Cd.
Victoria, Tam. – Las
comparaciones son inevitables, se diría que indispensables. Dos mítines, dos
arranques de campaña, sendas estrategias de reclutamiento electoral y
posicionamiento en los medios.
A
media semana, la comidilla del día. Quién juntó más gente, medido longitudinalmente,
en cuadras, ¿Tres ALMARAZ, dos y media XICO?...
Y
también a quien le fue mejor en su comparecencia con los chavos de ULSA, ¿cuestionado
ALMARAZ, exitoso XICO?
Más
todavía, con qué alianzas cuenta cada cual, su respectivo arsenal político conformado
por financieros, operadores, “influencers”, gurús, sombras del pasado en vías
de rehabilitación. Fantasmas.
A
quién apoyan quienes y desde donde, dentro y fuera del estado.
El
esperado choque de trenes está en marcha. En días previos, una frase recorría
redes y medios anunciando el diagnóstico: “Victoria está enferma”, insistían, preparando
el camino al arribo inminente del auxilio médico.
Y
el galeno llegó, puntual a la cita, ahondando el peritaje. La capital, dijo el
doctor GONZÁLEZ URESTI, se encuentra en “cuidados intensivos”. Ora pues.
Corre
y se va corriendo. La audacia de XICOTÉNCATL contra la experiencia de OSCAR. La
carta del gobernador CABEZA DE VACA, versus el último reducto del geñismo.
Tocayos
por segundo nombre, FRANCISCO JAVIER versus EUGENIO JAVIER.
Lo
que queda de aquel famoso y multicitado “Corazón de Tamaulipas”, cuyo personero
hoy se debate entre afrontar la extradición o sortear únicamente la acusación local.
El
expediente sureño, altamirense, que por ahora lo retiene en Tamatán. Aunque el
fin de mes habrá noticias, vendrán definiciones.
Dictámenes
de la justicia que podrían abonar elementos de color a la competencia, en
cualquier dirección.
Para
los seguidores de OSCAR está claro. Saben que en este proceso se juegan la
supervivencia política de su líder. La derrota sería fatal, el triunfo oxígeno
puro.
Aquel viejo sueño de competir por la gubernatura, acariciado desde que fue titular estatal de Finanzas y se enamoró perdidamente de la silla, a fuerza de verla tan cerca.
Aquel viejo sueño de competir por la gubernatura, acariciado desde que fue titular estatal de Finanzas y se enamoró perdidamente de la silla, a fuerza de verla tan cerca.
Tras
contemplarla largamente, creyó tenerla a la mano el día que murió RODOLFO. Encontró
entonces oportuna ayuda para que columnistas nacionales incluyeran su nombre como
prospecto firme a la candidatura relevista.
No
faltaron gacetilleros que lo dieran por un hecho, era el bueno, el único. Su
nombre se catapultó a la prensa chilanga. Lo proyectaron.
Aunque
después el fiel de la balanza apuntaría en otra dirección y el señor extesorero
hubo de conformarse con su curul local.
Atrás
los fielders, pecho a tierra. Guardaría para más adelante su sonrisa del millón
de dólares.
Pensamiento
esencialmente aritmético el suyo. Suma, resta y divide, pero (sobre todo)
multiplica, eleva al cuadrado al cubo, a la enésima potencia, con aquellas
cualidades de Rey Midas que (de sobra) lo distinguen.
Perfil
idóneo para las dos cosas que mejor sabe hacer: dinero y votos.
El
doctor XICO, en cambio, viene de un lapso corto en la dirección del Hospital
General, el ejercicio privado de la medicina y un intento fallido tras la misma
presidencia en 2016, entonces como independiente.
Conoce
el camino, aunque nunca lo ha vivido con la presión ni el compromiso que
significa el ser candidato del partido gobernante. Lo está sintiendo ahora, por
primera vez.
La
alta responsabilidad de sacar adelante una elección compleja, en la que finca
grandes esperanzas el propio gobernador CABEZA DE VACA.
Y
deberá lograrlo, además, frente a un contrincante de mucho peso. En el sentido
político, claro, aunque también literal (masa, volumen), incluso económico.
Sabe
bien XICOTÉNCATL que OSCAR defenderá con todas sus fuerzas la corona, tiene a
mano el presupuesto municipal, así como una bien entrenada oficina de
comunicación social. A la vieja usanza, la antigua escuela que no ha perdido
eficacia ni “punch”.
Y
también compromisos con los medios que datan formalmente de 2016, pero que
podríamos rastrear varios años atrás, desde aquella siembra de favores que (hombre
previsor) emprendió, con paciencia de tejedor, desde Finanzas, durante la
administración geñista.
El
alcalde con licencia tiene rato operando en colonias y comunidades rurales. Las
conoce bien, de manera personal trata a sus líderes. Aunque quizás por ello (porque
lo identifican y recuerdan sus promesas) enfrenta también reclamos.
No
hay agua, la inseguridad sigue en alza, los servicios públicos están del carajo…
Caso
contrario, al médico neopanista le ayuda la ventaja de no haber gobernado
todavía. Cualquier tema resulta abordable, bienvenido el diagnóstico crítico,
sobre el rubro que fuere. Escriba ahí secretario.
Hoy
la novedad se impone. Ninguna problemática le es ajena. Todo sirve, ayuda,
nutre el diagnóstico, aporta argumentos a la campaña, cargas de artillería. Eso
que llaman antipropaganda.
Por
ello, al sonar la campana, el retador se levanta primero de su silla, a toda
prisa camina hacia el centro del encordado, inflama el pecho, alza los hombros,
amaciza la guardia, lista la metralla para el jab, el gancho, el uppercut.
En
el bando opuesto, defender el cetro es razón que obliga a la mesura, más
conservador su trote por el ring, más prudente, se atiene a la técnica, el
colmillo que dan los años.
Justo
es señalarlo, la reelección asoma como experiencia nueva para el votante
mexicano, tamaulipeco, victorense. También las variables que aporta dicha
modalidad al diseño de escenarios en todas las trincheras.
Distintos
los tiempos, cuando los alcaldes volvían después de una década o con intervalo
de dos o tres trienios. El recuerdo colectivo operaba a su favor.
Los
candidatos podían acogerse a las dulzuras de la nostalgia, en el entendido de
que la memoria popular es selectiva y suele acordarse más de lo bueno.
Había
justificaciones de sobra. Después de todo no fue tan ratero. Sí robó, pero
repartió. Es cabrón, pero buena persona.
Operaba
en ello la coartada falaz de que todo tiempo pasado fue mejor y detallitos así.
Ese perdón engañoso que solo los años conceden.
Ahora
será diferente. Con la reforma jurídica que estrenamos el próximo julio, la postulación
para un periodo inmediato obliga a valorar el momento actual. No hay lugar para
la nostalgia, la distorsión. El reclamo es en tiempo real.
Y
mire usted que luce amplia la lista de puntos vulnerables, ahí donde no
cumplió, acá donde la gente piense que no trabajó lo suficiente, allá donde dijo
hacer y no hizo.
Severo
el juicio en las verdades a medias y en las mentiras flagrantes. Gastos que
solo aparecen en el papel y quien sabe a dónde se fueron. De todo ello podrán
ocuparse redes y medios.
Tela
hay de donde cortar.