Cd. Victoria.- Quiero imaginar el estruendo, grabado hoy de manera indeleble en la memoria de esos atletas madrugadores que, sin importar el frío o la lluvia, se dan cita todo el año en el estadio “Marte R. Gómez”.
El pesado techo del vecino
parque de béisbol “Praxedis Balboa” se colapsó a las primeras luces del jueves
para convertirse en noticia nacional, junto a las imágenes del microbus hundido
en el vado de la “Moderna”.
Oportunidad acaso para
que las autoridades retomen el consabido proyecto de convertir dicho espacio en
el estacionamiento arbolado que están esperando no sólo los usuarios del “Marte”
(entre ellos, los aficionados del equipo Correcaminos) sino de toda la unidad “Adolfo
Ruiz Cortínez”.
Se antojaría, incluso
(soñar no cuesta) una solución más amplia donde se reconsidere no sólo el ya
irreversible colapso del viejo parque sino también la terca permanencia de esos
ticuruches feos y disfuncionales que hoy albergan a la burocracia deportiva.
DE CHILE, DE DULCE
La saturación de
instalaciones en dicha explanada no estaba incluida en el elegante diseño
inicial de la “Ruiz Cortínez”.
Al paso de los años y los
sexenios, sucesivos funcionarios le fueron añadiendo ideas de su cosecha, no
todas necesarias: alberca olímpica, gimnasio, cancha de futbol y tenis,
escuelita, oficinas y la reconversión de la vieja biblioteca.
Algunos espacios, como
las canchas de basquetbol sobre la calle 19, están ligados al recuerdo juvenil
de millares de victorenses, como por igual se sabe que el llamado “patinadero”
del 16 Carrera ha sido concurrido y exitoso desde los primeros días.
Me pregunto, no obstante,
si tiene sentido conservar la escuela o acaso una reubicación pudiera
liberar espacios y salvar de la asfixia a todo el conjunto.
La decisión parece inducida,
pues, por la naturaleza que hoy vuelve poco plausible la reconstrucción del “Praxedis”.
La lógica indica que, por sentido común, debe ser derribado y acaso proyectado
en otra parte.
Necesario es recordar que
por añeja costumbre nos dimos en llamar “parque” a lo que en realidad es un
estadio de béisbol.
Quede, pues, como
observación que abona nuestro surrealismo cuerudo el haber construido dos
estadios juntos que al paso de los años terminarían operando sin
estacionamiento propio.
La oportunidad es de oro
y llega sola, tras la visita repentina, un tanto errática pero fulminante, de
la tormenta “DOLLY”.
A problemas sistémicos,
soluciones integrales. La crisis de dicha unidad deportiva exigiría hoy darle
permiso a la imaginación, reconsiderar el uso del espacio y adoptar las
decisiones pertinentes. Visitantes y usuarios lo van a agradecer.
DESINDEXACION URGENTE
Y, bueno, sobre el asunto
de los salarios que hoy está a discusión en todas las trincheras políticas, los
partidos de izquierda están adelantando una iniciativa si duda necesaria.
Antes de pensar siquiera
en los montos o ritmos de cualquier estrategia que quiera incrementar los
ingresos, un grupo de diputados está proponiendo, por lo pronto, desvincular
todos los cobros, (multas, pensiones, impuestos, créditos y demás) hoy
calculados en función de los minisalarios.
Y es que, parece que no,
pero la indexación de estos pagos a la variable salarial representa una razón
más que, de manera silenciosa pero efectiva, conspira contra la posibilidad de un
incremento sustantivo.
Es una “atadura”, dicen
los diputados de MC, PRD y PT que cabildean el asunto con la capitalina LUISA
MARÍA ALCALDE a la cabeza.
Habría que reformar (calculan)
568 artículos de 140 leyes federales, incluyendo el artículo 41 de la carta
magna.
Tendrían que elegir
entonces una medida de referencia distinta y al respecto se piensa en las
Unidades de Inversión (UDIS) creadas por el Banco de México para solventar la
crisis de 1995, herramienta de uso en actividades mercantiles como son los
créditos hipotecarios.
Las UDIS poseen un valor
dinámico establecido en función del Índice Nacional de Precios al Consumidor, es
decir, de la inflación.