Cd. Victoria, Tam.- En esta capital, el CENDI de la SEP cumple hoy miércoles 58
días en paro de labores. Literalmente ha sido secuestrado por un grupúsculo minoritario
de maestras inconformes.
Alegando
diferencias de orden administrativo, 11 de las 86 empleadas de planta cerraron
dicha institución desde el martes 19 de junio, sin importarles que los pequeños
dejen de recibir el cuidado que merecen.
Tampoco
les preocupa que las madres de familia tengan que pagar guarderías privadas o
bien recurrir a familiares para que les cuiden a sus hijos durante todo este
tiempo.
En
respuesta, un grupo mayoritario de trabajadores ha cerrado filas en apoyo a su
directora, la maestra ANA GABRIELA TORRES.
Cuestión
de números. No es difícil calcular quien tiene el apoyo: las 11 personas que
optan por una acción obstructiva o las 75 que de manera pública se han
solidarizado con la administración actual.
La
profesora TORRES asumió ese cargo en julio del 2008. Supo desde el primer
momento que había bastante trabajo por hacer.
El
deterioro que entonces imperaba le motivó a recabar un testimonio gráfico para
dejar constancia del estado en que se encontraba dicho centro al momento de su llegada.
En
dicha colección de imágenes se observan cúmulos de basura, aulas sucias, baños
atascados, postes caídos, banquetas agujeradas, una maya ciclónica derribada y
el área médica en un desastre total.
Ese
fue el punto de arranque de su labor. Cuatro años después el contraste es obvio
y muy satisfactorio.
Con
apoyo de la base trabajadora, la directora repavimentó y enjardinó, extendió
las áreas verdes y los juegos infantiles, modernizó baños y comedores.
También
se dio a la tarea de construir una barda perimetral, un filtro de seguridad a
la entrada y un flamante foro al aire libre.
La
institución se transformó sustantivamente y de ello se dieron cuenta los padres
de familia.
Se
alcanzaron estándares de limpieza, orden y disciplina para bien de los 250
niños que hoy son atendidos, con edades que fluctúan entre la categoría de
lactantes (45 días de nacidos) y preescolar, de 6 años en promedio.
Las
fotos no mienten, ahí están para probar en qué condiciones operaba este CENDI en
2008 y cómo se avanzó bajo la gestión de ANA GABRIELA.
Por
ello resulta preocupante el que todos esos logros estén sufriendo hoy un retroceso
grave por los dos meses de parálisis que ha causado este movimiento cuyo único
fin es apoderarse de la dirección como un mero botín político.
Las
instalaciones resienten la ausencia de mantenimiento debido a la huelga, crece
la yerba nuevamente en los patios, afloran fugas de agua y descompostura de
tinacos. Y (algo muy lamentable) la reserva de alimentos se pudre.
Obrando
de acuerdo a derecho, la titular del CENDI levantó desde junio pasado las actas
correspondientes, notificando en tiempo y forma a la Secretaría de Educación.
La
Procuraduría del Estado fue enterada y dispuso reabrir las instalaciones, pero
las inconformes le cerraron el paso.
Acaso
por sensatez, los señores del ministerio público no han querido recuperar el
control por la fuerza. Aunque les asiste el derecho, temen al escándalo.
Sin
embargo han tomado nota y documentado detalladamente la cerrazón de dicho grupo
y su negativa tajante a devolver la estancia de manera pacífica.
De
todo ello hay constancia oficial. Necesario es entender que se trata de
espacios gubernamentales tomados ilegalmente.
Un
dato curioso pero muy revelador es que la camarilla de inconformes niegue el
paso a las autoridades pero, en cambio, le abra la puerta al profesor JOSE LUIS
CORONADO, hombre ajeno por completo al asunto.
Liderzuelo
magisterial de triste memoria, CORONADO se dice representante de algo que
llaman “nuevo sindicalismo” y suele aparecerse en calidad de germen oportunista
donde quiera que haya problemas, no para resolverlos sino para complicarlos más.
La
solución definitiva no debe esperar. Resulta insano que la ambición de unos
cuantos prevalezca sobre el interés general.