jueves, 23 de octubre de 2014

Pacientes para Ekman



Cd. Victoria.- El doctor PAUL EKMAN es toda una celebridad en ese ramo de la psicología norteamericana que va dirigido a grandes públicos, entre la masa de lectores fáciles que no buscan explicaciones profundas sino fórmulas prácticas de aplicación inmediata.
Sus estudios sobre la expresión facial de las emociones han calado hondo en la ciencia forense, los métodos de interrogatorio policial, la publicidad y el marketing político.
El punto fuerte de su trabajo es lo que él llamó “microgestos”, pequeñas inflexiones cargadas de significado, detectables en rostro y cuerpo del individuo observado.
Manifestaciones a menudo imperceptibles para el ojo común, aunque visibles para el observador entrenado y también para la videograbación reproducida a distintas velocidades, cuadro por cuadro incluso.
La tesis de EKMAN es que existe todo un vocabulario de expresiones no verbales con validez universal y que, por encima de las diferencias culturales, serían idénticas lo mismo en un nativo de Nueva Guinea que en el presidente de Estados Unidos.

REALIDAD Y FICCIÓN
La fama de EKMAN se catapultó en 2009 cuando la cadena televisiva FOX estrenó una serie detectivesca inspirada en sus investigaciones, con el nombre “Lie to me” (“Miente, si puedes”).
Su personaje principal de nombre CAL LIGHTMAN (interpretado por el actor británico TIM ROTH) pretende ser una calca del propio PAUL EKMAN quien, por cierto, fue contratado como asesor en la diseño de la historia, la confección de guión, atmósferas y personajes. Por ello al final de cada capítulo aparece su nombre.
En total se hicieron tres temporadas (48 programas) con buena respuesta de auditorio y crítica, la última en 2011.
Amigos y familiares de quien esto escribe me cuentan haberla disfrutado en su momento por transmisión directa en SKY (o, incluso, AZTECA 7).
Sin embargo, debo decir que en el formato de “streaming” (NETFLIX) acaso se disfrute mejor, por la libertad de accesarla a la hora y día que al televidente le pegue su real gana.
Mejor aún, cuantas veces quiera, pudiendo ver de sopetón el número de episodios que su tiempo le permita (y el cuerpo aguante).
La otra opción es comprar temporadas completas en Blu-Ray, ciertamente de calidad superior, aunque siempre habrá alguien (como el autor de esta columna) a quien le parezca más comodino operar el “streaming” desde su control remoto en vez de andar quitando y poniendo discos.

MENTIROSOS CÉLEBRES
La oficina de LIGHTMAN luce tapizada con grandes pósters de celebridades pilladas en alguna mentira o en una expresión significativa que (a la sazón) revele más de lo que dicen sus palabras: BUSH, CHENEY, CLINTON, LEWINSKY, MANDELA y GANDHI, entre tantos más.
Y son las mismas emociones que catalogó EKMAN: alegría, ira, miedo, repugnancia, sorpresa, tristeza, alivio, bochorno, complacencia, culpa, diversión, desprecio, desdén, entusiasmo, excitación, placer, orgullo o vergüenza (o una combinación de varias).
Así se emplaza, desde el primer capítulo, la historia de un experto en conducta humana, especialista en comunicación no verbal, que desde una elegante agencia privada brinda servicios de psicología forense en forma independiente.
Sus clientes igual pueden ser corporaciones policíacas que consorcios interesados en conocer la lealtad de sus ejecutivos, candidatos en campaña y hasta maridos (probable o probadamente) cornudos.
El tema es tan atractivo (pegajoso, diríamos) y tuvo tal éxito que la serie “Lie to me” no sólo hizo célebre a PAUL EKMAN sino que propició un número incontable de imitadores.
Presuntos expertos que ofrecen hoy cursos rápidos por Internet (de calidad pobre, a menudo) cuya simplificación derivó hacia el terreno del “coaching” y la autoayuda, abaratamiento que al doctor EKMAN no debe hacerle mucha gracia.
Y bueno, aplíquese el género a las campañas políticas en puerta, aquilátese la sinceridad del discurso, las gesticulaciones paralelas que parecen desmentirlo y tendremos un hermoso tema para los meses venideros.