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Victoria.- La nota necrológica del semanario
porfiriano “El Mundo Ilustrado” fechada el 15 de abril de 1908 en la Ciudad de
México, reporta el fallecimiento del escultor FEDERICO HOMDEDEU, profesor de la
Escuela Nacional de Bellas Artes, cuyos restos irían al Panteón de Dolores.
De origen catalán, HOMDEDEU fue autor prolífico
de un arte estatuario y monumental que rindió culto al panteón patrio del siglo
19, entre la Independencia y la Reforma.
Trabajando por encargo gubernamental, su
obra va de MIGUEL HIDALGO a BENITO JUÁREZ, de JOSEFA ORTIZ a GUILLERMO PRIETO.
Y también un número importante de los
patricios liberales que hoy día encontramos sobre Paseo de la Reforma en la Ciudad
de México.
Entre ellos, el general tamaulipeco,
héroe de la intervención francesa, PEDRO JOSÉ MÉNDEZ, cuyo monumento se ubica
cercano a la calle Río Sena.
A menos de cien metros se yergue la
Columna de la Independencia, contigua también la embajada de Estados Unidos y
enfrente, sobre la acera contraria, la estatua que el mismo HOMDEDEU hizo de
otro paisano nuestro, el gobernador JUAN JOSÉ DE LA GARZA.
Ambas esculturas, MÉNDEZ y DE LA GARZA,
fueron develadas el mismo día 16 de septiembre de 1902, pavimento de por medio,
una frente a la otra.
RÉPLICA
LOCAL
En 1922, bajo el gobierno del general
CESAR LÓPEZ DE LARA, se instaló una copia de la referida estatua en la
concurrencia de las avenidas MADERO y CARRERA TORRES de esta capital.
Las fotografías de la época nos muestran
un monumento solitario sobre su pedestal, de cara al sol, con una inmensa y
polvorienta llanura a sus espaldas.
No había más que territorio yermo, ahí donde
hoy se levanta el estadio de futbol MARTE R. GÓMEZ, la biblioteca RUIZ CORTINES
y (hasta hace poco) el parque de béisbol PRAXEDIS BALBOA.
Al respecto, cuenta el doctor JOSE LUIS
PARIENTE en su libro “El álbum familiar del general PEDRO J. MÉNDEZ” (hecho al
alimón con OCTAVIO HERRERA, UAT, 1993) que no hay registro sobre la autoría de
dicha copia, aunque sabemos que el original está en Paseo de la Reforma y es
obra de HOMDEDEU.
En una y otra, junto a sus cañones, el
bravo militar oriundo de Villa Hidalgo apunta su brazo izquierdo al horizonte
mientras sostiene la espada con la mano derecha.
Dato curioso, durante décadas, las
autoridades locales se dieron a la costumbre de remozar la copia local con
capas de pintura dorada, haciéndolo lucir como angelito de iglesia o monigote
de pastel de bodas.
No fue sino hasta la administración
actual cuando la efigie del general MÉNDEZ recuperó su original color
broncíneo.
DESTINO
INCIERTO
Y bueno, por enésima ocasión la estatua,
sus cañones y glorieta son motivo de discusión, polémica, ante el clamor cada
día más amplio de buscarle un mejor lugar.
Por principio es una cuestión elemental
de vialidad. Dado el congestionamiento que hoy registra CARRERA TORRES, se infiere
que el flujo vehicular mejoraría bastante si la perpendicular que hace con
MADERO solo tuviera por árbitro al semáforo.
Aunque también preocupa el valor del
monumento y el aprecio que merece el personaje. Durante décadas, muchas veces
ha sido vandalizado.
Lo cuál va desde encasquetarle un
sombrero de palma, hasta atorar una botella de caguama junto a la rueda de
carreta o colgar alguna prenda femenina en el espadín.
Preocupa también esa costumbre de la
afición local que celebra (por igual) triunfos y fracasos futboleros danzando
alrededor de dicha glorieta como si fuera el Ángel de la Independencia.
Parece haber, pues, un consenso de que es
necesaria una reubicación. La duda es a dónde. ¿A la explanada vecina de la
unidad RUIZ CORTINES donde hoy se encuentran los juegos infantiles?, ¿Al Paseo MÉNDEZ?,
¿A la nueva glorieta de la avenida Tamaulipas?, ¿A dónde?...