jueves, 20 de abril de 2017

Duarte, arresto light

Cd. Victoria.- No será la primera vez que doña PGR perpetre incongruencias al estilo Chavo del Ocho, “sin querer queriendo.”
Descuidos deliberados (valga el contrasentido) pifias que se antojan premeditadas, vulnerabilidades y agujeros donde queda entreabierta la posterior negociación ante los tribunales.
Ejemplo más cercano, el proceso contra el exgobernador JAVIER DUARTE. Se ha comentado mucho, desde las primeras horas de su arresto: ¿Cómo lo piensan traer?
La diferencia entre ser deportado o extraditado de Guatemala a México es harto significativa en función de sus consecuencias jurídicas.
Si lo extraditan (amen de tardar más y darle tiempo para hacer perdedizo el botín) podrá ser juzgado únicamente por aquellos delitos que la autoridad mexicana pueda documentar en determinado plazo.
Ilícitos que además (ojo) tengan su equivalente en el código penal guatemalteco.
Se restringe, pues, la acción de la justicia. Focalizan con ello la tarea acusatoria y blindan a sus encumbrados cómplices de cualquier investigación posterior que pudiera involucrarlos, salpicarlos.
Por ello un creciente número de voces autorizadas están exigiendo que DUARTE sea sencillamente deportado y entregado a la autoridad mexicana en la línea fronteriza con Guatemala.

¿JUSTICIA Y GRACIA?
Y esto tiene que ver con un conflicto de orden moral que hoy se vive en el más alto mando del país donde el veracruzano es querido y apreciado, no de ahora, desde que era candidato.
Aunque dicho afecto no evita el reconocer que su desgobierno en tierras jarochas representa un lastre muy pesado para el PRI.
Desprestigio que afecta no solo la elección gubernamental del Estado de México, ¡las presidenciales del 2018!
Difícil dilema para PEÑA, decidir entre el cariño y la conveniencia electoral. Acaso esto explique esa forma tan acotada de aplicar la justicia en el caso DUARTE.
La PGR parece inclinada hacia un burocrático proceso de extradición, en vez de apurar la deportación inmediata.
Amen de ser ostensible, visible, la línea oficial para proteger a la familia del acusado, la voluntad de exculparlos, empezando por su esposa KARIME MACÍAS.
Mire usted, los conocedores del caso han señalado que el veracruzano era apenas la parte visible de una red delictiva profesional muy amplia.
Ladrones de cuello blanco que vaciaron de manera inteligente y metódica las arcas de ese gobierno, prácticamente desde el primer día.
Recuérdese que la administración de JAVIER DUARTE está ligada al misterioso traslado de maletas cargadas con dólares que salían de Veracruz hacia diferentes destinos de la República.

LA RISA
Acaso por ello, desde su presentación inicial, la mañana de este miércoles, la bien asesorada estrategia del acusado se teje en función de maniobras dilatorias.
Le mandaron una copia del oficio de extradición. Pide el original. Al rato dirá que le falta un sello o una firma.
Que nadie lo dude, DUARTE puede ganar. Anotarse una victoria contundente contra la justicia como su colega HUMBERTO MOREIRA, el de Coahuila.
De aquí algunos observadores explican la sonrisa que mostró en los primeros momentos de su detención.
Apenas el martes pasado me permití añadir en redes sociales una visión distinta, uniendo las fotos de DUARTE y del capo conocido como “La Barbie” (EDGAR VALDEZ) cuya sonrisa, por igual, sorprendió al mundo cuando lo detuvo la Policía Federal en 2010.
Dicha manera de reír, dije, vendría por “ausencia de culpa, placer sicótico, (especie de) lobotomía simbólica, tras un prolongado comportamiento amoral.”
Ello aunque (a decir verdad) no se trata de interpretaciones mutuamente excluyentes. Ambas podrían tener validez, (1) la felicidad de quien confía en sus arreglos a trasmano y (2) la expresión lúdica del pillo incorregible.