miércoles, 3 de octubre de 2012

Misterios a fuego lento


Cd. Victoria, Tam.- En ese punto justo donde la nota roja y el poder se cruzan, destacan ahora dos casos de primerísima importancia cuya aclaración se encuentra en un impasse muy especial.
Un atorón que tiene dos caras. Ni las investigaciones alcanzan la claridad necesaria ni los intereses afectados logran echar tierra al embrollo.
Sin duda disímbolos, no deja de sorprender la existencia de elementos comunes entre los hechos de Tres Marías, Morelos y el escándalo protagonizado en Nicaragua por presuntos enviados de Televisa.
En el primer caso se trata de un asalto y probable intento de asesinato perpetrado por policías contra agentes norteamericanos mientras.
En el segundo, presuntos empleados de una televisora están presos bajo cargos muy serios como lavado de dinero y delincuencia organizada.
En cada uno la averiguación avanza a costa de las instituciones señaladas, la empresa mediática y la Policía Federal.
Pero en ninguno las pesquisas pueden soslayarse por las mismas razones: (1) la abundancia de datos, (2) su aparatosa sobreexposición en medios y (3) la gravedad de los delitos involucrados.
Tal conjunción de elementos hace imposible el carpetazo y conspira eficazmente contra el mexicanísimo olvido.
Aunque esto último sea un deporte nacional, en situaciones así no es tan fácil apostarle a la amnesia de los días, al borrón y cuenta nueva, a la desmemoria colectiva.
Los relatos parecen haber cobrado vida propia y, con ello, autonomía respecto a sus protagonistas.
Imposible ocultar bajo la alfombra engendros de por sí malolientes que para colmo hacen tanto ruido.
Máxime cuando en trincheras opuestas hay demasiada gente interesada en mantener vivas las principales interrogantes.
El seguimiento preciso, detallado, meticuloso que hoy otorga CARMEN ARISTEGUI a los hechos de Managua alcanza de pronto ribetes de guerra santa en todos los frentes donde ella se maneja: MVS-Radio, diario REFORMA, CNN-TV y, por si algo faltara, en su portal de Internet. No menos devota la tarea del semanario PROCESO.
Por lo que se refiere al caso Tres Marías la responsabilidad directa del Secretario de Seguridad GENARO GARCÍA LUNA parece un estímulo extra al de por sí complicado intento de asesinato sufrido por dos agentes de la DEA en manos de policías mexicanos.
El asunto trasciende fronteras pero también regímenes federales. El ingeniero GARCÍA LUNA es candidato natural al revanchismo transexenal, más allá del primero de diciembre.
Policía personal del Presidente, nadie como GENARO recibió tantos ataques y señalamientos de la prensa y las oposiciones diversas, de los cuáles CALDERÓN lo defendió puntual, con calificativos siempre generosos y agradecidos.
La amistad sincera que los une (¿Quién lo duda?) se mantendrá firme hasta el último día, a prueba de cualquier señalamiento, acusación, exceso probado o probable.
Sin embargo lo ocurrido en Tres Marías representa la coyuntura esperada por los adversarios de GARCÍA LUNA que durante todo el sexenio acumularon resabios contra su propensión a los montajes cinematográficos y eso que llaman “malas compañías”.
El problema apunta (peor aún) hacia la coyuntura idónea: el cambio de régimen, cuando ni CALDERÓN podrá meter las manos.
Episodios, los dos, en suspensión aparente, mientras el río de las averiguaciones sigue fluyendo de manera subterránea.
Nadie con cinco dedos de frente espera que la Casa Blanca se trague ese golpe sin responder en tiempo y forma, con la rudeza institucional que le caracteriza.
Por su parte, el gobierno que preside el comandante sandinista DANIEL ORTEGA SAAVEDRA tampoco ofrece trazas de querer absolver a los 18 mexicanos retenidos en una prisión de Managua.
Coincidencia o no, en las indagaciones sucesivas de prensa asoman apellidos que inquietan: A LA TORRE en un principio, después NARCIA y VILLAGOMEZ.
Tendremos, pues, escándalos para rato, aunque cocinados, por ahora, a fuego lento. El tránsito sexenal así lo amerita.
Después quien sabe.