Cd.
Victoria, Tam. – Demasiados semáforos
enfermos, aquí y allá, de punta a punta. Mal recurrente, cambia de esquina, glorieta,
crucero o rotonda, pero no se corrige.
Cuando no dan verde para ambos lados, se
congelan en amarillo, olvidan la señal de vuelta, desconocen el rojo o se
muestran totalmente apagados.
¿No se supondría que hay un presupuesto
para mantenimiento?, ¿Dónde quedó, en cuál de los ayuntamientos se atoró la
rutina de pagos, se postergó, quedaron a deber, al grado de hartar al
particular que brindaba soporte, refacciones, compostura?
O como dijera aquel psicólogo de Dakota,
experto en autoayuda: quién se llevó tu queso. Mira, espérame tantito,
aguántame unas semanas, ya está por salir el pago, empezando el mes quedamos a
mano, está pendiente de firma, nomás eso falta. O bien, déjame el 15%, el 20% o
el 30% y el lunes a más tardar tienes tu cheque.
Se incumple parcial o totalmente, se
falla de manera perdurable o intermitente. Se defrauda en forma escalonada,
como si fuera una competencia que nutre la autoestima de quien desea destacar en
la acumulación rápida de fortunas.
OSCURIDAD
CONVENIDA
Dónde quedó, en qué erogación “non
sancta”, campaña partidista, aportación a cierta precandidatura, cochinito para
el jefe (la jefa), ahorro para el retiro, pago de marcha, reparto de
utilidades, compra de complicidad para que tu relevo no te investigue.
Rendición de cuentas siempre ausente. No
se informa con oportunidad y detalle quien construye, quien vende un bien o
servicio.
Tampoco hay recuento de errores, insuficiencias.
Ni cuando mienten arteramente calculando por debajo del valor real, nomás para
ganar la obra, sabedores de que alguien más arriba autorizará luego la ampliación
presupuestal.
De aquí la necesidad de transparentar
con lujo de detalles siempre que un proveedor o contratista falle. Que se
exhiba a quienes hacen trabajos chambones, pavimentos de pacotilla, tapones de
chicle.
No ocupan un lugar en la memoria
colectiva empresarios y compañías que engañan o incumplen. Y tampoco sus
cómplices de adquisiciones y obras.
Ni hay lista negra de particulares abusivos
en cada localidad. Cuando se otorga el contrato de bacheo al mismo abusador que
pavimentó mal el año anterior, en forma deliberada. No habiendo registro de arbitrariedades,
estamos condenados a repetirlas.
EJEMPLOS
SOBRAN
Tareas entregadas a parentela ignorante que,
ante su incapacidad manifiesta, no tiene más remedio que subrogar, disparando el
costo de la obra, sin que ello garantice la calidad del trabajo.
Baches que (como los gatos) parecen
tener siete vidas y acaso podrían haberse resuelto para siempre con el dinero que
se gastó en algún festival de música narca.
Cuando doña “dragona” (ruidosa y harto publicitada)
resulta más cara e ineficiente que una pavimentación a mano.
Cuando un jefecito de COMAPA es capaz de
pasar del “medio pelo” a la opulencia extrema sin mediar escalafón. Y encima lo
hacen tesorero al siguiente trienio.
Se diría que algo apesta, hiede, se
pudre, en las instancias decisivas. Ahí donde el paracetamol caduco se cobra a
precio de pastilla nueva y la diferencia se la reparten vendedores y
funcionarios.
¿Necesitaban antibióticos?, prefirieron
comprar sábanas porque el proveedor (que es amigo, del compadre, del cuñado de quien
sabe qué gargantón) consiguió de oportunidad un lote muy económico y ni modo de
desperdiciarlo.
¿Faltan equipos de diálisis, respiradores
artificiales, incubadoras?, ¡Que se esperen!, ahorita lo que vendo son trapeadores
y desinfectantes.
Es el país que tenemos, que vivimos, sufrimos.
Mientras no haya vigilancia ciudadana, supervisión cercana, marcaje personal, organizado
y actuante, poco importará el membrete que gobierne, partido, siglas, colores. Los
vicios se perpetúan.