martes, 23 de febrero de 2016

El futuro hoy

Cd. Victoria.- El próximo 4 de julio se cumplen 40 años de una elección que fue parteaguas y referente obligado en la historia del sistema político mexicano.
El priísta JOSÉ LÓPEZ PORTILLO ganó en 1976 unos comicios donde compitió solo, sin adversario al frente, flanqueado por sus satélites, PARM y PPS.
Un conflicto interno en el PAN, entonces a cargo del abogado potosino MANUEL GONZÁLEZ HINOJOSA, le impidió lanzar candidato.
Su decisión final de no participar pareció inspirada en el rechazo a lo que consideraban un esfuerzo inútil. La frustración ante la imposibilidad de enfrentar al PRI con éxito.
Le fue adjudicado a JLP el 91.9% de los votos (resultado imposible hoy día) quedando el resto entre sufragios nulos y las boletas de un candidato sin registro, con presencia marginal, VALENTÍN CAMPA, del semiclandestino Partido Comunista.

AÑOS DE APERTURA
La tarea urgente del nuevo mandatario era recomponer a fondo el sistema, echando mano de un estratega eficaz, JESÚS REYES HEROLES, secretario de Gobernación.
Se adjudica al politólogo veracruzano el mérito de aquella reforma que permitió el retorno del PAN y otorgó registro a diversos partidos de izquierda (el PC, lo más relevante) y uno de extrema derecha, el Demócrata Mexicano.
Empezaba un largo camino por la reinvención de las competencias electorales. Llegan los diputados plurinominales, el financiamiento a los partidos, los representantes de casilla, el acceso a radio y televisión.
Al paso de los años, las oscuras urnas de madera se convirtieron en ánforas traslúcidas y después transparentes. La fotografía del votante apareció primero en la credencial y luego en el padrón.
Tras la polémica elección de 1988, donde un disidente priísta, CUAUHTEMOC CÁRDENAS, le disputó con fuerza el poder a CARLOS SALINAS, se crea un organismo electoral autónomo, el IFE, hoy renombrado INE.
Surgen instancias de justicia para ventilar querellas electorales y en 1997, a la mitad de ZEDILLO, el regente capitalino fue reemplazado por un Jefe de Gobierno electo.
Desde SALINAS fueron noticia los primeros gobernadores del PAN, en entidades como Baja California y Chihuahua.
A lo largo de 40 años, el viejo PC de VALENTIN CAMPA habría de fusionarse con entidades afines para formar nuevos proyectos como el PSUM, el PMS y finalmente el PRD.
Partido que avanzó con ZEDILLO, conquistando gobiernos en Michoacán, Zacatecas y la capital del país, donde ha ganado de manera sucesiva en 1997, 2000, 2006 y 2012.
El PAN obtuvo la presidencia en 2000 con VICENTE FOX y en 2006 con FELIPE CALDERÓN. En 2012 la alternancia permitió el retorno del PRI abanderado por ENRIQUE PEÑA NIETO.

SALDO IRREGULAR
Cuatro décadas después de aquella elección solitaria de JLP, sería de esperarse que México tuviera un sistema de partidos fuerte y competitivo.
No ha ocurrido así. De cara a la contienda presidencial de 2018, el PRI controla de nuevo Palacio Nacional y el PAN solo manda (o comparte el poder) en un puñado de gobiernos, como son Baja California, Baja California Sur, Guanajuato, Querétaro, Puebla, Oaxaca y Sinaloa.
En la izquierda, tras una serie de rompimientos, deserciones y la escisión gravosa de MORENA, lo que hoy queda del PRD únicamente gobierna (o participa) en entidades como Ciudad de México, Michoacán, Morelos, Tabasco (y de nuevo) Puebla, Oaxaca y Sinaloa.
Coloreado el mapa, la presencia opositora se expresa en modestos manchones azules y amarillos (más el verde de Chiapas y el gris de Nuevo León) conquistados en algunos casos mediante coaliciones híbridas unidas por desertores del tricolor.
Rudo el diagnóstico pero 40 años después, los dos adversarios principales del PRI (el PAN y el PRD) difícilmente merecerían el título de partidos políticos nacionales.