Cd. Victoria.- Sabio es aquel que reconoce sus límites. ¿En qué momento el ingeniero CUAUHTEMOC CÁRDENAS tendría que haberse retirado?
Antes del 2 mil creo, su
elección más desastrosa, donde se fue al tercer lugar, abajo de FOX y
LABASTIDA.
Atrás quedaban las
emotivas jornadas de 1988, cuando tenía 54 años de edad (nació en 1934) y supo
despertar la esperanza en un país vulnerado por el desastre lamadridista.
No había, para su
desgracia, el marco jurídico que permitiese la alternancia. No existía el IFE
(ni institución autónoma semejante) y los comicios estaban en manos de una
burocrática Comisión Electoral, orgánicamente uncida a Gobernación.
Peor aún, para el conteo
de votos se montaban unos engendros llamados colegios electorales, con un PRI
que además tenía el control de todas las gubernaturas y mayoría constitucional
en ambas cámaras. Nada impediría el ascenso de CARLOS SALINAS.
CUESTA ABAJO
Para 1994, el mejor
momento en la vida de CÁRDENAS ya pasó. Tiene 60 años y enfrenta a un país
asustado por el crimen de COLOSIO y la guerra en Chiapas, que habrá de votar
con miedo (inducido, decían los analistas) en favor de ERNESTO ZEDILLO
Contó también la
presencia de un adversario leguleyo como DIEGO FERNANDEZ que saltaría al ruedo
con la única misión de golpear a la izquierda y abrirle paso a ZEDILLO.
En 2000, con menos fuerza,
CÁRDENAS insiste en repetir la faena, ya tiene 66 años y lo anima el único
triunfo que como opositor alcanzaría, el gobierno del DF en 1997.
Una triste medalla de
bronce será la que alcance ese año, tras una campaña donde pareció acendrarse el
gesto malhumorado y el hablar golpeado, hosco, que luego habría de imitar el
actor televisivo ARATH DE LA TORRE.
Todavía en 2006, CÁRDENAS
seguirá aferrado a su sueño de considerarse “la única posibilidad que existe en la
izquierda de construir una mayoría política.”
Pero ya ajusta 72
primaveras y un tabasqueño oriundo de Macuspana, 19 años más joven y de nombre
ANDRES MANUEL LÓPEZ OBRADOR, asoma como figura principal del PRD en el gobierno
capitalino.
Para colmo, el fallido
intento de FOX por desaforar a LÓPEZ OBRADOR tendrá el efecto contrario, lo
pone a la cabeza en las preferencias.
CUAUHTEMOC acepta a
regañadientes pero se ausenta del proceso, regateándole el capital político que
aún representaba.
En ese verano caliente de
2006, el mutismo de CÁRDENAS se mantiene inalterado, mientras una guerra sucia boicotea
desde Los Pinos la campaña de AMLO y un polémico fallo electoral otorga el
triunfo a FELIPE CALDERÓN.
Ni siquiera entonces se
conmueve el ingeniero, ni cuando el lopezobradorismo llena el zócalo, ni
durante la resistencia en Reforma.
Peor aún, dos semanas
antes de los comicios (19 de junio de 2006) CUAUHTEMOC acepta la invitación de
FOX para presidir la comisión de festejos patrios (centenario y bicentenario) cargo
donde durará cuatro meses.
El fundador del partido
más importante de la izquierda se había brincado a la trinchera contraria por
un cargo público.
SU AÑORANZA
El hombre nació un
primero de mayo, cuando su padre recorría el país como candidato presidencial. Ya
en el poder, el general CÁRDENAS decide mudar la residencia presidencial del
Castillo de Chapultepec a una propiedad al fondo del mismo bosque, casco de la
exhacienda porfiriana denominada “La Hormiga”.
Nombre que cambiaría al
de “Los Pinos”, en honor a una huerta en Tacámbaro donde conoció a su esposa
AMALIA. El traslado se concreta en marzo de 1935, CUAUHTEMOC tenía 10 meses de
edad.
Acaso por albergar sus
recuerdos más antiguos, el sueño de volver al bosque de la infancia se
convirtió en obsesión. De ahí tal vez su enojo con el lopezobradorismo.
Hoy, con 80 años
cumplidos, conmueve esa imagen lastimera que los diarios muestran del personaje,
tras sobrevivir a una agresión callejera de jóvenes que no habían nacido cuando
CÁRDENAS ya buscaba la Presidencia.
Golpe a su terquedad, el
postergar tanto tiempo su retiro ha sido, antes que nada, un gesto de
injusticia consigo mismo.