Cd. Victoria.- La actual crisis venezolana es
momento propicio para abordar la circunstancia tan singular de quien administra
el mando: NICOLÁS MADURO.
Su
arribo al poder representa un misterio sobre el cuál haría falta la explicación
adecuada para entender con claridad esta tormenta pues, por trágica que parezca,
todavía puede ser peor. De hecho, el país no ha tocado fondo.
Cuesta
trabajo asimilar cómo un individuo de espíritu silvestre, flaca escolaridad y
bajo perfil intelectual logró trepar a la cima de Miraflores.
La
inesperada debilidad que hoy muestra su gobierno en buena medida obedece al desastroso
manejo de escenarios. La obvia ausencia de cacumen.
Y
aunque la inflación sea alta, la deuda en ascenso y la paridad sostenida con
alfileres, el secreto a voces hacia el interior del grupo gobernante es que, de
estar las riendas en manos más sabias y sensatas, el factor confianza (vital en
tiempos de crisis) contaría a favor y no en contra.
Interesante
reflexión para México el que jamás deba subestimarse la inconformidad popular y
el hecho innegable de que esta suela correr bajo un “timing” preciso.
No
actuar a tiempo y dejar crecer la bola de nieve hace que las contradicciones se
agudicen y la negociación con las disidencias se vuelva imposible o muy onerosa
para quien se encuentre a cargo.
SINDICALISTA URBANO
Pendiente,
pues, de explicar cómo hizo este rústico líder choferil de mentalidad arcaica y
lenguaje soez para colarse al núcleo central del chavismo.
Un
grupo poblado por figuras de gran peso como el sociólogo ELIAS JAUA (actual
canciller), el ingeniero DIOSDADO CABELLO (hoy líder legislativo) y el físico
matemático ADÁN CHAVEZ FRÍAS, exmilitante del MIR (Movimiento de Izquierda
Revolucionaria), fundador del PSUV (Partido Socialista Unificado de Venezuela)
y hermano del desaparecido comandante HUGO CHÁVEZ.
Lo
curioso es que el ascenso de NICOLÁS desplazó, por igual, a (1) los militares
de carrera que acompañaron a CHAVEZ desde la rebelión de 1992 y (2) los
intelectuales que dieron soporte al movimiento bolivariano en los años 90, hasta
la elección triunfal de 1998.
Convidado
de piedra, cabría pensar que MADURO entró por la puerta trasera.
Acaso
todo se reduzca a meras proezas de alcoba, una vez que logra enamorar a la influyente
abogada CILIA FLORES, defensora de CHAVEZ cuando este pasó por prisión entre
1992 y 1994.
De
estilo calculador, innegable su inteligencia, hoy es primera dama de Venezuela.
Y
un detalle revelador: este enero CILIA cumplió 61 años contra los 51 que NICOLÁS
celebró en noviembre. Una década o casi, la diferencia.
OMNIPRESENTE PETROLEO
Otra
versión de redes y medios es que, desde su tránsito por la cancillería, el
hombre logró apalancarse del lobby petrolero cubano y con ello desplazar a
cualquier otra opción sucesoria.
Enfermeros
de CHAVEZ en la isla caribeña, los hermanos CASTRO habrían capitalizado la
coyuntura oncológica para administrar la enfermedad, calendarizar a conveniencia
el anuncio de su muerte y luego imponer un sucesor afín a los intereses de
Cuba, en lo cuál empezaron a trabajar desde la elección de 2012.
Relevo
cómodo aunque no el más meritorio ni el mejor capacitado para darle continuidad
a los proyectos sociales de la revolución bolivariana.
Tonto
útil, tal vez, que les asegura el suministro cuantioso de petróleo, barato y
fiado a 25 años. La gente se pregunta, incluso, si esas cuentas con Cuba son
cobrables o lo serán algún día.
Falta
aún de esclarecer el impacto político que tiene el gigantesco flujo de dólares
representado en los 100 mil barriles diarios subsidiados a dicha nación.
Riqueza
brutal de la que jamás rinde cuentas una empresa cuya opacidad alcanza niveles
de escándalo: Petróleos de Venezuela, PDVSA.
Sean
estos, acaso, los intereses atrás de la cortina que mueven los hilos y otorgan
sentido al ascenso atípico de un personaje como MADURO.
Por
supuesto, el chavismo está lejos de ser monolítico y las fisuras de adentro
empiezan a mostrarse ya.