Cd. Victoria, Tam.- Liderazgos personalísimos y ejercidos sin contrapesos, la
maestra ELBA ESTHER GORDILLO del SNTE y CARLOS ROMERO DESCHAMPS del STPRM.
La
historia reciente narra que se renovaron por seis años más en forma casi
simultánea este fin de semana, en Cancún y en la capital del país.
Vidas
paralelas, mañas contiguas, en los tiempos de FIDEL VELAZQUEZ y JOAQUIN
HERNANDEZ GALICIA, la prensa solía enjaretar a los dirigentes charros el segundo
mote de “sempiternos”.
En
vocabulario de hoy (propio del siglo 21 y estas épocas impregnadas de
alternancia) serían llanamente: impunes.
A
cada cuál su sexenio entrante: GORDILLO, ROMERO y PEÑA.
Enterada
de que la disidencia se embarcó con tiempo hacia la sede original en Rosarito,
Baja California, ELBA sorprende a simpatizantes y malquerientes con un
desplante inusual, solo viable desde el poder absoluto.
En
rápido giro mudó la sede del anunciado Sexto Congreso Nacional Ordinario al
extremo opuesto de la República: Cancún, Quintana Roo.
Rudo
trabajo para segundos y terceros de mando, cancelar reservaciones en una punta
del país y abrir otras del lado puesto, pidiendo el auxilio del gobernador
ROBERTO BORGE para que todos cupieran en la zona hotelera, en el mejor lugar y
con la misma gente.
Asunto
que para nada cambia la opacidad en cuanto al origen de los gastos de viaje,
avión, hospedaje y las 3 mil 500 laptops obsequiadas.
La
dama cambió de título, dejando intacto su poder. Gatopardismo, en efecto, otro
nombre, la misma rienda, seis años más de vigencia.
La
novedad es que su silla ahora lleva por membrete la presidencia del Consejo
General Sindical para el Fortalecimiento de la Educación Pública.
Más
todavía, ahora tendría argumentos mayores para defenderse de una embestida
gubernamental. Está recién llegada, en calidad (o casi) de virginidad
recuperada.
Y
luego viene su discurso, mire usted, con esas advertencias propias del
show-bizz, emanadas de las telenovelas, cuando lanzó aquello de… “El que anda en
Europa”, para referirse a ENRIQUE PEÑA NIETO.
Bajo
una percepción menos ritual de la política, no habría razón para emplear
sobrenombres cuando se refiere al presidente electo de México.
Tan
fácil como nombrarlo en forma diáfana, sin alusiones esquivas como lo hace
GORDILLO.
Pero
ocurre que ELBA ESTHER está formada en la antigua escuela de la frase críptica
y el mensaje cifrado. La adivinanza a medias enviada al banquete de los
especuladores, al festín de los adivinos.
Aquel
PRI de FIDEL VELAZQUEZ y CARLOS JONGUITUD, cuando no sólo era una necesidad
sino (incluso) un regocijo memorable el decir las cosas en clave, para honrar
el miedo a la autoridad venerada.
La
tan mexicana subcultura de la indirecta, sin la cuál la sobremesa de los
políticos quedaría huérfana, sin sal ni pimienta.
Aquel
que les platiqué, no digo su nombre pero lo estoy viendo, te lo digo “mija”
para que me entiendas nuera, como tú comprenderás, acá mis ojos, ese que todos
sabemos pero no digo quien.
Por
lealtad, entonces, a su formación personal, la líder del SNTE menciona a PEÑA
NIETO entre líneas, para exacerbar el morbo y ganarse con él (como tantas veces
FIDEL VELAZQUEZ y hasta MUÑOZ LEDO) el sagrado derecho a la primera plana y a
los espacios estelares de la comentocracia nacional.
¿Golpe
bajo y en ausencia?, no se sabe, pues se conocen tan bien que podría pasar por
un leve cariño, una palmada.
O
acaso sí lo sea (interpretación contraria) porque de cara a la nación no hay
tiempo para juegos y ella se está insubordinando, tensando el hilo más allá de
lo aconsejable.
Le
dice (¿A quien más si no a PEÑA?)…
-“Yo
no soy sirvienta de nadie.”
Ora
pues.
Lo
que en buen castellano significa:
-“No
admito órdenes”.
O
bien:
-“Lo
de nosotros es alianza, no sometimiento”.
Debemos,
entonces, sopesar cada fuerza.
Por
lo pronto, la reacción sucesiva en medios y redes no se hizo esperar y dice:
“Habrá
respuesta del que anduvo en Europa.”
En
efecto, viene.