Cd.
Victoria, Tam.- Viene el fallo, es
inminente, la voz corre de las trincheras partidistas a los medios de todo el
país. El veredicto está listo, en cualquier chico rato lo hacen público con la
respuesta que la opinión pública ya presupone, aunque falta de confirmar: la
victoria de ENQRIQUE PEÑA NIETO.
No quiero imaginar a que nos llevaría un dictamen alterno
como, por ejemplo, la salida propuesta por AMLO que incluye anulación, interinato
y nuevos comicios.
La lógica de tirios y troyanos se inclina hacia lo más
viable y fluido. Esto es, el triunfo de PEÑA y el cambio de mandos el primero
de diciembre próximo.
Aún con la inconformidad en contra, justo es decir que
apenas está por concluir el segundo mes posterior a la elección presidencial.
Cercano a lo que muchos calculamos que sería el paréntesis
de la protesta post-electoral. Entre dos y tres meses después del primero de
julio.
Acaso para después de las fiestas patrias, el proceso
federal ya será historia aceptada.
Hechos consumados que incluyen la inminencia inapelable de
un renovado poder ejecutivo y las nuevas cámaras ya trabajando.
Sagaz, el dirigente perredista CHUCHO ZAMBRANO sostiene el
dicho de que no hay más líder que LÓPEZ OBRADOR ni más ruta que la
deslegitimación del proceso.
Su diagnóstico deberá ir modificándose a partir del día
(hora, minuto) en que la sentencia del tribunal sea proclamada. Bajado el
telón, empieza una etapa nueva, quiérase o no.
A partir de dicho anuncio se acendrará aún más la sensación
de que PEÑA NIETO ya está presente en las decisiones cortas y largas de FELIPE
CALDERÓN.
Y, bueno, contra lo que algunos piensan, la creación de una
nueva corporación policiaca llamada “gendarmería nacional” es un proyecto
pensado con atajos para alcanzar metas prontas, sin esperar la ruta larga de la
capacitación elegida por FELIPE hace seis años.
Si, en efecto, tal propuesta precisa de cuadros con
formación y disciplina militar, el propio PEÑA ofreció la respuesta.
La asignación masiva de recursos humanos provenientes del
ejército y la marina hacia dicha corporación que (por lo demás) ya existe bajo
el nombre de Policía Federal.
Si lo que se requiere es cobertura territorial con el
músculo fuerte para recuperar y preservar la vigencia del estado en los
espacios públicos, no hay que aguardar la formación de agentes investigadores
como lo hizo CALDERÓN.
La transferencia ocurriría casi en automático, de las filas
castrenses a la renovada corporación civil, como lo hizo ERNESTO ZEDILLO cuando
creó la Policía Federal Preventiva en enero de 1999.
Y hasta sería insustancial el cambio de nombre si no fuera
por los trompicones que dicha corporación ha observado bajo el mando del
ingeniero GENARO GARCIA LUNA.
Fresca está en la memoria la reyerta entre agentes federales
ocurrida en el aeropuerto capitalino, cuando se suscitan los hechos del poblado
Tres Marías, Morelos.
Habrá que reconocer el esfuerzo de los voceros
gubernamentales para contar otra historia con una convicción digna de mejores
causas.
Las versiones bizarras inspiradas en el más candoroso
oficialismo acudieron primeramente a la tesis de la equivocación (“los
confundieron con delincuentes”).
Luego dijeron que los agentes norteamericanos habrían sido
atacados por grupos delictivos y los policías federales llegaron al rescate.
La embajada norteamericana, en cambio, fue tajante desde las
primeras horas en dos puntos para mi gusto cruciales:
(1) No fue equivocación, fue emboscada y…
(2) El ataque provino de uniformados con apoyo en segundo
plano de elementos delictivos.
Y aunque el presidente CALDERÓN ya extendió sus sentidas
disculpas al gobierno estadounidense, para todos queda claro que ello no basta.
Nuestros vecinos del norte no descansarán hasta que la
autoridad mexicana aclare nítidamente la identidad de los agresores y obre en
consecuencia.
Días tensos, sin duda, también en el campo de las relaciones
binacionales.