lunes, 30 de abril de 2012

Complacencias que matan


Cd. Victoria, Tam.- La preocupación por los trailers de doble remolque tiene al menos dos décadas en la agenda nacional y, como ocurre en tantos otros renglones, se dictan prohibiciones blandas que jamás se cumplen o que el desacato generalizado va venciendo por inercia hasta que las vuelve nugatorias.
Es decir, ilusorias, fingidas y sin aplicación práctica, dando al traste con el reclamo ciudadano de seguridad carretera.
Pero ocurre de pronto que en tiempo muy cercano, sobrevienen tragedias en cadena, una tras otra, donde los ingredientes son prácticamente los mismos: 
(1) Un camión con sobrepeso fuera de control.
(2) Un accidente aparatoso de consecuencias devastadoras y…
(3) Alto costo en materia de vidas humanas que va a la cuenta de familias indefensas.
Se diría que las medidas para frenar estos abusos se han reflejado únicamente en el terreno de las palabras.
A la abundancia de declaraciones por la parte oficial vino después el disfraz, la recategorización engañosa dispuesta por las empresas transportistas que siguen haciendo lo mismo, aunque ahora con el letrero de “doble semi-remolque”. 
Patraña vil. Como si agregar cuatro letras (“semi”) desapareciera por arte de magia su peligrosidad.
La farsa sirve acaso para que sus compañeros de ruta, las corporaciones policíacas, tengan un argumento tramposo en el cuál ampararse cuando alguien les pregunte si se está cumpliendo la ley.
Y mire usted que el repudio a dicha complacencia gubernamental se siente incluso dentro del propio gremio choferil.
RAFAEL ORTIZ PACHECO presidente de la Alianza Mexicana de Transportistas (AMOTAC) se sumó al clamor social que exige, de una vez por todas, prohibir la circulación de los automotores de doble caja.
La situación no está para tibiezas. Habría que esperar medidas bastante más serias y urgentes que la burocrática respuesta dada por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
Inexplicablemente, la dependencia se conformó con fijar un plazo de… ¡Seis meses!... contados, para colmo, a partir del 1 de julio próximo, para que los camioneros tengan a bien pasar a revisión ante esos elefantes blancos que son los Centros de Pesos y Dimensiones de la propia SCT.
Con pachorruda calma, el propio titular del ramo DIONISIO PÉREZ-JÁCOME, felizmente comentó que no es necesario bloquear carreteras, ya que “el diálogo está abierto”.
Explícaselo, DIONISIO, a los deudos de las 44 personas muertas en Poza Rica (y a los 26 heridos) cuando un transporte de esos “semi-dobles” dejó ir su carga sobre un autobús de línea atestado de paseantes.
O acaso quieran escucharlo los familiares de los 31 estudiantes accidentados (siete muertos, al menos) en la carretera México-Toluca el 12 de abril pasado, a raíz (adivinó usted) de que un armatoste del mismo tipo los embistió haciendo papilla al autobús y a sus ocupantes.
La Norma Oficial permite actualmente una y mil argucias para que los tráilers circulen por las carreteras con exceso de carga. Todo queda a criterio de quien los supervisa.
Lo cierto es que el transporte México es una cloaca profunda, un festín donde el jugoso “disimulo” une a concesionarios irresponsables con autoridades del más diverso calibre.
Para que no los verifiquen dejan, mínimo, un “quinientón” en cada punto de control. Multiplíquelo usted por el número de unidades que circulan las 24 horas del día en toda la República.
Y acaso sea plausible que ahora el gobierno prometa revisar dichas disposiciones. Aunque ello no les devuelve la vida a las víctimas de los 900 accidentes que ocurren cada año, provocados directamente por los señores de la plataforma doble.
La pregunta es si habría medidas inmediatas que emprender, mientras se cumple el plazo de verificación y en lo que se elabora (a lomo de tortuga) una nueva Norma Oficial.
No se escucha, por cierto, entre los presidenciables en campaña, un planteamiento enérgico que vaya más allá de enviar sus muy cristianas condolencias.