lunes, 28 de mayo de 2018

El PRI, ¿cuarto lugar?

Cd. Victoria, Tam. - Entre los detalles curiosos de la más reciente encuesta publicada por MASSIVE CALLER (mayo 24) destaca que los candidatos del PRI al senado, ALEJANDRO GUEVARA y YAHLEEL ABDALA, continúan siendo rebasados hasta por los indecisos.
Para fines prácticos, la representación gráfica de dicho sondeo señala tres barras verticales más largas que aquella donde queda representada la intención del voto favorable al partido tricolor.
Encabeza el recuento con 33.56% la franja azul del PAN, que postula a la mancuerna de ISMAEL GARCÍA CABEZA DE VACA y MARÍA ELENA FIGUEROA.
Le sigue con 27.10% la que se muestra en color rojo oscuro y es de MORENA, cuyos candidatos son el doctor AMÉRICO VILLARREAL y LUPITA COVARRUBIAS.
En negro, con una proporción del 17.16%, aparece el sector identificado como “no sabe”, que en buen cristiano representa a los llamados “indecisos”.
La cuarta franja es la del PRI, en tonalidad rojo claro, con ALEJANDRO y YAHLEEL como candidatos, a quienes dicha casa encuestadora adjudica el 16.30% de las simpatías.
Los abanderados de Nueva Alianza, ÓSCAR MARTÍN RAMOS y GRACIELA SANTANA. con su barrita aguamarina, andarían en el 2.96% y los del PVEM, PATRICIO KING y MELVA SOLÍS, quedarían al final de la tabla con 2.92%.
Desde luego, como suele decirse en el reino de la estadística electoral, apenas se trata de una fotografía, la imagen de un momento, dentro de una película más larga podrá observar variaciones importantes, antes de culminar en el día de las votaciones.
Hoy en día, todas las agencias dedicadas a estos menesteres han añadido la advertencia de que los números presentados no son, en sentido estricto, un pronóstico, sin duda para prevenirse contra posteriores reclamos.
El resultado final se encuentra en construcción, está sujeto a cambios leves o sustantivos, ajustes, en el entendido de que la voluntad del votante aún puede modificarse.
De cualquier manera, resulta llamativo, en el caso de los candidatos priístas, que ni siquiera sumándole la totalidad de los indecisos (posibilidad remota que raya en lo utópico) lograrían alcanzar a la dupla puntera, la de ISMAEL y MARÍA ELENA.
Aritmética elemental. Si fuera factible añadir a los 16.30 puntos de ALEX y YAHLEEL, el total de quienes fueron incluidos en la categoría de “no sabe” (17.16) se ubicarían en 33.46. Es decir, dos décimas abajo de sus contrincantes albiazules.
Y mire usted que la pareja constituida por GUEVARA y ABDALÁ se ha fletado en recorridos intensos por todo el estado, que incluyen, entre sus atractivos, críticas severas contra las autoridades estatales, asumiendo puntualmente su condición actual de opositores.
Si ello no les permite salir del tercer lugar, habría que pensar (como en el caso de PEPE TOÑO MEADE) que hay un desgaste severo de la marca (PRI) con la que vienen cargando a cuestas.
Algunos dicen que como una lápida, otros que baldosa. El caso es que se trata de un lastre difícil de cargar, luego de un gobierno como el de PEÑA NIETO que incumplió las expectativas sembradas en su campaña presidencial de 2012.
Nunca como ahora, hay exgobernadores del PRI sujetos a investigación (o presos, en proceso) acusados de corruptelas escandalosas. Multimillonarias.
Igual, el reclamo popular apunta hacia los compromisos fallidos como la muy explícita promesa (festinada y televisada en cadena nacional) de que se habrían terminado los gasolinazos.
Lo cual, como hasta un niño lo sabe, jamás se cumplió, pues los aumentos a los combustibles nunca se interrumpieron y el presidente ni remotamente se sintió obligado a explicar la razón.
Igual se habló de que la reforma energética bajaría sustantivamente las tarifas eléctricas. Tampoco sucedió, por el contrario, las cuotas de luz están más caras que nunca y siguen subiendo.
Tales inconsistencias tienen el agravante de que golpean directamente al bolsillo familiar, sin distingo de clases sociales.
Ello, en un país que cada día desarrolla mejor memoria, equivale a algo muy parecido a una burla. Un insulto a la inteligencia del ciudadano en todas sus expresiones.
Lector, radioescucha, televidente, navegante en redes y (algo más contundente) en su calidad de elector, mexicano que ejerce su capacidad de sufragar y (de manera concomitante) aplicar el voto de castigo. Misión cívica y responsabilidad para la cuál está llamado el próximo julio.
Llamémosle frustración, decepción o genérico enojo, de cualquier manera, se la van a cobrar en estos tiempos de maduración, cuando la gente ya no quiere perder tiempo en otorgar su confianza a quienes de manera palmaria le han fallado.
Se esperaba otra cosa, la expectativa era clara, la gente se siente defraudada. Acaso PEÑA NIETO no entendió que el voto de 2012 ya no tenía aquella mansa incondicionalidad de los años dorados.
Ahora estaba condicionado a una palabra concreta: resultados. Sobre todo, en aspectos clave donde la campaña peñista hizo tan claro hincapié.
Tampoco los compromisos en materia de seguridad se cumplieron. En 2012, terminaba el sexenio de CALDERÓN, signado por la violencia, y PEÑA prometió un gobierno eficaz en dicha materia.
Fijó como prioridades el trabajar de frente para disminuir de manera sustancial delitos como el homicidio, el robo con violencia, la extorsión, el secuestro. Hoy la estadística lo condena.
El país se sigue desangrando. Ni disminuye el índice de criminalidad, ni hay paz en las comunidades rurales. La extorsión reina con un desparpajo lastimoso, los asaltos al transporte de carga federal se han disparado, con el añadido de que ahora también la delincuencia descarrila trenes para saquearlos.
La industria del huachicol es ya una economía paralela a la actividad formal de PEMEX. Manos oscuras protegen y solapan a quienes roban y compran combustible mal habido.
Para colmo, Tamaulipas entra ahora por la puerta grande al índice nacional de feminicidios. Se dice fácil, pero seis mujeres asesinadas de un jalón (y con lujo de crueldad extrema) en la capital del Estado, ya es estadística grave que pesa y duele.
Que nadie se llame a engaño, en su declive final, el gobierno peñista cosecha lo que sembró.