicio podría esperar que ANDRES MANUEL se retirase a ese ranchito que le heredó su padre en el sureste mexicano y lleva por nombre “La Chingada”.
Seguirá AMLO (como el panismo de antaño) “bregando eternidades” en su lucha, acaso pensando en 2018.
Sus enemigos lo seguirán acusando de testarudo, necio, terco y obstinado. Actitudes que también tienen una lectura amable: perseverante, indomable.
Lo cierto es que hay AMLO para rato, aunque las voces más prudentes indican que las izquierdas necesitan apurar el proceso de unificación y proyectar una figura más fresca y moderna como MARCELO EBRARD.
Sin embargo, con ese deslinde, con esa distancia trazada por el tabasqueño hacia los partidos que lo postularon, se resuelve a satisfacción la segunda duda.
Ahora ya sabemos a qué se va a dedicar LÓPEZ OBRADOR.
¡A lo mismo!