Cd.
Victoria.- Conocido y reconocido por su audacia
política, ha sido baja la asistencia ciudadana durante los primeros actos
proselitistas del abanderado albiazul PACO CABEZA.
Se percibe incluso bastante más animada la
trinchera de GUSTAVO CÁRDENAS, quizás por el ánimo festivo que este último sabe
imprimir a todos sus eventos.
Traiga o no proyecto de gobierno en sus
alforjas, lo cierto es que GUSTAVO es un comediante natural. Con el candidato
del PMC nadie se aburre. Tiene “punch”, hace gala de carisma y maña para
entusiasmar a sus audiencias.
Y esto contrasta con el gesto hierático,
afectado, que de un tiempo a la fecha caracteriza a FRANCISCO JAVIER, a ratos
demasiado solemne.
Ese rictus de “muina” perpetua, esa careta
de velorio que parece acompañarlo a donde quiera que llega. Ánimos impropios
para una fiesta cívica.
¿POR
QUÉ AHÍ?
Mucho se puede decir en torno a la decisión
de iniciar su campaña junto a los familiares de las víctimas en San Fernando.
En su defensa podría argumentarse que se
trató de un acto de humanidad, de sensibilidad al dolor ajeno, en un municipio
que acaso vivió de manera más cruda el estallido criminal de 2010 y 2011.
Sin embargo también puede verse como un
desplante de oportunismo político. Capitalizar el dolor, sacar raja electoral
de una tragedia.
Sobre todo si recordamos que la ocupación
por semanas enteras de grupos armados en carreteras y caminos de aquella zona
habría sido imposible sin la complacencia de las fuerzas federales entonces al
mando del presidente FELIPE CALDERÓN.
Hoy, a toro pasado, CABEZA se conduele y
abraza a los deudos.
Pero el gesto pierde legitimidad si en su
momento no tuvo el valor de señalar la inacción de la SEDENA a cargo de
GUILLERMO GALVÁN y la SSP de GENARO GARCÍA LUNA.
Dada la capacidad de fuego que mostraban
los grupos delictivos, las corporaciones estatales resultaban insuficientes sin
el apoyo de la federación.
Por otra parte, como estrategia electoral,
San Fernando no parece ser el mejor lugar para iniciar una campaña si lo que se
quiere es demostrar músculo al votante, en un estado donde el PAN jamás ha
gobernado.
Habría sido más práctico programar eso para
mediados de campaña. Las imágenes que muestran a CABEZA con rostro compungido
frente a un auditorio austero y afligido, contrastan con el trepidante ímpetu que
observó el arranque del priísta BALTAZAR HINOJOSA.
ANTES
COMO AHORA
Caben los paralelismos. El despegue de
CABEZA recuerda en buena medida aquel deslucido mitin con que empezó sus tareas
proselitistas la candidata del PAN a la presidencia JOSEFINA VÁZQUEZ MOTA en
2012.
Imágenes que todavía perduran en la memoria
ciudadana. La mitad de los asientos vacíos y la gente saliéndose en largas
filas mientras JOSEFINA ofrecía su discurso.
Después se diría que el Estadio Azul (antes
llamado “Ciudad de los Deportes”) por ubicarse en una hondonada, se había
convertido en un baño de vapor colectivo, dada la combinación entre la humedad
de los días previos y el sol quemante de ese domingo.
Se añadía la impuntualidad de la entonces
candidata. Citaron a la gente a las diez, llegó a la una. Para colmo, las
despensas y otros estímulos para los acarreados se entregaron antes del evento
y por eso la gente huyó.
Ineptitud logística que reiteradamente demostró
JOSEFINA en 2012 y parece estar repitiendo CABEZA DE VACA en 2016.
A la inversa, el arranque de BALTAZAR
HINOJOSA recuerda en buena medida al enérgico inicio de ENRIQUE PEÑA NIETO en
aquel 2012.
Coincide en ambos la eficacia de una
estrategia calculada y cuidada hasta el último detalle. Sagacidad operativa que
buscó, desde un primer momento, demostrar fortaleza, vigor, contundencia.
Dicen que quien pega primero pega dos
veces.
Sin duda, BALTAZAR ya lo hizo.