Cd. Victoria, Tam.- El partido más grande de las izquierdas, el PRD, observa
hoy los primeros síntomas de una postura divergente con la línea dura de su
excandidato ANDRES MANUEL LÓPEZ OBRADOR.
La
figura más visible es el gobernador electo de Morelos GRACO RAMIREZ GARRIDO
ABREU quien anunció para este miércoles la elaboración de un compromiso entre
legisladores y mandatarios de izquierda que podría levantar ámpula.
El
denominado “Acuerdo por México” buscaría, por principio, reconocer el fallo del
Tribunal Electoral sobre la urna presidencial, sea cual fuere la orientación
del mismo.
Y
este será, sin menoscabo de duda, el primer punto de confrontación entre el
planteamiento de GRACO y la visión de LÓPEZ OBRADOR.
En
especial, si consideramos que todo pinta para que el dictamen del TRIFE sea
favorable al triunfo del candidato priísta ENRIQUE PEÑA NIETO.
La
calificación definitiva del proceso está llamada entonces a bifurcar los
caminos de la izquierda.
(1)
Habrá quienes tengan vocación y convicción para continuar al lado de ANDRES
MANUEL en su desconocimiento de los resultados y en la exigencia de nombrar un
presidente interino que convoque nuevamente a votar.
(2)
Pero habrá también quienes prefieran dar la pelea dentro del marco
institucional, particularmente en la formulación de una nueva reforma política
encaminada a corregir las fallas que exhibió la contienda reciente.
En
la reunión de diputados, senadores y gobernadores de las izquierdas en
Acapulco, el plato fuerte sería la propuesta de un gran acuerdo político que
tendría por punto de partida el veredicto del TRIFE.
En
las palabras vertidas por GRACO a la prensa capitalina hay, por lo menos, tres
posicionamientos que me parecen reveladores:
El
primero, cuando exhorta a “no cometer el error del 2006 de desconocer al
próximo Presidente”, pues ellos les impediría impulsar “la agenda progresista”
que necesita México.
El
segundo cuando advierte que, a diferencia precisamente del 2006, “no vamos a ir
más allá de lo que hicimos, un presidente ilegítimo, un presidente verdadero y
no verdadero, esas cosas no vamos a hacerlas”.
Y
el tercero cuando define el acuerdo propuesto como un “diálogo con todas las
fuerzas”, es decir, “con el PAN y con el PRI y con todos” para llevar al país,
dice, a una nueva etapa de transición política que permita “civilizar las
elecciones”.
Hasta
aquí las palabras de RAMIREZ GARRIDO ABREU.
Ahora
esperemos a ver si, en verdad, ello es posible.
Cualquier
voluntad dialoguista se topará, desde luego, con el sector duro del obradorismo,
los activistas y simpatizantes ubicados en membretes de corte “movimientista”
como MORENA o su más reciente adquisición, los jóvenes de #YoSoy132.
Aunque
la disyuntiva se abre ahora de manera muy nítida.
Parecería
comprensible que quienes van en camino de incorporarse a las instituciones de
gobierno, se encuentren más cercanos al ánimo conciliador.
En
los días que vienen muchos de los activistas que anduvieron en las distintas trincheras
encontrarán lugar en las nuevas administraciones perredistas de Tabasco y
Morelos.
Para
septiembre estarán tomando posesión los legisladores de esta corriente política
en ambas cámaras, con sus respectivos equipos de trabajo.
En
diciembre un número todavía mayor aterrizará en el Distrito Federal y en 14 de
sus 16 delegaciones.
Ello,
amen de que los tres partidos involucrados (PRD, PT y MC) tienen una agenda
postelectoral orientada a fundar una nueva organización que los unifique.
Habrá,
pues, un sector cada día más numeroso de operadores y dirigentes intermedios
que tendrán menos tiempo para apoyar protestas y apersonarse en plantones.
En
las próximas semanas su prioridad será el tomar posesión de lo ganado, administrar
sus logros y disponer del territorio legítimamente conquistado.
Mi
impresión es que acabará por imponerse la vía gradualista e institucional.
Las
hogueras de la protesta no se apagarán fácilmente, pero creo que tenderán a ser
más focalizadas.