Cd. Victoria, Tam. El sector social anda inquieto, un día en centros fabriles, otro en el agro. Calles y carreteras de Tamaulipas. Esto ubica a las fuerzas en movimiento como recursos disponibles para la lucha electoral que se avecina.
Ahí están, con sus causas ancestrales y necesidades insatisfechas, para lo que gusten mandar.
Al paso de las generaciones han agudizado el olfato para identificar coyunturas en las que (para bien) como aliados resultan necesarios.
O (para mal) sus protestas duelen en los diversos centros de mando donde se deciden (o gestionan, al menos) asuntos de elemental supervivencia como salarios, precios de garantía, programas, permisos, pagos.
Estímulos que al cambiar de nombre parecen destinados tras haber modificado la ruta de sus beneficiarios.
Y bueno, quienes evalúan los sucesos relevantes ocurridos en los primeros 100 días del gobierno obradorista destacan, sin excepción, el despertar (tras décadas de letargo) del sindicalismo fronterizo.
¿Sería oportunismo para partidos y candidatos en campaña incorporar esas causas a sus respectivas clientelas electorales, hacer referencia a ellas en sus discursos, abrir puertas a los quejosos, ofertar compromisos a cambio del voto?
Aunque sabemos, de entrada, el limitado poder que tienen los legisladores locales para aterrizar su tarea cameral en ventajas prácticas y (además) sustantivas, visibles, para grupos específicos.
Es tema en las charlas de asesores, estrategas, planificadores, escribanos que aportan soporte a las campañas legislativas.
¿Qué puedes prometer que sea creíble, qué agenda viable y factible tiene “carnita” suficiente dentro de tu oferta política para quienes se han cansado de esperar y sus demandas se conciben en términos de resultados, concretos, directos, constantes, sonantes?
- “Si me elijes promoveré, si me apoyas impulsaré, con tu voto llevaré a la cámara, gestionaré iniciativas en bien, en beneficio de, para ayudar a… (ponga usted la palabra que quiera) …”
OFERTA ESCASA
Muy diferente el reto al de quien busque llegar a una alcaldía y al menos sabe que tendrá presupuesto para aterrizar promesas inmediatas, iluminar el barrio, pavimentar la calle, dar chamba a un pariente, hacerle un lugarcito en la lista de proveedores, en obra, en bienes, en servicios.
Y ya no se diga si se es candidato a gobernador o presidente de la República. La gente tiene razones sobradas para acercarse o alimentar una ilusión, abrir su corazón, fraguar una esperanza.
¿Pero un diputado local?...
Las campañas al congreso estatal son (¿quién lo duda?) el mayor reto a la imaginación política de candidatos y consejeros de marketing.
Y el reto no es la veracidad sino (ojo) la verosimilitud de programas y frases estentóreas lanzadas al aire como un anzuelo y su curricán, o, mejor aún, una red de pesca.
Lo que está en venta en cada trinchera es una fantasía y para ello hay que pensar con más sentido literario que sustento ideológico.
Más difícil todavía resulta el actual proceso tamaulipeco, el primero que se recuerde donde los candidatos a diputados marcharán por su cuenta, sin las respectivas fórmulas a las alcaldías.
Contienda sin precedentes, si recordamos que, en 2016, el Congreso tamaulipeco se renovó (por última vez) en paralelo a los 43 ayuntamientos y la gubernatura. Proceso sustancioso, competitivo, interesante, por dónde se le quisiera ver.
Fama tenían los candidatos a las curules que “nomás andaban a las pegadas” con las fórmulas edilicias, sin sacar de su bolsa un cinco, entre los estipendios que recibían por ley.
Tres años después, tanto los aspirantes a legisladores como quienes busquen reelegirse, darán la pelea en medio del desierto, sin un candidato a gobernador que sirva como referente ni aspirantes a munícipes que den soporte a sus movilizaciones populares (si es que piensan hacer alguna).
Estamos, pues, viviendo tiempos inéditos. Si no fuera por la rivalidad creciente entre MORENA y el PAN, estaríamos hablando de los comicios más aburridos en muchas décadas. Los primeros (en efecto) donde las señoras y señores congresistas concursan solos.
TENAZ FASTIDIO
Aun así, son años duros para quienes cobren como “imaginólogos” de campaña. Entre otros retos, está el sacar de la modorra ya no digamos al potencial votante, por lo menos al prospecto de asistente al evento de cada día.
Ahí, cuando el candidato se “amosca” y gira hacia sus consejeros con cara de “¿qué les digo…?”
Y el asesor se arruga con cara de “lo que sea, al cabo es lo mismo.”
Las masas mirando hacia otra parte, la televisión que no llega y los reporteros pocos y bostezando, ajenos al templete donde se supone que se ventila (o debiera) el porvenir regional…
Alguien más añadirá…
- “Pues si se duermen en las curules, ¡cómo no nos vamos a dormir en sus campañas!”
¿Qué harías proyecto de reportero, reportera, con un material así para sentir que te estás ganando el Pulitzer, el María Moors Cabot de este año?
Se necesitaría acaso la perspicacia del neorrealismo italiano para encontrar a dichos tiempos sin tiempo su pisca de trascendencia, la chispa humana que (aunque no lo parezca) late en los corazones, palpita en sus venas.
Y definitivamente será la monotonía del discurso lo que incentive a los más audaces hacia la confrontación, el choque, la camorra en asuntos que nada que tengan que ver con las responsabilidades inherentes a los cargos en disputa.
O, mejor dicho, que deriven de esa otra disputa, por el poder nacional, que el gobierno de la Cuarta Transformación ha decretado, dada su hambruna original de territorios.
Cuestión de echar cuentas. Son suyos los tres palacios, el Nacional y las dos sedes legislativas federales. Más cinco de 32 entidades federativas, entre ellas la capitalina.
Dicho a la inversa se escucha más fuerte. Son 27 los estados donde no gobierna MORENA, entre tricolores, panistas, MC y coaliciones.
Sus operadores se tendrán que ir por la estridencia para romper el tedio, la natural inclinación al desgano que un proceso de la presente catadura conlleva y la dificultad misma de elaborar propuestas atractivas.
Los jefes de redacción lo saben. Cuando no hay noticias relevantes y el día se cae de aburrido, la conseja siempre útil será echar mano a la nota roja y que el mundo siga su curso.