Las mujeres y los niños (decía un viejo novelista) se pueden dar el lujo de ser descuidados. Los hombres de negocios nunca.
De aquí la reflexión. ¿Cuáles son los descuidos más comunes en este campo donde el poder y el dinero se entrecruzan, pero tan lamentables escándalos anidan?
Cito algunos…
1.- El bajo perfil es como un seguro de vida que cosecha beneficios a corto, mediano y largo plazos. El señor y la dama súbitamente adinerados (sus familiares, incluso) deben saber que el propósito central de la riqueza oscura es su disfrute pleno en la intimidad de sus vidas. Nunca para la exhibición pública.
2.- En este sentido, las revistas de corazón y las páginas de sociales son tan lesivas, tóxicas y riesgosas como la nota policial. Quien piense que la fortuna (esa fortuna) llegó para lucirse, olvida de dónde viene.
Y quien lo hace exhibe debilidades. Muestra con ello descaro en sus trapacerías. Apantalla tan solo a un reducido grupo de bobos que muy pronto cambiarán la admiración por la envidia y el pasmo por la denuncia.
3.- Por favor, olvídese del “caché” que presuntamente otorga el mostrar fotos paseando por Rio de Janeiro, Nueva York, Tokio o las Bahamas.
En un país con 50 millones de personas ubicadas entre la pobreza y la pobreza extrema, cualquier presunción de este corte es sospechosa de atraco y una invitación al secuestro.
4.- Si usted va a confiar en alguien para que le cuide sus ahorros, pregúntele antes si tiene cuentas pendientes con la PGR, la DEA, el FBI y la oficina fiscal. No vaya a ser que por delitos ajenos paguen riquezas propias.
5.- De paso exija a su prestanombres que le aclare su situación de pareja y le muestre también su contrato matrimonial. Si está casado por bienes mancomunados (sociedad conyugal) no le otorgue ni el saludo, huya de esa persona a la brevedad posible.
La razón es que en caso de divorcio, la mujer del prestanombres va a exigir golósamente su parte de aquella riqueza que de manera temporal le fue confiada al marido.
Ello, aún a sabiendas de que dichos millones en propiedades, cuentas bancarias, acciones bursátiles, ranchos y condominios, no encajan en la categoría de “bienes habidos durante el matrimonio.”
Es larga y tortuosa la historia de damas iracundas que han optado por desplumar al cónyuge durante el juicio de separación, recurriendo incluso a instancias federales.
Tan peligrosa como el más feroz de los sicarios es una esposa despechada. Son ejemplos, al respecto, altos mandos políticos regionales y exjefes educativos cuyos testaferros sufrieron el asedio económico de inesperados litigios matrimoniales.
6.- Mucho cuidado con los bufones, su sonrisa solamente es externa. No olvide en ningún momento la lección que nos ofrece STEPHEN KING en su relato de payaso diabólico.
¿Piensa usted incorporar a su equipo a un “tontín” en calidad de cómplice?
Cuidado, obsérvele primero los ojos. Si ríe solamente con los labios pero su mirada es helada y escrutadora, podría estar reclutando un demonio.
Una vez en manos de la PGR, la experiencia ha demostrado que el problema de estos muchachos no es hacerlos hablar sino que cierren la boca.
7.- Finalmente, dinero que no da para pasear con tranquilidad por las calles de tu pueblo sin que alguien te grite majaderías, es dinero mal asimilado y peor administrado.
Para extender las alas de dragón tienes la vida privada. Hacia afuera, tu apariencia debe ser (por regla) la de un profesionista clasemediero, profesor de escuela, médico de pueblo.