miércoles, 9 de diciembre de 2015

Diversión predictiva

Cd. Victoria.- Salvo que alguien haya platicado en la más privada de las confianzas con ENRIQUE PEÑA NIETO, recibido noticia fresca y de viva voz sobre la identidad del candidato tricolor a la gubernatura de Tamaulipas (salvo ello, insisto) cualquier afirmación al respecto es meramente subjetiva.
Subjetividad, en efecto, manifestación de un deseo, simpatía, preferencia por alguna de las opciones que hoy afloran dentro del PRI.
Perspectiva, incluso, de cierta utilidad material, expectativa de beneficio, cargo público (nueva chamba o refrendo de la misma) oportunidad laboral, prebenda, contrato de obra o servicio. Necesidad apremiante de cariño presupuestal.
Paradoja, la predicción en torno a la identidad del aspirante puede carecer de sustento objetivo aunque el interés de fondo sea muy concreto, constante y sonante.
Comprensible, en cuanto a su propósito final (el beneficio propio) aunque dudosa en su pretensión de entronizarse como verdad absoluta.

TEORÍA Y PRETEXTO
Curioso es que se desarrolle además alguna suerte de ejercicio epistemológico, marco teórico, argumentación adyacente, a menudo como pilar de afirmaciones temerarias. El bueno es fulano (o zutana) por tales y cuáles razones de orden político, sociológico, histórico o todo junto.
Ello, cuando de sobra sabemos que el proceso en marcha difícilmente podría ser descrito en términos de competencia real.
Tampoco es hándicap, aunque la palabreja a veces se cuele en nuestro léxico. No son carreras, ni certamen de conocimiento, habilidades específicas o carisma.
Una compleja red de variables puede afectar el resultado. Tres (acaso cuatro) opiniones están siendo desde ahora consultadas, aunque jamás debemos olvidar que la decisión final depende de una sola. De aquí la gratuidad que a estas alturas exhibe buena parte de la fiebre especulativa.
Binomio, terna o cuaternario, en cualquiera de los casos el margen de error es tan amplio como incuantificable la voluntad individual que fija el desenlace.
La posterior etapa constitucional será otra cosa, claro. A medida en que se rige por la contabilidad de sufragios (papeletas cruzadas, votos) admite un mejor acomodo de la función predictiva.
Ahí donde interviene el número, hay lugar también para la construcción de escenarios. Resulta entonces factible (aconsejable) el cálculo probabilístico y para ello están las encuestas. Las verdaderas, por supuesto, nunca las propagandísticas.
Aunque esto ocurre (repito) hasta la constitucional, cuando los cargos de gobernador, alcalde y diputado son puestos a merced de la voluntad ciudadana.

OPCIÓN LÚDICA
En el proceso previo, la información es jabonosa. Difícil hallar certidumbre, a menos que se otorgue el rango de ciencias exactas a prácticas como la telepatía, adivinación, precognición y especies afines.
De ser así, comentaristas y expertos en prospectiva política deberán incluir la parapsicología en su tira de materias. En la lista de asignaturas básicas.
Mientras esto no ocurra deberemos seguir confiando en los cinco sentidos y en nuestra capacidad de razonar a partir de la información que nos llegue de los mismos.
Tiene mucho de pensamiento mágico el creer que las cosas suceden cuando con reincidencia se nombran. Aún la palabra, en tanto verbo creador, tiene sus límites. No por fuerza de repetir que tal o cuál es el “mero macizo” esto deba acontecer.
A menos que haya la intención de divertirse en el intento, sin criterio alguno de realidad. Entonces la perspectiva cambia sustantivamente.
Si el sentido final de todo esto consiste en ensayar malabarismos y jugar con esquemas de ficción por el puro y simple goce estético, adelante pues con la imaginación festiva.