jueves, 4 de octubre de 2012

Biopsias presidenciales


Cd. Victoria, Tam.- Mucho tendrá que contar a sus allegados el presidente electo ENRIQUE PEÑA NIETO en torno a la reciente visita que hizo a Colombia y ese largo encuentro que sostuvo con el presidente JUAN MANUEL SANTOS el 18 de septiembre pasado, hace apenas un par de semanas.
Desde luego, el tema central de dicho encuentro fue la colaboración estrecha que impulsarán ambos gobiernos en el delicado renglón de la seguridad.
Esfuerzo conjunto cuyo elemento más llamativo fue la contratación del general OSCAR ADOLFO NARANJO exdirector de la Policía Nacional colombiana y flamante asesor de PEÑA NIETO.
Pero el punto del día es otro y tiene que ver con la salud del presidente SANTOS quien ha pasado por momentos difíciles, al tiempo que prepara acuerdos de paz con las FARC o recibe a visitantes como PEÑA NIETO.
Ayer miércoles 3 de octubre le fue extraído un tumor canceroso en la próstata, noticia que fue del conocimiento público dos días antes, el lunes pasado.
¿Desde cuando lo sabía?...
La historia que relata el propio mandatario detalla que en su familia hay antecedentes de cáncer y por dicha razón, desde que rebasó el umbral de los 50 años (hoy tiene 61) suele someterse a exámenes periódicos.
Ocurrió entonces que un reciente chequeo le habría detectado cierto incremento significativo en el denominado antígeno prostático, conocido en la jerga médica como PSE (por sus siglas en inglés: prostate specific antigen).
Lo que siguió fue una biopsia de rigor, misma que al resultar positiva obligó a que su equipo de trabajo emprendiese esa delicada tarea que en los círculos del poder suele conocerse como “control de daños”.
Se optó por lo más directo. Esta misma semana, en cadena nacional, el presidente apareció acompañado por su esposa y teniendo por fondo las columnas y el pórtico de la residencia presidencial (la “Casa de Nariño”) para ofrecer personalmente la noticia.
Todo se instrumentó con gran rapidez.
La operación efectuada en un hospital bogotano habría durado tres horas y, por supuesto, llama la atención la insistencia de los comunicados en el hecho de que no fue necesario emplear anestesia general sino local.
Razón por la cuál (subrayaban) el jefe de estado “permaneció conciente” durante la cirugía y regresó el mismo día a su casa.
En imagen pública esto se llama encapsular el problema, destacando los aspectos positivos como el que fuese un tumor “de tamaño menor” y “de buen pronóstico”.
O bien que al extraerse “no presentó sangrado”.
¡Terminología médica al servicio de la gobernabilidad!
Pero bueno, el problema no termina ahí.
Como bien lo señaló su colega venezolano HUGO CHAVEZ resulta atípico, inusual, el que demasiados jefes políticos de la región hayan contraído cáncer en los últimos años, si no de manera simultánea, al menos contemporánea.
Tan sólo en Brasil llevan dos al hilo, LUIZ INÁCIO LULA DA SILVA (cáncer de laringe) y su relevista del mismo partido DILMA ROUSSEFF (linfoma).
A lo cuál habrá que añadir al paraguayo FERNANDO LUGO (linfoma también), la argentina CRISTINA FERNÁNDEZ (tiroides), el haitiano RENE PREVAL (próstata), el propio CHAVEZ (colon) y ahora SANTOS (próstata, otra vez).
Queda claro que el poder no vacuna contra enfermedad alguna ni exime de los males que la humanidad contemporánea padece.
Lo extraño, en todo caso, es que su detección suceda en cadena y con varios elementos en común como serían (1) el que quienes lo padecen ocupen al momento del diagnóstico la jefatura de Estado de (2) un país latinoamericano.
Existiría un tercer inciso añadido por CHAVEZ como sería el que (3) los afectados ostenten alguna suerte de ideología izquierdista (o antiyanqui) aunque esas son sutilezas del venezolano que no necesariamente debamos incluir en la lista de coincidencias significativas.
Por cierto, habrá quien incluya en esa lista de gobernantes con cáncer al hoy retirado líder cubano FIDEL CASTRO, pero (como él mismo dice) son sólo buenos deseos de sus malquerientes en Miami.