Cd. Victoria.- No, definitivamente, la ética
industrial jamás llegará sola sin el necesario contrapeso de autoridades
eficaces, sociedad activa y representantes populares con la determinación
indeclinable de hacer cumplir la ley, por poderosos que sean sus infractores.
Mire usted lo que ha ocurrido con la prohibición de
vender comida chatarra en las escuelas del país.
Hasta ahora han sido insuficientes las disposiciones
federales que presuntamente protegerían a los niños de un futuro donde
enfermedades crónico-degenerativas antes propias de la tercera edad, hoy
conquistan nuevos territorios en el adulto joven y en el adolescente.
Hasta el dentista más novato podría documentarle a
usted el efecto devastador provocado por la ingesta extrema de azúcares
industriales en las últimas dos generaciones.
Y, desde luego, la obesidad infantil de la que
México es campeón global, con todas sus secuelas que ahora llegan en edad
temprana: hipertensión y diabetes incluidas.
LA ENTRAÑA SUCIA
Los ríos Bacanuchi y Sonora, en la entidad del mismo
nombre, son muestra fidedigna de la irresponsabilidad industrial llevada a
extremos de antitopía.
Cuarenta mil metros cúbicos de ácido sulfúrico derramados
por la mina Buenavista del Cobre prendieron
los focos rojos en al menos seis municipios aguas abajo y mantienen en vilo a
la capital Hermosillo.
La actividad del Grupo México que preside GERMAN
LARREA opera con márgenes altísimos de ganancia.
En 2013 habría obtenido utilidades por 1,747
millones de dólares, ante lo cuál una multa de 3 millones de dólares no
incomoda mínimamente sus planes.
Según Forbes, LARREA es uno de los hombres más ricos
de México, con una fortuna calculada en 16 mil millones de pesos.
Cifra que aún puesta en dólares (a la cotización de
13 por uno) conserva un número impactante de dígitos. Alrededor de 1,230,000,000
(mil 230 millones) de billetes verdes.
LOS PLURI, EN MERMA
Parece jaque, pero no mate (todavía) el destino
próximo de las fórmulas de representación proporcional que (con diversas
variantes) permiten a sus detentadores hacerse de silla, salario, chofer,
secretaria, viáticos y hasta presupuesto, sin pasar por la urna.
La propuesta del PRI para ser votada vía consulta en
la contienda federal del 2015 avanza, por lo pronto, a manera de encuesta
interna.
Cien diputaciones federales y 32 senadurías (todas
de pluri) serían rasuradas para la elección presidencial del 2018.
Ya nos platicarán los defensores de tal propuesta
cuánto dinero se ahorrarían con esta reducción que se ubica a medio camino
entre el marco jurídico vigente y la propuesta radical que de tiempo en tiempo escuchamos
en medios, de eliminarlos todos de un jalón.
En el tricolor saben de números (no por algo duraron
70 años en el poder, de CALLES a ZEDILLO) y le inteligen requetebién a la
prospectiva, ese arcano hasta hoy incognoscible para las huestes panistas y en
cuya cerril ignorancia se fincó su derrota en 2012.
El cálculo del PRI es que dicho tajo a curules y
escaños afectaría más a círculos opositores (PAN, PRD y menores) donde abundan
figuras señeras que han constituido carreras completas por la vía proporcional,
brincando de una cámara a la otra, de una lista a otra, sin remedio.
LA LUCHA AUSENTE
Cierto anecdotario contado por los malquerientes del
general MANUEL AVILA CAMACHO relata que en plena campaña presidencial (1940)
fue recibido con cuetes en la plaza de un pueblo.
Denso el humo, penetrante el tufo a chinampina, el
general habría preguntado a sus acompañantes: -“¿Qué es ese olor tan raro?”
(Una versión alternativa diría: “Ese olor me parece
conocido, ¿qué será?”)
-“Es pólvora, general”, le contestaron.
Y es que su mala fama decía que trepó al más alto
galardón militar por la vía del escalafón administrativo, sin conocer los campos
de batalla y por eso no reconoció el olor a pólvora.
Aplíquese el caso a los representantes populares cuyo
reincidente acceso a cargos legislativos jamás ha incluido una contienda
electoral.