martes, 4 de abril de 2017

Memes, filias, fobias

Cd. Victoria.- Se antoja redundante y por ende innecesaria una nueva legislación para infracciones como el libelo ya configuradas por la ley, que puedan cometerse en el ejercicio de la comunicación vía Internet.
No hace diferencia el que se perpetren por vías tradicionales (prensa, radio, TV) o en los modernos recursos cibernéticos, páginas Web, correo electrónico, foros, blogs, portales de video y redes sociales.
Difamación o calumnia, por igual se expresan en tinta sobre papel que en trincheras digitales. En todo caso, la novedad estriba en la dificultad de la investigación.
Es complicado encontrar al responsable de un panfleto en medios electrónicos donde resulta tan fácil injuriar desde el anonimato.
Tratándose del mismo abuso solo que cometido desde plataformas distintas, podría ser un error de nuestros legisladores el pretender tipificarlo aparte.
Y peor, con definiciones de orden mediático que revelan gran pobreza de vocabulario y podrían ser aplicadas lo mismo al muchacho que raya la pared de un baño que al cartonista cuando emplea el “colage” de dibujos y fotografías para su trabajo cotidiano.
No será, pues, con la creación de figuras redundantes (delito sobre delito) como deba atacarse el fenómeno. El verdadero campo para la innovación estaría en manos de instancias operativas como las policías cibernéticas.

ANTES Y AHORA
Si alguien vende droga por Facebook, exhibe pornografía infantil en su blog, emite amenazas de muerte por correo electrónico o difama a través de Twitter, la respuesta institucional no está en fabricar a toda prisa figuras delictivas.
Basta con actualizar sus métodos de investigación. La agresión es la misma cuando se hace en papel y se reparte en fotocopias que si alguien lo sube a cualquier espacio virtual.
Extraña, pues, que quieran hacer del “meme” (en su acepción común, imagen y texto con propósitos burlones, eventualmente ofensivos) un concepto diferenciado.
Sobre todo en esta época, cuando la cultura de la imagen ha extendido el empleo de un híbrido interesantísimo llamado infografía.
Mezcla de iconografía y textos, hoy se usa como herramienta didáctica en libros escolares a todos los niveles, enciclopedias, atlas, guías de estudio, manuales de operación.
Y también en la prensa cuando se quiere ilustrar (al golpe de vista) situaciones cambiantes como la ruta de un avión en su desplome, la persecución de un asaltante o el camino que siguió la pelota antes de entrar en la portería.
Tiene efecto también en la actualización del viejo humor gráfico, el cartón político, la caricatura que yuxtapone fotografía y dibujo. ¿Qué sería de los chistes sobre DONALD TRUMP sin estos “combos” geniales?

SUELE PASAR
Cabe citar un caso reciente, ahorrando detalles innecesarios y sin mencionar nombres. Sucedió en una institución escolar de nivel medio, al extremo sur de la entidad.
Cierto día apareció una cuenta fantasma de Facebook plagada de amenazas directas contra la vida de un profesor y su familia, amen de acusaciones injuriantes sobre su conducta privada.
Todo ello grave y preocupante, en la medida en que entraña daño moral a personas concretas, además de un delito bien identificado como es el de amenazas.
Intervino a tiempo la policía cibernética y resultó que los autores eran alumnos reprobados en un reciente examen.
Acaso pudieron haber solicitado revisión de la prueba. O pedir una segunda oportunidad, entre otras opciones prudentes.
En lugar de ello recurrieron a la difamación y la amenaza. Comprobada la identidad de los autores, se optó por su expulsión y ahí quedó la cosa.
Pero ojo, no cometieron falta alguna que desconocieran las generaciones anteriores. Lo diferente fueron los medios empleados y para eso existen formas nuevas de investigación. Este es el punto.