lunes, 1 de octubre de 2012

El votante incómodo


Cd. Victoria, Tam.- La reforma laboral fue aprobada en lo particular y en lo general por la Cámara Baja y sólo espera el visto bueno del Senado para su publicación, vigencia y aplicación.
Dada la premura del tiempo disponible (un mes), aquí comenté que, de aprobarse, no sería de ninguna manera la propuesta original enviada por CALDERÓN sino una versión más ligera en la que las distintas fracciones partidistas impondrían matices propios y, en algunos casos, candados irremovibles.
Desde luego causó conmoción el que hayan quedado fuera los cambios y adiciones relacionados con (1) la democracia sindical y (2) la transparencia en los recursos manejados por sus líderes.
Y lo más curioso es que el voto que marcaría la diferencia entre aceptar o denegar estos puntos lo aportó (¡En contra!) un polémico personaje de nombre ADOLFO ORIVE BELLINGER.
Actual diputado por el Partido del Trabajo, ORIVE tiene un historial de película que va desde sus nexos familiares con el lombardismo, hasta su militancia juvenil en la izquierda revolucionaria y su anexión en la madurez al priísmo de SALINAS y ZEDILLO.
Su notable inteligencia estratégica ha estado al servicio de muchas causas y las más diversas ideologías. Una pluralidad de intereses.
Ingeniero Civil por la UNAM, doctorado en Ciencias Políticas en la Universidad de Cornell, el hombre ostenta cursos de posgrado en Economía-Política Marxista y Planeación en la República Popular China.
De sus andanzas por comunidades populares en el noreste mexicano, quizás puedan ofrecer testimonios algunos paisanos tamaulipecos con pasado semejante como SEBASTIAN GUILLEN, HUGO ARAUJO y MARCO BERNAL.
Subrayo esto del “quizás puedan” en conciencia de que esa condición tan especial de revolucionarios vergonzantes les impida hablar.
Y mucho ojo, lo vergonzante no es el haberse identificado con las mejores causas populares y en la vocación sincera de dar la vida por ellas. Esto, en todo caso, sería un orgullo.
Lo lastimero resulta el haber brincado alegremente de una trinchera a la otra sin justificación alguna, al ritmo del mejor interés personal. Por puro amor al presupuesto.
El señor ORIVE, por ejemplo, fue gurú de GUILLEN. Pero la historia de sus bandazos provoca escozores. Veamos, por ejemplo, el historial de ORIVE…
Gurú de izquierdas diversas, con una facilidad maravillosa se convierte en justificador del solidarismo salinista (igual que ROLANDO CORDERA) y luego titular de Grupos de Prospectiva en las campañas presidenciales de COLOSIO y ZEDILLO.
Después sería coordinador de asesores en Gobernación con PANCHO LABASTIDA y tras la derrota del 2000 se refugiaría en nichos estatales.
Es así que se convierte en Secretario de Desarrollo Agropecuario con ARTURO MONTIEL en el Estado de México donde cultivó amistad cercana con ENRIQUE PEÑA NIETO.
Desde luego, nada de malo tendría todo esto si no fuera porque hoy se habla demasiado de este caballero, culpándole de haber plantado su voto legislativo a favor de una causa retrógrada: el negar la apertura a los mínimos de decencia que proponía la ley en materia sindical.
Ni democracia ni transparencia.
Por eso hoy los chicos del PT lo quieren correr. El diputado HERÓN ESCOBAR ha declarado a los medios que “estudia la posibilidad de expulsar” a ORIVE por considerarlo “traidor”.
Y añade en sus argumentos que el tal ORIVE, fue empleado de CARLOS SALINAS en Pronasol; de LABASTIDA y de MONTIEL, entre otros.
Acometiendo en tono furibundo…
-“Si no tomamos una determinación así frente a un hombre que no tiene convicciones sino intereses, perderemos el trecho que hemos ganado”.
De risa loca los argumentos del PT. Entre otras cosas porque el fundador y dirigente único de dicho partido ALBERTO ANAYA cojea de la misma pata salinista que ORIVE y similares.
Pero la otra, la más grave y patente: ¿Cómo teniendo esas cualidades distintivas y tan visibles lo admitieron en su equipo al grado de hacerlo legislador?
Hipocresías rampantes, todas.