Cd. Victoria.- A mediados de 1995, primer año del gobierno zedillista, un escuadrón motorizado de la policía guerrerense se presentó en el municipio de Coyuca para ejecutar órdenes precisas.
Acribillan sin
contemplaciones a un grupo de civiles, miembros de la Organización Campesina
Sierra del Sur que se dirigían en dos vehículos (un camión Torton y una
camioneta de redilas) a un mitin organizado en la cercana población de Atoyac.
El recuento final fue de
17 campesinos muertos y el episodio será recordado como la “Masacre de Aguas
Blancas”, por el poblado cercano al lugar del ataque, sobre el vado del río “La Hamaca”.
Paraje donde hoy se
yergue un monumento de mampostería construido por el ayuntamiento local, en
honor (dice textual) a los “17 campesinos masacrados por el gobierno”.
¿Gobierno?, la palabra
está escrita así, con todas sus letras, deslindando con claridad de donde vino
la agresión y señalando la culpa, sin tapujos ni sutileza alguna, hacia la
autoridad del Estado.
Lo cuál me permite
recordar la leyenda de aquel bandido justiciero BENITO CANALES, cuyo corrido subraya
desde la primera estrofa una frase igual de categórica: “el gobierno lo mató”.
CAUCE DE LA NOTICIA
Al ocurrir la masacre de
Aguas Blancas los medios no lucían la versatilidad tecnológica que hoy hace
posible la información instantánea.
Internet estaba en
pañales, no había redes sociales que reportaran al minuto lo sucedido desde
algún teléfono inteligente (tampoco existían) ni portales de video a donde subir
evidencias.
Por ello corrió lenta la
noticia, imponiéndose en las primeras semanas la versión del gobernador RUBEN
FIGUEROA quien culpaba a los campiranos de haber atacado a la policía.
La verdad era exactamente
lo contrario. Fue un acto premeditado de represión política contra pobladores
pacíficos, ordenado desde el más alto mando estatal.
Pero la información no
circulaba tan rápido, transcurrieron semanas hasta que alguien pudo reunir los
testimonios en video grabados en cinta magnética. En memoria analógica, pues la
digital aún no se conocía.
Cuestión de observar el
“timeline” de la tragedia.
(1) La matanza sucede el
28 de junio de 1995, pero la TV nacional le dará el tratamiento justo (2) hasta
el 24 de febrero de 1996 (¡Ocho meses después!) en un programa conducido por
RICARDO ROCHA y, a consecuencia de la denuncia, (3) el gobernador FIGUEROA pedirá
licencia el 12 de marzo de 1996 (17 días más tarde).
Pasado ya el segundo año
del régimen, no fue preciso llamar a elecciones sino únicamente nombrar un sustituto
en la persona del entonces presidente del PRI guerrerense, un economista graduado
en la UNAM y de apenas 39 años. Su nombre: ANGEL AGUIRRE RIVERO.
OTROS TIEMPOS
Vueltas que da la vida,
es el mismo ANGEL AGUIRRE que, tras concluir su mandato en 1999, será diputado
federal y luego senador, por el mismo partido.
Y como su paso por la
gubernatura había sido en calidad de reemplazo, al arranque del 2010 AGUIRRE hará
patente su aspiración de repetir en el cargo.
Sin embargo, el PRI
nacional decide lanzar como candidato de unidad (sin mediar competencia) al
alcalde de Acapulco MANUEL AÑORVE.
Inconforme, AGUIRRE buscará,
sin dificultad, ser nominado por el PRD y luego por el PAN, coalición que será
coronada por el triunfo en enero del 2011.
Ya gobernador, el hombre ha
sido acusado de recibir dinero ilegal en su campaña al igual que varios
alcaldes del PRD.
Entre ellos el de Iguala
(hoy prófugo) JOSE LUIS ABARCA, responsable central de un episodio sangriento
que recuerda al de Aguas Blancas.
El ataque en Ayotzinapa,
donde policías acribillan a un equipo de futbol y secuestran a medio centenar
de normalistas, los días 26 y 27 de septiembre pasado. Aunque ahora la noticia no
corre tan lenta, siendo tema de indignación mundial.
Por segunda vez en su
vida, un caso de brutalidad policial parece alterar el destino de ANGEL
AGUIRRE. La diferencia es que mientras el episodio de Aguas Blancas lo encumbró,
el de Ayotzinapa podría derribarlo.