lunes, 30 de julio de 2012

EPN: ¿Cambio de agenda?

Cd. Victoria, Tam.- En los días posteriores a la elección presidencial circuló la especie de que ENRIQUE PEÑA NIETO tendría prisa por empujar sus reformas estructurales antes de asumir el mando.
Tal versión cobró fuerza tras la visita de PEÑA NIETO a Los Pinos y su encuentro con FELIPE CALDERÓN el 17 de julio pasado.
Se decía que las coincidencias entre el PRI y el PAN en los proyectos de reforma (energética, laboral, fiscal) allanarían el camino a las nuevas bancadas de ambas cámaras.
La pregunta es si dicha agenda de cambios con perfil netamente económico es aconsejable ahora. La duda tiene que ver con el notable avance del movimiento social que se opone al triunfo tricolor.
Remolino inquietante con acciones programadas en plazos sucesivos y en diversos escenarios para incomodar no sólo al PRI sino a medios como TELEVISA.
Lo interesante de la protesta es que adelanta algunas de las características que tendrá la izquierda partidista en los próximos años.
Por lo pronto, señalo cinco:
(1) Ya no gira puntualmente en torno a las pulsiones de un caudillo o líder mesiánico, llámense CUAUHTEMOC CÁRDENAS en 1988 o LOPEZ OBRADOR en 2006.
(2) Ha ganado en horizontalidad y autonomía decisoria, con metas que van más allá de los partidos tradicionales (PRD, PT, MC) para adquirir un perfil muy ciudadano, ciertamente contrario a EPN, pero (ojo) no siempre pro-AMLO.
(3) La incorporación de importantes segmentos clasemedieros, pequeños y medianos empresarios, antaño apáticos o identificados con otros partidos.
(4) La capacidad operativa que representa el movimiento juvenil #YoSoy132 para eventos de alto impacto global como el cerco a TELEVISA.
(5) Su proyecto de “revuelta cultural”, incorporando a creadores en diversos ramos, desde la plástica y la tarea escritural, hasta músicos, cineastas y videoastas.
En suma, aunque no veo como (bajo el actual marco jurídico) puedan frenar el arribo de PEÑA NIETO, ello no me impide señalar que la protesta está mostrando “músculo” y un capital político que no se evaporará fácilmente y, más bien, parece haber llegado para quedarse.
El escenario es, desde luego, menos estrepitoso que el de 2006, pero luce mejor articulado. Esto se debe a que sus metas van más allá del espontaneismo que caracterizó a la lucha postelectoral hace seis años.
Por todo ello me pregunto si la agenda que carga PEÑA NIETO en su morral es aconsejable en la etapa de arranque.
Si en verdad las reformas estructurales son tan urgentes en una economía con inflación controlada, paridad estable y el mayor nivel de reservas internacionales de toda la historia.
Ciertamente, no son económicas las dos grandes urgencias que hoy sacuden a México. Se ubican, más bien, en los ramos de la seguridad y la política.
La primera porque el país está aterrorizado por la ola criminal que desde finales del foxismo avasalló a los tres niveles de gobierno, con una cuota altísima de dolor para las familias mexicanas.
La segunda porque un sector muy importante del electorado (panistas incluidos) no avala la legitimidad de estos comicios.
El grito de la calle apunta hacia la necesidad imperiosa de sumar voluntades y armar nuevos consensos.
Y aunque los resultados sean (para mi gusto) irreversibles, el dilema político está ahí, al igual que el de la seguridad.
Son los dos desafíos cruciales para el régimen que inicia, más apremiantes que cualquier agenda económica.
El horno no está para bollos. En un horizonte perfilado por la llamarada social, tanto la reforma fiscal (IVA generalizado) como la laboral (pérdida de conquistas sindicales) y la energética (privatización amplia de PEMEX) tendrían el efecto de verdaderas cubetadas de gasolina.
Cabe aquí la frase de AMLO, a manera de prioridad. 
Antes que nada, “hay que serenar al país”. 
En las dos vertientes: la seguridad y la política.
Nadie quiere para México escenarios de insurrección generalizada como los que han sacudido al MAGREB o el que hoy confronta al gobierno de MARIANO RAJOY en España.