lunes, 24 de febrero de 2014

Los caídos de febrero

Cd. Victoria.- Las redes sociales hacen hoy recuento y mofa de los “caídos” el fin de semana, elementos disímbolos cuyo denominador común es haber mordido el polvo y visto su orgullo rodar a flor de alcantarilla, a saber:
Cayó el equipo América ante los resucitados pumas de la UNAM, ese lapidario tres por uno que pone en difícil predicamento al seleccionado nacional, del cual la escuadra aguilucha dice ser algo así como su resumen ejecutivo, su esencia prístina, su columna vertebral.
Cayó también la recién adquirida aplicación de mensajería WhatsApp, cuya suspensión del servicio activó furores oscuros entre millones de usuarios a escala planetaria.
Amen de que se interpreta jocosamente como alguna suerte de empacho fulminante ante la inundación de dólares con que aterriza su nuevo dueño, el chico maravilla MARK ZUCKERBERG, a la sazón creador y cabeza de FACEBOOK.
Y cayó, por supuesto, el empresario oriundo de Badiraguato, Sinaloa, JOAQUÍN ARCHIVALDO GUZMÁN LOERA.
Captura ahora creíble o acaso más digerible que muchas de su tipo en los últimos 30 años, quizás por el manejo mediático: mejor cuidado que los anteriores.

¿ES O NO ES?
Y es que, oiga usted, esa desconfianza ciudadana hacia los voceros de la justicia apunta en todas direcciones, incluyendo al primer arresto del mismo capo acaecido en 1993 y del que la gente (ya para entonces muy mosqueada) desconfió al verlo rasurado y corto de pelo cuando fue presentado en Puente Grande.
Decir “no” es acaso la defensa más arcaica e inmediata en una opinión pública que ha sido engañada tantas veces por gobiernos de todos los partidos y con el celestinaje de los medios.
Desde aquel lejano 1993 (penúltimo del salinato, hace casi 21 años) el televidente promedio se preguntaba si ese sujeto de mirada nostálgica y uniforme caqui sería realmente GUZMÁN (al año siguiente diríamos lo mismo de MARIO ABURTO, creándose la leyenda de los cuatro ABURTOS, todavía en vigencia).
Por eso ahora que un ARCHIBALDO más delgado y con el pelo entintado de negro es exhibido como trofeo de caza por la SEMAR tras su relampagueante detención en Mazatlán, la gente dudó al principio.
El internauta común insistía en consultar fuentes norteamericanas en espera de que la DEA o similares confirmasen que (en efecto) el detenido era el CHAPO, más allá de cualquier variante en facciones o color de pelo, se pareciera o no (que, dicho sea de paso, sí se parece).
Memoriosos más cercanos (analistas más jóvenes) se remontan a enero del 2001 cuando tan audaz caballero hizo historia al fugarse de Puente Grande, presuntamente escondido en un contenedor de lavandería.
Ello, aunque no ha faltado quien diga que salió con alfombra roja y por la puerta principal, tras reconvertir a los celadores en empleados, escoltado y cuidado por los mismos funcionarios que tendrían por misión (teórica) retenerlo en prisión.

¿EL CAPO AZUL?
La maledicencia va más lejos. El mismo VICENTE FOX (quien apenas el mes anterior rendía protesta) habría autorizado tan glamorosa salida, en pago (dicen) al cuantioso apoyo pecuniario que los cárteles del Pacífico otorgaron a su campaña.
Jamás se demostró que esto fuera cierto, pero como FOX manifestó desde un principio una estridente mezcla de patanería, cinismo y desprecio proverbial a las formas, pues hombre, la gente estaba predispuesta a creer cualquier cosa.
La historia posterior diría que los feudos del CHAPO sufrieron un acoso bastante menor (acaso simbólico) que las demás organizaciones en su tipo durante los regímenes sucesivos de FOX y su hijo desobediente FELIPE CALDERÓN.
No consta (al menos que yo sepa) alguna relación clara entre los cárteles del Pacífico y el partido que gobernó México entre los años 2000 y 2012.
Sin embargo la voz popular es por demás insistente en la leyenda de un presunto maridaje, mismo que hoy simbólicamente estaría llegando a su fin tras el operativo de los señores marinos en un exclusivo condominio de Mazatlán.
¿Qué sigue ahora?