Cd.
Victoria, Tam. – Habrá que desearle
éxito a la estrategia antidelictiva puesta en marcha por el gobernador
FRANCISCO GARCÍA CABEZA DE VACA en Reynosa. De brindar resultados
satisfactorios, el modelo pondría el ejemplo y marcaría la ruta al resto del
Estado.
Estimulante, que el combate al crimen
organizado sea apenas una parte del plan. La otra mitad es la regeneración del
tejido social mediante un despliegue de apoyos institucionales.
Se habla de una inversión de 134
millones de pesos en bienestar social, desarrollo económico, imagen urbana,
apropiación de espacios y participación ciudadana.
Amén de llevar salud a población
vulnerable, programas de convivencia, comedores comunitarios, atención
psicoemocional, rescate de espacios públicos, módulos de seguridad, policía de
proximidad, imagen urbana y videovigilancia, entre otros.
Junto a la autoridad local, todo el
gabinete estatal, legal y ampliado, el gobernador GARCÍA CABEZA DE VACA explicó
que el trabajo estará distribuido en dos polígonos (sur y norte) para su
atención inmediata.
Y ello abarca temas de incidencia
delictiva, grado de marginación, infraestructura pública y número de denuncias
telefónicas, focalizándose en 136 mil habitantes de 53 colonias.
El llamado Plan de Intervención Integral
de Gobierno que lleva por lema “Unidos por Reynosa” arrancó con la entrega de un
primer paquete de viviendas a familias que sobreviven en condiciones de
hacinamiento.
Ello, entre un total de 810 espacios en
una decena de municipios, de acuerdo al programa Fondo de Infraestructura
Social Estatal, que incluye una erogación de 42 millones.
DOS
EXPERIENCIAS
Caben como referencia los respectivos programas
implementados por el expresidente FELIPE CALDERÓN en Ciudad Juárez y Tijuana,
al arranque de su gobierno.
Localidades de incidencia criminal semejante
a la que hoy se vive y sufre en las cabeceras fronterizas de Tamaulipas.
Por igual se trabajó en ambas
direcciones, enfrentar con mayores recursos al crimen organizado y desplegar ambiciosas
medidas de combate a la pobreza.
Los resultados en un principio fueron alentadores,
la estadística delictiva bajó y se respiraba un mejor ambiente de convivencia
social. El propio CALDERÓN se ufanó de ello.
La falla (sobre todo, en las autoridades
locales) fue bajar la guardia. Ante problemas tan graves como arraigados, al
paso del tiempo la vieja inercia les ganó la partida.
Se diría que la leyenda negra volvió con
más fuerza. La connivencia entre corporaciones y el bajo mundo, la violencia
armada en las calles.
Por ello, al manifestar en las primeras líneas
el deseo de que el Plan Reynosa tenga éxito, considero importante extender esta
necesidad al mediano y largo plazos.
La lumpenización del cuerpo social tiene
mucho de adictiva. Con ayuda firme y estímulos generosos puede en un primer
momento disminuir sus malos hábitos.
Pero solo la perseverancia institucional podrá sacarlo definitivamente del infortunio. Además de las metas específicas que ya vemos, el propósito general debe ser evitar la recaída en los viejos vicios, como un alcohólico o un adicto.
Pero solo la perseverancia institucional podrá sacarlo definitivamente del infortunio. Además de las metas específicas que ya vemos, el propósito general debe ser evitar la recaída en los viejos vicios, como un alcohólico o un adicto.
El dinero fácil, la justicia por propia
mano, los ajustes de cuentas, el desdén al orden público, el desprecio a la
autoridad y a la vida misma, son dinámicas oscuras cuya erradicación exige
voluntad férrea y rienda sostenida durante buen número de años.
Por supuesto, de este impulso inicial encaminado
en Reynosa habrá pronto resultados esperanzadores. Pero sería un error pensar
que con esos primeros triunfos ya se ganó una guerra.
La luz ciega tanto como la oscuridad. Los
efectos benéficos que pronto vendrán jamás deben hacer que la autoridad se
duerma en sus laureles. La lección de Juárez y Tijuana (aquello que faltó y hoy
echan de menos) se llama constancia.