Cd.
Victoria, Tam. El archivo de texto, a
12 puntos en letra Times, ocupa 6 cuartillas y media, tanto como 67 párrafos,
320 líneas, 4 mil 789 palabras y 30 mil 525 golpes, sumando espacios y
caracteres.
El documento está fechado el 21 de
febrero de 1972, día en que su autor, el abogado veracruzano JESÚS REYES
HEROLES, asumió la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional del PRI. Corría el
segundo año del régimen echeverriísta.
Discurso hoy considerado “de culto”, fue
concebido bajo el formato de cátedra, pródigo en observaciones punzantes sobre
los deberes de un partido hacia sus bases.
Aderezado con planteamientos económicos
que ya desde entonces tomaban distancia hacia el desarrollismo crudo hoy
identificado como modelo neoliberal.
Amén de la urgencia por justificar el
modelo vigente, otorgar un corpus doctrinal a la política de facto que habían
venido construyendo los regímenes de la Revolución Mexicana.
Inteligencia también para marcar
derroteros en el plano de la justicia social, concebidos, antes que nada, como consecuencia
lógica de la experiencia histórica nacional.
La fama y trascendencia de dicha alocución,
la cita medular que perduraría por décadas, se debe a una frase muy concreta, hoy
ligada al recuerdo y evocación de REYES HEROLES: “en política, la forma es
fondo.”
Afirmación tajante que además se
significó como el remate, colofón de tres densas parrafadas donde el político
tuxpeño se había extendido sobre la pluralidad ideológica y la mejor manera de vivir
con ella.
Dijo entonces, “a quienes esgrimen
ideas, combatámoslos con ideas.”
Pidió, además, “respeto para nuestros
adversarios, que no son nuestros enemigos, puesto que son mexicanos.”
Aconsejó: “luchar para que no triunfen
en las elecciones, pero ser los primeros en reconocer su victoria cuando
ocurra.”
Exhortando al “respeto para quienes,
pensando distinto a nosotros, a través de partidos políticos, tratan de disputarnos
la confianza del pueblo.”
Apelando a “la urbanidad en las relaciones políticas”, como “requisito para la convivencia pacífica.”
Todo ello, para coronar la exposición anterior, con un planteamiento de doble propósito:
“Seremos inflexibles en la defensa de las ideas, pero respetuosos en las formas, pues en política, frecuentemente, la forma es fondo.”
Apelando a “la urbanidad en las relaciones políticas”, como “requisito para la convivencia pacífica.”
Todo ello, para coronar la exposición anterior, con un planteamiento de doble propósito:
“Seremos inflexibles en la defensa de las ideas, pero respetuosos en las formas, pues en política, frecuentemente, la forma es fondo.”
LAS
REPERCUSIONES
El texto, desde luego, es más largo. En
efecto, lo que a la postre habría de prevalecer es dicha frasecita donde el orador
empataba (como sinonimia, o casi) lo permanente con lo inmanente, empaque y
contenido, forma y fondo.
Elevada por sus imitadores al nivel de
dogma, la enseñanza se convertiría en una especie de mantram que repetirían
como pericos los ideólogos del sistema en las generaciones siguientes. No siempre
con la interpretación original.
A menudo como justificación de la perfidia
y el disimulo. Devoción por las apariencias, culto a lo superficial, la
mascarada hueca en que se fue convirtiendo ese partido tras el arribo de los
neoliberales, que de revolucionarios solo usufructuaban el nombre.
Nada de que asustarse, será este siempre
el grave riesgo de las frases usadas fuera de contexto y cuyo significado se
adultera y pervierte hasta terminar expresando (diametralmente) lo contrario.
Conocer el documento original permite recuperar
el orden de ideas que hizo posible dicha expresión y devolverle su sentido correcto.
El llamado que por entonces hacía REYES HEROLES a la urbanidad y el respeto entre
adversarios políticos.
Y lo proponía como una advertencia ante
un México que en aquel 1972 hervía en inconformidad frente a la aplanadora
priísta. Cuatro años atrás, la masacre de 1968 había enlutado al país.
Apenas cinco años después, en la
primavera de 1977, el mismo REYES HEROLES, como flamante Secretario de
Gobernación, convocaría a una reforma política para legitimar dicha pluralidad,
abriendo las puertas al Partido Comunista y logrando el regreso del PAN a la
arena electoral, de la cuál este último se había retirado en 1976, alegando
falta de garantías.
Habría, pues, que ser respetuosos en las
formas empleadas dentro de la competencia política y la convivencia entre
fuerzas opuestas porque, en dicho ámbito, “la forma es fondo”.
No estamos, por cierto, ante una máxima
de aplicación general ni (menos aún) para usarse como remiendo infalible o cita
abstracta de interpretación variable.
Entendida en su sentido original, carece
de enigmas. Su autor la enfocó, con la suficiente antelación (líneas y párrafos
previos) a un aspecto muy concreto de la vida política. La competencia
democrática.
EL
TIEMPO VUELA
El próximo 19 de marzo se cumple el
aniversario luctuoso número 34 tras la partida de REYES HEROLES, al que los
escribidores (MONSIVAIS, entre ellos) solían llamar “don CHUCHO, el del gran
poder.”
Su fallecimiento ocurrió ya en pleno
lamadridismo (1985) cuando ocupaba la cartera de Educación. Había volado a
Denver, Colorado, para una consulta médica, consumido por el mal recurrente de
los fumadores empedernidos, cáncer de pulmón. Ausencia, sin duda, precoz, a los
63 años,
Cabría añadir que el actual sistema de
partidos, con su acceso gratuito a los medios, sistema de prerrogativas y el
contrapeso de la representación proporcional, se deben a la reforma que el
veracruzano impulsó entre 1977 y 1978, para estrenarse en las elecciones
federales intermedias de 1979. De esto han pasado 40 años.