lunes, 22 de febrero de 2016

Pajarraco habemos

Cd. Victoria.- La capital tamaulipeca ha vivido en semanas recientes episodios de violencia que creímos superados. El rumor de que una disputa entre bandas estaría “calentando la plaza” encuentra oídos dispuestos.
Destacan tres puntos:
(1) Noticia oportuna, este sábado fue capturada la célula delictiva responsable de los ataques contra negocios locales que costaron vidas inocentes.
(2) Precisión necesaria, los blancos de dichas acciones se ubican en giros muy específicos: antros y depósitos de cerveza, en su mayoría.
(3) Y también el deslinde. A los hechos reales se suman fantasías deliberadas que corren por las redes con el aparente propósito de sembrar temor, desconfianza, confusión.
Lo comenté aquí apenas la semana pasada, a propósito del episodio penitenciario que, por igual, se solventó gracias a la rápida respuesta institucional.
-“A la herida abierta”, escribí, “acuden prestos los virus oportunistas.”
Para añadir:
“Luego resulta que videos y fotografías presentados como recientes (y supuestamente locales) en realidad son archivos muy viejos y reproducen sucesos acaecidos (asómbrese usted) al otro lado del país.” (Interiores, “Duda universal”, jueves 18 de febrero, 2016).

FALACIAS SERIALES
Pues bien, este fin de semana las redes sociales se infestaron de mensajes por demás repetitivos, tan parecidos entre sí que cabría suponer la existencia de un machote sobre el cuál se trabajó, con ligeras variantes.
Pretendidos anuncios de comercios victorenses (una docena, al menos) informando de un presunto cierre indefinido por razones de seguridad.
Restaurantes, cines, tiendas de regalos, el hospital del Seguro Social y hasta instituciones educativas como es el colegio ESCANDÓN en sus tres niveles, primaria, secundaria y preparatoria, incluyendo ULSA.
En esencia, el texto era este:
“Siguiendo el consejo de las autoridades les informamos que el establecimiento se encontrará cerrado a partir de hoy y hasta nuevo aviso, esto para asegurar su bienestar y el nuestro."
Elementos comunes, su redacción y diseño. Estilo semejante, similar formato y hasta la misma tipografía en algunos casos. Malsana su búsqueda del impacto emocional entre la población.
Esa amalgama de sentimientos ambiguos que van de la indefensión al vértigo para transformarse rápidamente en reclamo ciudadano contra la autoridad gubernamental.

TUFO ELECTORERO
El olor a falsificación se capta desde el primer vistazo. Más cuando comprobamos que al momento de circular estos engendros, la empresa Cinépolis estaba dando servicio con regularidad, igual que otros comercios.
En el caso del IMSS (cuyo presunto cierre se antoja risible) el letrero va dirigido a sus “clientes” y no a los derechohabientes.
Confirmaría ello la sospecha de que se trabajó sobre un esquema único, cambiando sólo el nombre del remitente. Maquila ciega y burda.
Desde luego, imposible negar que Victoria ha vivido por estos días un brote de violencia real.
Cuestión de asomarse a los medios para constatar que la emergencia existe. Aunque (ojo) también se informa de capturas, hay reportes de acciones efectivas y resultados tangibles.
Sobre esta coyuntura apareció de pronto dicha campaña en redes buscando sacarle jugo político a la desinformación. La pregunta es quien mueve esto, a quién le conviene.
Si además recordamos que tales hechos ocurren al arranque de un proceso electoral, tendremos que remitirnos a embestidas similares observadas en procesos anteriores (hace 6, 12, 18 años).
Tareas de alcantarilla atribuidas desde entonces a un partido político en concreto y conocidas con el mote del “Operativo Ave Azul”.
Pajarraco con cuernos esta vez…
Truculento ahora en su conducción…
Aunque el color, finalmente, es el mismo.