miércoles, 6 de marzo de 2019

Chucho y su mantram


Cd. Victoria, Tam. El archivo de texto, a 12 puntos en letra Times, ocupa 6 cuartillas y media, tanto como 67 párrafos, 320 líneas, 4 mil 789 palabras y 30 mil 525 golpes, sumando espacios y caracteres.
El documento está fechado el 21 de febrero de 1972, día en que su autor, el abogado veracruzano JESÚS REYES HEROLES, asumió la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional del PRI. Corría el segundo año del régimen echeverriísta.
Discurso hoy considerado “de culto”, fue concebido bajo el formato de cátedra, pródigo en observaciones punzantes sobre los deberes de un partido hacia sus bases.
Aderezado con planteamientos económicos que ya desde entonces tomaban distancia hacia el desarrollismo crudo hoy identificado como modelo neoliberal.
Amén de la urgencia por justificar el modelo vigente, otorgar un corpus doctrinal a la política de facto que habían venido construyendo los regímenes de la Revolución Mexicana.
Inteligencia también para marcar derroteros en el plano de la justicia social, concebidos, antes que nada, como consecuencia lógica de la experiencia histórica nacional.
La fama y trascendencia de dicha alocución, la cita medular que perduraría por décadas, se debe a una frase muy concreta, hoy ligada al recuerdo y evocación de REYES HEROLES: “en política, la forma es fondo.”
Afirmación tajante que además se significó como el remate, colofón de tres densas parrafadas donde el político tuxpeño se había extendido sobre la pluralidad ideológica y la mejor manera de vivir con ella.
Dijo entonces, “a quienes esgrimen ideas, combatámoslos con ideas.”
Pidió, además, “respeto para nuestros adversarios, que no son nuestros enemigos, puesto que son mexicanos.”
Aconsejó: “luchar para que no triunfen en las elecciones, pero ser los primeros en reconocer su victoria cuando ocurra.”
Exhortando al “respeto para quienes, pensando distinto a nosotros, a través de partidos políticos, tratan de disputarnos la confianza del pueblo.”
Apelando a “la urbanidad en las relaciones políticas”, como “requisito para la convivencia pacífica.”
Todo ello, para coronar la exposición anterior, con un planteamiento de doble propósito:
“Seremos inflexibles en la defensa de las ideas, pero respetuosos en las formas, pues en política, frecuentemente, la forma es fondo.”

LAS REPERCUSIONES
El texto, desde luego, es más largo. En efecto, lo que a la postre habría de prevalecer es dicha frasecita donde el orador empataba (como sinonimia, o casi) lo permanente con lo inmanente, empaque y contenido, forma y fondo.
Elevada por sus imitadores al nivel de dogma, la enseñanza se convertiría en una especie de mantram que repetirían como pericos los ideólogos del sistema en las generaciones siguientes. No siempre con la interpretación original.
A menudo como justificación de la perfidia y el disimulo. Devoción por las apariencias, culto a lo superficial, la mascarada hueca en que se fue convirtiendo ese partido tras el arribo de los neoliberales, que de revolucionarios solo usufructuaban el nombre.
Nada de que asustarse, será este siempre el grave riesgo de las frases usadas fuera de contexto y cuyo significado se adultera y pervierte hasta terminar expresando (diametralmente) lo contrario.
Conocer el documento original permite recuperar el orden de ideas que hizo posible dicha expresión y devolverle su sentido correcto. El llamado que por entonces hacía REYES HEROLES a la urbanidad y el respeto entre adversarios políticos.
Y lo proponía como una advertencia ante un México que en aquel 1972 hervía en inconformidad frente a la aplanadora priísta. Cuatro años atrás, la masacre de 1968 había enlutado al país.
Apenas cinco años después, en la primavera de 1977, el mismo REYES HEROLES, como flamante Secretario de Gobernación, convocaría a una reforma política para legitimar dicha pluralidad, abriendo las puertas al Partido Comunista y logrando el regreso del PAN a la arena electoral, de la cuál este último se había retirado en 1976, alegando falta de garantías.
Habría, pues, que ser respetuosos en las formas empleadas dentro de la competencia política y la convivencia entre fuerzas opuestas porque, en dicho ámbito, “la forma es fondo”.
No estamos, por cierto, ante una máxima de aplicación general ni (menos aún) para usarse como remiendo infalible o cita abstracta de interpretación variable.
Entendida en su sentido original, carece de enigmas. Su autor la enfocó, con la suficiente antelación (líneas y párrafos previos) a un aspecto muy concreto de la vida política. La competencia democrática.

EL TIEMPO VUELA
El próximo 19 de marzo se cumple el aniversario luctuoso número 34 tras la partida de REYES HEROLES, al que los escribidores (MONSIVAIS, entre ellos) solían llamar “don CHUCHO, el del gran poder.”
Su fallecimiento ocurrió ya en pleno lamadridismo (1985) cuando ocupaba la cartera de Educación. Había volado a Denver, Colorado, para una consulta médica, consumido por el mal recurrente de los fumadores empedernidos, cáncer de pulmón. Ausencia, sin duda, precoz, a los 63 años,
Cabría añadir que el actual sistema de partidos, con su acceso gratuito a los medios, sistema de prerrogativas y el contrapeso de la representación proporcional, se deben a la reforma que el veracruzano impulsó entre 1977 y 1978, para estrenarse en las elecciones federales intermedias de 1979. De esto han pasado 40 años.