Cd. Victoria, Tam.- Son cinco los eventos
telúricos registrados en Tamaulipas en lo que va del 2014, de acuerdo al
monitoreo del Servicio Sismológico Nacional (SSM):
(1) El primero del año data del miércoles 8 de enero poco después
de las 11:28 horas, 27 kilómetros al norte de Ciudad Victoria, a una
profundidad de 20 kilómetros y con una magnitud de 3.4 grados en la escala de
Richter.
(2) Le siguió el temblor del martes 14 de enero pasadas las 15:10
horas, 36 kilómetros al oeste de San Fernando, a 5 kilómetros de profundidad y
con una magnitud, en la misma escala, de 3.2 grados.
(3) Vino después el del domingo 2 de febrero pasado, luego de las
19:10 horas, 55 kilómetros al sur de Miguel Alemán, a 20 kilómetros de
profundidad y con una magnitud de 3.7 grados.
(4) El siguiente fenómeno se sintió el pasado miércoles 5 de
febrero a las 12:13 horas, 79 kilómetros al sureste de Valle Hermoso, a 3
kilómetros de profundidad y es hasta ahora el de mayor intensidad que ha
registrado el SSM por lo que corresponde a nuestra entidad y en lo que va del
año: 3.9 grados.
(5) Y el mismo día, siete minutos después, a las 12:20 horas, se
observó otra sacudida 33 kilómetros al suroeste de San Fernando, a 4 kilómetros
de profundidad y con una magnitud ligeramente menor, de 3.6 grados.
MEJOR SEGUIMIENTO
En total, salvo que la naturaleza añada otra cosa, hasta ahora la
contabilidad del 2014 comprende dos temblores en San Fernando, más los de
Victoria, Miguel Alemán y Valle Hermoso, uno por cada municipalidad.
Aquí estriba la importancia de que Tamaulipas cuente en unas
semanas más con estaciones de vigilancia permanente auspiciadas por la
administración de EGIDIO TORRE CANTÚ.
Para los neófitos en la materia (esa inmensa mayoría en la que me
incluyo) la principal duda es si (1) en verdad están aumentando los eventos
telúricos en la entidad o (2) son actualmente noticia debido a la mayor
capacidad gubernamental para detectarlos.
Siendo imperceptibles para la población regional, cabría pensar
que acaso siempre hayan ocurrido con la misma fuerza y frecuencia pero hasta
ahora nos estemos dando cuenta de ello.
Entre otras razones, gracias al avance tecnológico de un organismo
ejemplar como lo es sin duda el SSM (dependiente del Instituto de Geofísica de
la UNAM) y sus 42 estaciones de banda ancha extendidas en toda la República y (ya
pronto) en Tamaulipas.
LA OMERTÁ VATICANA
Y son nueve (a propósito de números) las recomendaciones que la
ONU envió al jefe vaticano JORGE MARIO BERGOGLIO sobre el tema de la
pederastia.
Peor que papa caliente, un carbón encendido.
Y, en efecto, sienta un precedente histórico este reporte
elaborado por el Comité de Derechos Humanos y calificado por los medios
internacionales como “devastador” debido a su extensión, detalles y la franqueza
con que critica a la proverbial opacidad de la Iglesia Católica.
El golpe va directo contra la negativa tajante que ha
caracterizado a la jerarquía eclesial no por décadas sino por siglos,
convencida dicha institución de que su ropa sucia se lava intramuros y sin
rendir cuentas a ninguna autoridad civil.
De acuerdo al informe de la ONU, dicha regla de discrecionalidad y
solapamiento deliberado a la conducta inmoral de muchos sacerdotes permitió que
miles de niños fueran víctimas de abuso sexual.
Infernal “código de silencio” que no pocos asocian con la legendaria
ley de la “Omertá”, practicada durante siglos por los mafiosos de allá mismo,
de Italia, particularmente en Sicilia.
La pelota está, pues, en la cancha del señor BERGOGLIO, mejor
conocido por su sobrenombre de papa FRANCISCO.
Caballero cuya política de apertura y modernidad está siendo puesta a prueba por un entorno laico que le exige decisiones claras y concretas en el terreno de los hechos y no solamente en las declaraciones hermosas que ya le conocimos.
Caballero cuya política de apertura y modernidad está siendo puesta a prueba por un entorno laico que le exige decisiones claras y concretas en el terreno de los hechos y no solamente en las declaraciones hermosas que ya le conocimos.
Esto es, castigar abusos al igual que encubrimientos y, en base a
ello, disponer la justa compensación a las víctimas que no son diez ni son cien,
son millares.