Cd. Victoria, Tam.- Aunque el hablar
jamás haya sido sinónimo de legislar (ni siquiera de trabajar) digamos que tiene
mala reputación la pasividad de los representantes populares en la tribuna, su
bajo o nulo desempeño al micrófono.
Entre otras razones porque parlar constituye el verbo que describe
al oficio (parlamentar) y también a los antros legislativos.
Oficio dialéctico, enarbolar la palabra es herramienta de tribunos
y de esta esgrima mental en defensa de posturas, dan cuenta las crónicas de los
grandes días, lo mismo en la república romana que en la revolución francesa y,
por supuesto, en los sucesivos constituyentes mexicanos.
¿Qué sería de la crónica parlamentaria sin los grandes debates que
lo mismo señalan derroteros que refutan con vehemencia los argumentos del
adversario?
De aquí la paradoja: ¿Parlantes mudos?
La firma de consultoría INTEGRALIA, especializada en análisis político,
reveló la semana pasada los nombres de 3 senadores y 15 diputados federales (18
en total) quienes jamás habrían subido al estrado desde su llegada al cargo en
los 16 meses iniciales de su labor, entre septiembre el 201 y diciembre del
2013.
ESCAÑOS SILENTES
El caso de los senadores está de risa loca porque (priístas los
tres) son además líderes sindicales. Leyó usted bien.
En cualquier otro país la gente preguntaría como le hicieron para
conquistar sus respectivas dirigencias gremiales siendo tan poco afectos al uso
de la voz pública.
La respuesta es que en México la regla opera precisamente a la
inversa. Acá las tradiciones son otras pues la realidad se encuentra
estructurada, precisamente, por cuerdas invisibles y nudos soterrados.
Se subsiste en base al silencio, las complicidades sombrías, las
reglas no escritas, los acuerdos innombrables, los valores entendidos, el reino
de lo tácito donde quien se mueve no sale en la foto.
Y mire usted, quienes son los silenciosos…
El sonorense JOEL AYALA, actual líder de la burocracia federal (FSTSE),
ha sido tres veces diputado federal y dos veces senador.
El mexiquense ARMANDO NEYRA, sindicalista de la industria
embotelladora, cinco veces diputado federal, hoy ocupa un escaño senatorial.
El paisano (tampiqueño) CARLOS ROMERO DESCHAMPS, exdirigente
petrolero, diputado reincidente y de nueva cuenta senador, posee el record
personal (en sus 34 años de presunta carrera legislativa) de jamás haber
presentado una iniciativa ante el Congreso en ninguna de las cámaras.
Hito histórico, desde luego, que deja marca para posteriores
referencias y hasta comparaciones.
Lo cuál de alguna manera me recuerda cuando ERNESTO CORDERO le dijo a JOSEFINA VAZQUEZ MOTA que, en su papel de legisladora, habría sido… ¡Más faltista que el “Niño Verde”!
Lo cuál de alguna manera me recuerda cuando ERNESTO CORDERO le dijo a JOSEFINA VAZQUEZ MOTA que, en su papel de legisladora, habría sido… ¡Más faltista que el “Niño Verde”!
Acusación extrema, oiga usted, equivalente a decir que alguien fuera
más calvo que CARLOS SALINAS o más gordo que CARSTENS.
OFICIO DE SUSURROS
Pero, bueno, por lo que concierne a la Cámara Baja, el reporte de INTEGRALIA
señala entre los 15 diputados silenciosos al matamorense MARCO ANTONIO BERNAL.
De nuevo la paradoja pues BERNAL es, hoy por hoy, uno de los
colaboradores más activos en el grupo político del líder cameral MANLIO FABIO
BELTRONES. Omnipresente a su diestra.
Aquí es donde acaso quepa la consideración que adelanto en la
primera línea de este comentario. Hablar no siempre es sinónimo de trabajar.
O a veces el ejercicio del verbo se restringe a los intensos
forcejeos del acuerdo privado, del petit comité tan caro a un sistema cavernoso
como el nuestro.
Y mire usted, en este recuento de paradojas va incluido también el
diputado panista MAX CORTAZAR, otro de los legisladores mudos señalados por el
estudio, a pesar de su chamba reciente, la de vocero presidencial.
Antes de hacer carrera política, MAX fue músico, baterista de jazz
reconocido en círculos internacionales, para luego hacer tareas de comunicador
oficial en su partido y en distintos ámbitos del gobierno calderonista. Hoy
destaca por su sigilo.
Exvocero sin voz, en efecto.