Cd.
Victoria.- Un nombre, BALTAZAR, sintetiza el rumbo
del priísmo tamaulipeco hoy día, en un entorno que apenas la semana pasada
barajaba siete opciones y el mismo número de filiaciones, identidades, sueños y
ambiciones grupales.
Panorama disperso y beligerante que nos
dibuja el tamaño de reto que hoy tiene enfrente el candidato y también su
partido. El desafío de construir la unidad en un horizonte dominado por la
diversidad.
Abundancia de fuerzas en movimiento que fue
tema recurrente de esta columna en el último trimestre de 2015 y las primeras
semanas de 2016.
Revelada la identidad del candidato, se
diría que los operadores de BALTAZAR HINOJOSA tienen de entrada bastante tarea
por realizar a lo largo y ancho de la geografía tamaulipeca.
CONTROL
DE DAÑOS
Inaplazable la operación cicatriz, cabría
preguntar cuál va a ser la estrategia con el puñado de grupos locales que durante
largos meses gastaron dinero, tiempo y esfuerzo en apoyo a los precandidatos
perdedores.
Cuestión de recordar aquellos costosos
espectaculares y los folletos multicolores impresos por decenas de miles.
Las pintas y pegotes, la birsutería impresa
con foto, logotipo y emblema de cada aspirante, ceniceros, vasos, encendedores,
lápices, papel membretado.
Aunque también el cortejo sistemático a editores
y plumas, las visitas a redacciones, el monitoreo de medios, entrevistas,
inserciones y todo el trabajo para inducir opiniones favorables.
Añádanse el acarreo, las horas-hombre gastadas
en tramoya, tarimas, gradas, estrados, mamparas, plataformas.
Los ostentosos operativos de seguridad, las
cabalgatas multitudinarias y las comelitonas masivas amenizadas por cantadores
de la más diversa catadura, del trío huasteco al mariachi, del reguetón al
norteño.
Sin olvidar la encuestología bizarra con
resultados al gusto del patrocinador, videos y jingles promocionales, la
intensa actividad en redes, de Twitter y Facebook a Instagram y YouTube.
Todo eso y mucho más que acaso pueda
resumirse en la palabra posicionamiento, definido este como el lugar que ocupa
una imagen pública no sólo en el mercado electoral sino, sobre todo, en la
mente y corazón del votante.
¿Cómo hacer, pues, para reciclar toneladas
de esfuerzo, reencausar emociones y redireccionar todo ese contenido en favor
de una sola causa?
JUNTAR
LOS PEDAZOS
Tareas urgentes, imponer y convencer.
Conjúguese el primer verbo en los estratos más altos, donde el imperativo de
hoy se engloba en la palabra disciplina.
Aplíquese el segundo en los grandes
contingentes donde afianzar la candidatura de unidad tiene que ver con una
dinámica incluyente por vías como la persuasión, el consenso, la negociación.
Máxime ahora que el PRI tendrá enfrente su primer
candidato de peso desde que en 1992 MANUEL CAVAZOS compitió con JORGE CÁRDENAS.
En efecto, pese a los negativos que
arrastra el panista PACO CABEZA, lo cierto es que llega a la competencia con la
decisión y voluntad de ganar.
El exalcalde reynosense está muy lejos de
ser un contrincante de paja como sin duda lo fueron (1) GUSTAVO CÁRDENAS en
1998 contra TOMÁS YARRINGTON, (2) el mismo GUSTAVO ante EUGENIO HERNÁNDEZ en
2004 y (3) JOSE JULIAN SACRAMENTO (cuñado de GUSTAVO) frente a RODOLFO TORRE en
2010.
Dicho en forma amable, los candidatos del
PRI contendieron en las tres anteriores campañas con adversarios demasiado blandos,
decididamente benignos y donde el debate de ideas y proyectos fue escaso o
nulo.
Competidores a modo que subieron al ring a
cumplir un papel similar al de aquel boxeador mexicano, el “Pulgarcito” RAMOS.
Auténtico bulto que alcanzó notoriedad por su estoica capacidad para soportar
golpes durante el tiempo necesario para dar por efectuada la pelea. Ahora será
distinto.