Cd.
Victoria.- La expectativa en política y las trampas
de la subjetividad, vaya tema. Cuando alguien piensa que le adeudan determinado
cargo o investidura, su alegato puede ser endeble de origen (ficticio, incluso)
y sin embargo muy real en cuanto a los pasos que dicha expectativa genera.
En 2010 ENRIQUE CÁRDENAS daba por un hecho
que el gobernador EUGENIO HERNÁNDEZ le apoyaría en su afán de conseguir la
primera magistratura estatal.
Amen de la amistad de años, cierta creencia
de ENRIQUE daba sustento a la serenidad con que aseguraba entonces: “yo soy el
próximo”.
Seis años atrás, en 2004, CÁRDENAS había
dado su apoyo a EUGENIO en la difícil batalla contra HOMERO DÍAZ. De entonces
vendría el acuerdo.
Ignoro si lo platicaron de manera explícita
y en qué términos, pero al menos ENRIQUE quedó con la impresión de haber acordado
un “hoy por ti, mañana por mí”.
Ocurrió luego que, en la hora señalada,
EUGENIO apoyó a RODOLFO TORRE y de ahí vino el reclamo encorajinado de CÁRDENAS.
SIMILARES
Y CONEXOS
Lo cuál de alguna manera nos remite a lo
ocurrido en las sucesiones de 1998 y 2004, igualmente en Tamaulipas.
En la primera TOMÁS YARRINGTON y OSCAR
LUEBBERT habían competido por la nominación de manera tan amigable que, concluida
la interna, el segundo no demoró un segundo en levantar la mano al primero.
El adversario común en aquel 1998 era MARCO
BERNAL. El caso es que LUEBBERT se quedó con la idea de que tenía asegurada la
candidatura seis años después, la de 2004.
Y había elementos para pensar así, pues
TOMÁS hizo a OSCAR titular de SEDESOL y luego lo apoyó en 2000 para llegar al
senado. “Se la deben”, decían sus acólitos.
Pero algo ocurrió porque al llegar al
momento definitorio, YARRINGTON vio con simpatía la decisión de su partido en favor
del alcalde cuerudo EUGENIO HERNÁNDEZ.
Igual que ENRIQUE en 2010, OSCAR se quedó vestido
y alborotado en 2006, esperando un “hoy por mí, mañana por ti” que jamás llegó.
De ahí el comentario inicial. El carácter
relativo de los débitos en política, a veces magnificados por el acreedor en
turno.
Aunque también pueden ser arreglos momentáneos,
amarrados bajo la presión de coyunturas difíciles y que luego resultan
incumplibles.
El tiempo cambia a las personas, seis años
son muchos, acaso las cosas se piensan mejor y eso que alguna vez fue
compromiso serio se irá relativizando hasta quedar como una opción entre otras.
MÁS
DE VICTORIA
Viene esto a cuento hoy que los
simpatizantes del ex-tesorero estatal OSCAR ALMARAZ dicen que la alcaldía de
Victoria “ya le toca” porque presuntamente “se la deben”.
Por principio, habría que preguntar quién o
quiénes se la deben y por qué, tomando en cuenta que son cargos cuya
titularidad descansa en la soberanía del voto.
Incluso pudiera pensarse que acaso haya un
adeudo por tareas realizadas en bien de su partido. El débito por el mérito, ok.
Solo que en esta perspectiva es larga la
fila de militantes que habiendo trabajado ciclo tras ciclo en bien del fortalecimiento
institucional, no han coronado su afán de gobernar el municipio.
Por citar algunos ejemplos, FELIPE GARZA y
TOÑO MARTÍNEZ TORRES. Si a esas vamos, a ellos también se las deben y hasta
podrían cobrarla con intereses moratorios.
Considerando, sin embargo, todos los casos mencionados
desde el principio, habría una razón más poderosa que los (reales o presuntos)
adeudos.
La propuesta real de trabajo, ¿qué ofrece
usted a cambio de la nominación (primero) y luego del voto?
Aunque sobre este particular, ocurre que
las voces son muchas, dentro y fuera del ámbito tricolor. Pecaría de narcisista
el hombre si piensa que la única opción en toda la galaxia es aquel que le sonríe
desde el espejo. Hay más.