Cd. Victoria, Tam.- Ayer le comenté mi duda sobre la utilidad que tendría para ENRIQUE PEÑA NIETO la llamada “mesa de la verdad” acordada por las dirigencias del PRI y el PAN para discutir en torno a la pasada administración mexiquense.
Pregunté textual: “¿Por qué aventurarse al “clinch” directo, la lucha de contacto, en lugar de ignorar los señalamientos o responderlos a la distancia, desde el espacio controlado de los spots, comunicados y discursos?”
Y es que el PAN, como parte acusadora, tenía mucho que ganar, sobre todo si al paso de las horas, la cita cambio de escenario pues en lugar de verificarse en el hotel Ciudad de México tuvo lugar en una de las obras viales señaladas como inconclusas.
A cielo abierto, rodeados de polvo y cascajo, los enviados del partido tricolor se metieron prácticamente a la boca del lobo, es decir, al terreno elegido por sus adversarios.
En verdad les fue como en feria. Al momento de redactar estas líneas ya era noticia que el susodicho encuentro terminó en sainete, ante la presencia de una turba de simpatizantes albiazules cuya permanente rechifla impedía cualquier diálogo.
Finalmente, los enviados de PEÑA NIETO hubieron de retirarse y montar un encuentro paralelo con los medios en un espacio cercano.
Y aunque no haya ganador claro de un litigio que se abortó sin agotar mínimamente la temática acordada, la impresión es que será el PAN quien saque mayor “raja” del incidente.
Por la naturaleza del problema, la pelota siempre estuvo en la cancha panista, gracias a lo cuál la retirada tricolor puede hoy ser vendida mediáticamente como graciosa huida y aceptación tácita de culpas.
Desde luego, no es así. Los priístas cayeron en un garlito que (por cierto) ellos mismos ayudaron a formar.
Piénsese, por principio, que se trata de imputaciones graves contra el candidato que va puntero en todas las encuestas.
Ahora añádase que quienes formulan tales cargos marchan en segundo lugar y se encuentran hambrientos por acortar distancias a costa de lo que sea, pues el tiempo vuela.
Dirimir, pues, el asunto requeriría de un ambiente controlado, en igualdad de circunstancias y al estilo de un panel televisivo, que ningún factor externo (turbas, rechiflas, mentadas de madre) pudiera perturbar.
Nada de eso se contempló y ahora pagan su exceso de confianza.
Ante una desventaja tan notoria en los sondeos, las chicas y chicos del partido oficial (el PAN) se comportaron como si fueran la oposición.
Es decir, como el retador en una pelea de box que busca confrontar a su rival en todos los terrenos, sin esperar a que buenamente se acerque al centro del cuadrilátero.
El caso es que hoy, el equipo de JOSEFINA tiene razones de sobra para levantar sus ánimos, aunque todavía falta por ver si también levanta sus números.
Vaya que los seguidores de la CHEPIS tenían rato esperando una satisfacción, tras varias vapuleadas al hilo que hubieron de soportar en asuntos como la diáspora de simpatizantes en el estadio azul y el cuasi-desmayo de la candidata.
Por eso hoy celebran de buena gana haberle aboyado el casco (el copete, acaso) a su contrincante, con un asunto que aún posee un potencial ofensivo considerable. El juicio (con lupa) a la gestión mexiquense.
Y aunque los priístas se habían mostrado algo reacios al empleo de descalificaciones o ataques directos contra la señora VAZQUEZ MOTA, los hechos de este lunes quizás convenzan al cuarto de guerra tricolor de que la mejor defensa es el ataque.
A lo cuál deberán agregar una pizca de malicia la siguiente vez que se les ocurra asomar las orejas en la madriguera del enemigo.
Y es que la desventaja vuelve rudo hasta al más educado y la abanderada panista no es la excepción.
Por si PEDRO JOAQUÍN no se ha dado cuenta, la antaño prudente ex-titular de la SEP está buscando sacar las uñas y enseñar los colmillos hasta el borde mismo de las encías desde aquel anunciado “golpe de timón”.
Razón por lo cuál, ponerse de “pechito” no es precisamente la mejor opción.