viernes, 12 de febrero de 2016

El gatopardo argentino

Cd. Victoria.- El papa JORGE MARIO BERGOGLIO inicia por fin su postergado viaje a nuestro país con actividad del 12 al 17 de febrero, visitando la capital mexicana, Chiapas, Michoacán, Chihuahua y el Estado de México.
Demasiadas especulaciones se han tejido en torno a su identidad ideológica. Dudas que el mismo pontífice ha propiciado desde que eligió el nombre de FRANCISCO, honrando al predicador italiano del siglo trece, FRANCESCO D’ASSISI, el santo de los pobres.
Y también cuando asoman en su huerto algunas posturas liberales como su deseo de poner a discusión el celibato y la equidad de género.
O cuando toma distancia de la postura homofóbica que por tradición ha marcado a su iglesia. O cuando endurece el puño contra los curas pederastas.
Sin olvidar su reordenamiento de las finanzas eclesiales en pos de la simplificación y la transparencia, reconocido, entre otros, por el sacerdote texcocano ALEJANDRO SOLALINDE.

PAPA BOMBERO
Cabe preguntar, ¿es BERGOGLIO un hombre del sistema?, por supuesto, ¿identificado con los intereses esenciales del holding financiero, inmobiliario y religioso denominado Vaticano?, también, ¿es un revolucionario?, ¡absolutamente no!..
¿A qué vienen entonces esos desplantes telúricos que hoy causan nerviosismo al sector más añejo de la curia y provocan nauseas al cardenal NORBERTO RIVERA?
La razón es que JORGE MARIO posee el diagnóstico realista que no quisieron asumir sus antecesores, WOJTYŁA y RATZINGER. La institución vive hoy una profunda crisis de credibilidad que pone en peligro su supervivencia.
Desafío que se expresa en (1) una Europa cada vez más laica, secularizada que (2) ya no asiste a las iglesias, hoy semivacías, convertidas en sitios turísticos, (3) una civilización global que, por mayoría estadística, considera obsoletos muchos dogmas de fe, amen de (4) la alarma porque el problema de la pedofilia pasó de ser un “lamentable caso aislado” a un abuso antiguo y ampliamente perpetrado, cuyas víctimas asoman en todo el planeta.
Los focos rojos están ahí, cuando millones de católicos desoyen el dogma y prefieren hacer caso a sus gobiernos en la práctica del control natal.
Cuando demuestran no temer a los castigos del infierno y acuden felizmente al divorcio, el adulterio, la diversidad sexual, el amor libre.
Están ahí, con la invasión hormiga del Islam a Europa que ya reclama espacios en las principales capitales, la expansión del budismo en la América anglosajona y del protestantismo en América latina.

PAPA PRECURSOR
No se necesita, pues, ser cura de izquierdas ni teólogo de la liberación para reconocer que la jerarquía se encuentra ante la disyuntiva de renovarse o morir, adaptación o derrumbe.
La bandera de JORGE MARIO es la inaplazable urgencia de la modernidad, que significa apertura, pluralidad, transparencia, equidad de género, combate a la impunidad clerical y media docena de rubros más.
Está más cerca del progresismo de HANS KÜNG que de la revuelta estilo CAMILO TORRES o SERGIO MÉNDEZ ARCEO.
Sabe bien que desde la extraña muerte de ALBINO LUCIANI (JUAN PABLO I), la entronización de KAROL WOJTYŁA (JUAN PABLO II) y JOSEPH RATZINGER (BENEDICTO XVI), el conservadurismo se apropió de la curia romana, el colegio cardenalicio y la alta burocracia durante 35 años.
Como el personaje ficticio de LAMPEDUSA en su única novela “El Gatopardo”, el papa FRANCISCO tiene plena conciencia de que la institución a su cargo necesita cambiar para permanecer, antes de que sea demasiado tarde.
Y aunque en algo se parezcan, su modelo no es precisamente el de LUCIANI. Se asemeja más al papa RONCALLI (JUAN XXIII) partidario del avance selectivo y gradual. Un precursor que allana el camino para cambios más profundos que deberán venir después.