Importa preguntar por su actual margen de
maniobra, debilidades y fortalezas ante el caos de Guerrero.
El golpe de Iguala fue brutal. Una vez
conocidas las dimensiones de la tragedia, creció como bola de nieve la ola de
indignación contra las autoridades municipales y estatales, ambas del PRD.
Sin embargo al paso de los días, la
ausencia de resultados en la búsqueda de víctimas y verdugos se convirtió en un
problema de seguridad nacional, le pesó al PRI y al presidente mismo.
Me gustaría estar equivocado, pero todo
indica que para cuando el gobierno federal comprobó la nula voluntad de
AGUIRRE, ya era demasiado tarde.
Leyendo las declaraciones que se filtran de
los agentes municipales interrogados y (sobre todo) la información en poder del
sacerdote ALEJANDRO SOLALINDE, hay razones para suponer que los muchachos
fueron ejecutados, quemados y enterrados con macabra eficacia en las horas
posteriores al secuestro.
LO
INEVITABLE
Ciertamente, la inacción de AGUIRRE ante la
emergencia fue factor que facilitó el escape del alcalde psicópata JOSE LUIS
ABARCA pero (más grave aún) se desperdició un tiempo precioso (las primeras
horas) perdiendo así de vista a secuestradores y cautivos.
Y esta es la extrema dificultad que habrían
de enfrentar SEGOB, PGR y SEDENA cuando deciden asumir las tareas de búsqueda
que, al implicar delitos del fuero común, le correspondían por principio al equipo
de ANGEL AGUIRRE.
Importa subrayar que el gobierno de PEÑA
NIETO ya retiró la confianza a los peritos guerrerenses cuyo dictamen negó con
sospechosa rapidez que los cuerpos de las fosas fueran de los estudiantes.
A eso vinieron los expertos argentinos,
porque acaso los normalistas estén enterrados ahí o en algún lugar cercano,
como lo ha dicho con suficiente conocimiento de causa, el padre SOLALINDE.
También representa una incógnita el destino
de ABARCA, a quien el periodista PASCAL BELTRÁN le pronostica, en su columna de
ayer, un destino semejante al de MANUEL MUÑOZ ROCHA.
Y es que ABARCA constituye una pieza clave
que sabe (o sabía) demasiado. Sin duda útil para la justicia, su captura sería incómoda
para los mandos regionales que supo comprar y lo arroparon.
VACÍO
DELIBERADO
Brilló por su ausencia la administración de
Guerrero que desde su página en Internet (http://guerrero.gob.mx)
se ufanaba ruidosamente de tener corporaciones (preventiva y ministerial) profesionales
y bien entrenadas.
La propaganda oficial invita a los
visitantes de dicho portal a conocer “los grupos policíacos especializados que
combaten al crimen; así como las actividades de protección ciudadana para
beneficio tuyo y el de tu familia.”
Cruel contraste entre lo dicho y lo hecho.
Nada de ello demostraron en las horas críticas de aquel 26 de septiembre, cuando
más los necesitaban en un municipio céntrico y comunicado como Iguala.
El resultado habría sido otro si dichas
corporaciones estatales, tan publicitadas por su gobierno, hubieran aplicado (como
era su obligación) los protocolos de respuesta rápida que ya conocen.
Hubo un vació inexplicable que podría
calificarse como inacción deliberada, omisión dolosa, pues lejos de perseguir
de inmediato a los raptores, se solapó su escape y con ello los crímenes.
Ayer por la tarde, por fin, el economista
de Ometepec ANGEL HELADIO AGUIRRE RIVERO, abandonó al cargo, ahorrándole al
Senado la tarea, el esfuerzo y la pena de defenestrarlo.
Aunque la salida no debe bastar, porque la
ineptitud de ese gobierno costó vidas que pudieron y debieron ser salvadas.
Acaso al gobernador AGUIRRE solo le faltó
decir aquello del “no pasa nada”, ese dicho irritante que en tierras
norestenses se conoce muy bien desde el año trágico del 2010, cuando un grave
vacío institucional cedió sus espacios al terror criminal.