Cd. Victoria.- Sin directriz
ni personalidad definida, arranca este año electoral el variopinto club de mosqueteros
que han decidido combatir juntos al dragón rojo del obradorismo.
Tampoco afloran liderazgos de peso, si observamos el bajo perfil del abogado campechano ALEJANDRO, “Alito”, MORENO y el contador zamorano MARKO CORTÉS.
Sin olvidar al PRD, en cuya dirigencia opera de nuevo su proxeneta estrella, el sonorense JESÚS, “Chucho”, ZAMBRANO. El mayorcito de los tres, con 67 años cumplidos, frente a los 45 de “Alito” y los 43 de MARKO.
Nueva edición del mismo revoltijo ya antes visto, que luce esta vez mayor contenido patronal (léanse recursos) y el apoyo de algunas organizaciones civiles.
Mire usted, como esos coches que se arman en los yonques. Carrocería de Toyota, motor de Honda, llantas de Ford, volante de Hyundai, asientos de Volkswagen, abundancia de piezas genéricas y, por defensa, el viejo estribo de una carreta, amarrado con alambre.
Aquí van de nuevo, los aliados chiquitos, PAN, PRI y PRD, los mismos de aquel famoso “PACTO POR MÉXICO” que se constituyó para sacar adelante las reformas constitucionales de PEÑA NIETO.
Se emparenta también dicha unión con la coalición de partidos PAN-PRD-MC (“POR MÉXICO AL FRENTE”) que apoyó la candidatura de RICARDO ANAYA en 2018, con muy pobres resultados.
Solo que para el presente 2021 jalaron otra vez al PRI, en una nueva versión de la misma mezcla, ahora llamada “VA POR MÉXICO”, de inspiración cercana a la iniciativa civil “SÍ POR MÉXICO”, promovida por el magnate CLAUDIO X. GONZÁLEZ.
Nombre igual de flojo, insustancial y carente de contenido doctrinal que nos remite al fracasado “POR MÉXICO AL FRENTE” de ANAYA.
Lo comenté en este espacio la semana pasada (“Modelos para armar”, miércoles 13 de enero) al observar el raro andamiaje de dichas plataformas, con “pedacería de entidades distintas, órganos de cuerpos diferentes, embonados con más prisa que eficacia.”
Advirtiendo además que tales “pegazones entre piezas tan disímbolas no acaban de soldar,” pues “se les ven las cicatrices como al viejo FRANKESTEIN. Afloran las costuras” (hasta aquí la cita de la referida columna).
EL ENEMIGO COMÚN
La alianza PRI-PAN es más antigua de lo que se piensa. Viene desde (1) aquella extraña y nunca aclarada muerte de MANUEL CLOUTHIER en 1989, (2) la jugosa sumisión de DIEGO FERNÁNDEZ ante el salinismo y (3) su ambicioso plan de privatizaciones en conjunto.
Ahí empieza una nueva historia. Tricolores y albiazules reñirán en cortito por cargos menores, pero se amarán intensamente en lo profundo. Reyertas superficiales y muy focalizadas, negocios grandes en común.
Con el PRI de SALINAS llegan muchos gobernadores panistas, mientras ambas fuerzas bloquean al entonces recién nacido PRD de CUAUHTEMOC CÁRDENAS.
Su relevo, el doctor ZEDILLO, continuará la estrategia, tras la falsa campaña de DIEGO en la justa presidencial de 1994, donde participa únicamente bajo la consigna de hacer el trabajo sucio al PRI y golpear a CÁRDENAS.
El premio para DIEGO (y el PAN) será la PGR, donde coloca, en calidad de personero, a un socio de su despacho jurídico, el abogado ANTONIO LOZANO GRACIA.
Al final del túnel, el 1 de diciembre del 2000, ZEDILLO entrega la banda presidencial a VICENTE FOX, el mandatario de la alternancia pactada.
La historia posterior cuenta que FOX, con su proverbial torpeza, perdió el control sucesorio del 2006, cuando fracasa su delfín SANTIAGO CREEL en la elección interna, donde será derrotado por FELIPE CALDERÓN.
Pese a las visibles diferencias entre FOX y CALDERÓN, la connivencia PRI-PAN nunca se rompió. En 2006, el PRI lanza un candidato flojo y sin consenso interno, ROBERTO MADRAZO, que rápidamente se ubica en un modesto tercer lugar en las encuestas.
Estadística preelectoral que en aquel verano vaticina un choque de trenes entre CALDERÓN y AMLO, quien competía por primera vez.
La entonces monarca del magisterio ELBA ESTHER GORDILLO se encargaría de llamar a los gobernadores priístas (EUGENIO HERNÁNDEZ, entre ellos) para pedirles operar abiertamente en favor de CALDERÓN.
La victoria de FELIPE fue por unas cuantas décimas y esto agigantó el papel del PRI como salvador de la transición, ante la encendida protesta del obradorismo que tomó el centro capitalino durante meses.
Ello se va a reflejar en diciembre de dicho 2006, cuando las bancadas del PRI en ambas cámaras hacen causa común con el panismo para garantizar la toma de protesta, en medio de una trifulca colosal.
Tan clara fue la ayuda tricolor que CALDERÓN arranca su sexenio escoltado moralmente por el líder senatorial MANLIO FABIO BELTRONES, a quien los columnistas de la época le reconocían un rango parecido al de un vicepresidente.
MÁS CERCA TODAVÍA
Y así llegamos al 2012, el cómodo triunfo del priísta ENRIQUE PEÑA NIETO ante una candidata de bajísimo perfil como fue la panista JOSEFINA VÁZQUEZ MOTA. Será la segunda derrota de AMLO y marcaría su ruptura definitiva con el PRD, de donde saldrá para fundar MORENA.
La novedad fue que al día siguiente de tomar posesión PEÑA (el 2 de diciembre de 2012) el nuevo titular de SEGOB, MIGUEL ANGEL OSORIO, anunció el ya mencionado “PACTO POR MÉXICO” (PRI, PAN, PRD).
Alianza más que nada parlamentaria y cuya presentación oficial fue firmada en el Castillo de Chapultepec el 2 de diciembre de 2012 por el entonces líder albiazul GUSTAVO MADERO, la interina priísta CRISTINA DÍAZ y por el PRD (adivinó usted) “Chucho” ZAMBRANO.
Al paso de los años, el enemigo común, la izquierda obradorista, los seguirá uniendo. Para el 2018 vendría la referida coalición “POR MÉXICO AL FRENTE”, en torno a la candidatura de RICARDO ANAYA (PAN, PRD, MC).
Y en el presente 2021, con pequeñas variantes, los mismos elementos siguen interactuando. Ahora van los tres, PAN, PRI, PRD, en “VA POR MÉXICO”.
Mención aparte merece el partido Movimiento Ciudadano (MC), nacido a principios de siglo (le llamaban “Convergencia Democrática”) bajo los auspicios del exgobernador veracruzano DANTE DELGADO RANNAURO.
Con uno y otro nombre, el grupo de DANTE apoyaría al obradorismo en 2006 y 2012, para en 2018 sumarse a la fallida candidatura de ANAYA, con PAN y PRD.
Sin embargo, el triunfo en la elección por la gubernatura de Jalisco del ingeniero ENRIQUE ALFARO modificó visiblemente las expectativas de Movimiento Ciudadano.
Ahora traen bolsa y proyecto propio. Acaso por ello, el citado MC se negó a participar en el plan de “VA POR MÉXICO” para el presente 2021.
Los estrategas del partido naranja quieren jugar solos este año para cuidar su imagen. Con miras en un plazo más amplio, estarían protegiendo algo que en mercadotecnia se llama “identidad de marca”.
Y lo hacen porque el propio ALFARO es la carta fuerte con la que quieren jugar en 2024, cuando concluyan ambas administraciones de manera paralela, la de AMLO y la de Jalisco.
El viejo zorro DELGADO RANNAURO no le ve muchas posibilidades al acuerdo “VA POR MÉXICO”, coincidiendo así con la comentocracia nacional que observa dicho empalme mal armado y sin líderes capaces de competir en arrastre ante la figura de LÓPEZ OBRADOR.
El tiempo dirá si los cálculos de DANTE eran correctos. Lo sabremos el 6 de junio, cuando el poder político se reorganice en torno a la voluntad popular expresada en las urnas.
Tampoco afloran liderazgos de peso, si observamos el bajo perfil del abogado campechano ALEJANDRO, “Alito”, MORENO y el contador zamorano MARKO CORTÉS.
Sin olvidar al PRD, en cuya dirigencia opera de nuevo su proxeneta estrella, el sonorense JESÚS, “Chucho”, ZAMBRANO. El mayorcito de los tres, con 67 años cumplidos, frente a los 45 de “Alito” y los 43 de MARKO.
Nueva edición del mismo revoltijo ya antes visto, que luce esta vez mayor contenido patronal (léanse recursos) y el apoyo de algunas organizaciones civiles.
Mire usted, como esos coches que se arman en los yonques. Carrocería de Toyota, motor de Honda, llantas de Ford, volante de Hyundai, asientos de Volkswagen, abundancia de piezas genéricas y, por defensa, el viejo estribo de una carreta, amarrado con alambre.
Aquí van de nuevo, los aliados chiquitos, PAN, PRI y PRD, los mismos de aquel famoso “PACTO POR MÉXICO” que se constituyó para sacar adelante las reformas constitucionales de PEÑA NIETO.
Se emparenta también dicha unión con la coalición de partidos PAN-PRD-MC (“POR MÉXICO AL FRENTE”) que apoyó la candidatura de RICARDO ANAYA en 2018, con muy pobres resultados.
Solo que para el presente 2021 jalaron otra vez al PRI, en una nueva versión de la misma mezcla, ahora llamada “VA POR MÉXICO”, de inspiración cercana a la iniciativa civil “SÍ POR MÉXICO”, promovida por el magnate CLAUDIO X. GONZÁLEZ.
Nombre igual de flojo, insustancial y carente de contenido doctrinal que nos remite al fracasado “POR MÉXICO AL FRENTE” de ANAYA.
Lo comenté en este espacio la semana pasada (“Modelos para armar”, miércoles 13 de enero) al observar el raro andamiaje de dichas plataformas, con “pedacería de entidades distintas, órganos de cuerpos diferentes, embonados con más prisa que eficacia.”
Advirtiendo además que tales “pegazones entre piezas tan disímbolas no acaban de soldar,” pues “se les ven las cicatrices como al viejo FRANKESTEIN. Afloran las costuras” (hasta aquí la cita de la referida columna).
La alianza PRI-PAN es más antigua de lo que se piensa. Viene desde (1) aquella extraña y nunca aclarada muerte de MANUEL CLOUTHIER en 1989, (2) la jugosa sumisión de DIEGO FERNÁNDEZ ante el salinismo y (3) su ambicioso plan de privatizaciones en conjunto.
Ahí empieza una nueva historia. Tricolores y albiazules reñirán en cortito por cargos menores, pero se amarán intensamente en lo profundo. Reyertas superficiales y muy focalizadas, negocios grandes en común.
Con el PRI de SALINAS llegan muchos gobernadores panistas, mientras ambas fuerzas bloquean al entonces recién nacido PRD de CUAUHTEMOC CÁRDENAS.
Su relevo, el doctor ZEDILLO, continuará la estrategia, tras la falsa campaña de DIEGO en la justa presidencial de 1994, donde participa únicamente bajo la consigna de hacer el trabajo sucio al PRI y golpear a CÁRDENAS.
El premio para DIEGO (y el PAN) será la PGR, donde coloca, en calidad de personero, a un socio de su despacho jurídico, el abogado ANTONIO LOZANO GRACIA.
Al final del túnel, el 1 de diciembre del 2000, ZEDILLO entrega la banda presidencial a VICENTE FOX, el mandatario de la alternancia pactada.
La historia posterior cuenta que FOX, con su proverbial torpeza, perdió el control sucesorio del 2006, cuando fracasa su delfín SANTIAGO CREEL en la elección interna, donde será derrotado por FELIPE CALDERÓN.
Pese a las visibles diferencias entre FOX y CALDERÓN, la connivencia PRI-PAN nunca se rompió. En 2006, el PRI lanza un candidato flojo y sin consenso interno, ROBERTO MADRAZO, que rápidamente se ubica en un modesto tercer lugar en las encuestas.
Estadística preelectoral que en aquel verano vaticina un choque de trenes entre CALDERÓN y AMLO, quien competía por primera vez.
La entonces monarca del magisterio ELBA ESTHER GORDILLO se encargaría de llamar a los gobernadores priístas (EUGENIO HERNÁNDEZ, entre ellos) para pedirles operar abiertamente en favor de CALDERÓN.
La victoria de FELIPE fue por unas cuantas décimas y esto agigantó el papel del PRI como salvador de la transición, ante la encendida protesta del obradorismo que tomó el centro capitalino durante meses.
Ello se va a reflejar en diciembre de dicho 2006, cuando las bancadas del PRI en ambas cámaras hacen causa común con el panismo para garantizar la toma de protesta, en medio de una trifulca colosal.
Tan clara fue la ayuda tricolor que CALDERÓN arranca su sexenio escoltado moralmente por el líder senatorial MANLIO FABIO BELTRONES, a quien los columnistas de la época le reconocían un rango parecido al de un vicepresidente.
Y así llegamos al 2012, el cómodo triunfo del priísta ENRIQUE PEÑA NIETO ante una candidata de bajísimo perfil como fue la panista JOSEFINA VÁZQUEZ MOTA. Será la segunda derrota de AMLO y marcaría su ruptura definitiva con el PRD, de donde saldrá para fundar MORENA.
La novedad fue que al día siguiente de tomar posesión PEÑA (el 2 de diciembre de 2012) el nuevo titular de SEGOB, MIGUEL ANGEL OSORIO, anunció el ya mencionado “PACTO POR MÉXICO” (PRI, PAN, PRD).
Alianza más que nada parlamentaria y cuya presentación oficial fue firmada en el Castillo de Chapultepec el 2 de diciembre de 2012 por el entonces líder albiazul GUSTAVO MADERO, la interina priísta CRISTINA DÍAZ y por el PRD (adivinó usted) “Chucho” ZAMBRANO.
Al paso de los años, el enemigo común, la izquierda obradorista, los seguirá uniendo. Para el 2018 vendría la referida coalición “POR MÉXICO AL FRENTE”, en torno a la candidatura de RICARDO ANAYA (PAN, PRD, MC).
Y en el presente 2021, con pequeñas variantes, los mismos elementos siguen interactuando. Ahora van los tres, PAN, PRI, PRD, en “VA POR MÉXICO”.
Mención aparte merece el partido Movimiento Ciudadano (MC), nacido a principios de siglo (le llamaban “Convergencia Democrática”) bajo los auspicios del exgobernador veracruzano DANTE DELGADO RANNAURO.
Con uno y otro nombre, el grupo de DANTE apoyaría al obradorismo en 2006 y 2012, para en 2018 sumarse a la fallida candidatura de ANAYA, con PAN y PRD.
Sin embargo, el triunfo en la elección por la gubernatura de Jalisco del ingeniero ENRIQUE ALFARO modificó visiblemente las expectativas de Movimiento Ciudadano.
Ahora traen bolsa y proyecto propio. Acaso por ello, el citado MC se negó a participar en el plan de “VA POR MÉXICO” para el presente 2021.
Los estrategas del partido naranja quieren jugar solos este año para cuidar su imagen. Con miras en un plazo más amplio, estarían protegiendo algo que en mercadotecnia se llama “identidad de marca”.
Y lo hacen porque el propio ALFARO es la carta fuerte con la que quieren jugar en 2024, cuando concluyan ambas administraciones de manera paralela, la de AMLO y la de Jalisco.
El viejo zorro DELGADO RANNAURO no le ve muchas posibilidades al acuerdo “VA POR MÉXICO”, coincidiendo así con la comentocracia nacional que observa dicho empalme mal armado y sin líderes capaces de competir en arrastre ante la figura de LÓPEZ OBRADOR.
El tiempo dirá si los cálculos de DANTE eran correctos. Lo sabremos el 6 de junio, cuando el poder político se reorganice en torno a la voluntad popular expresada en las urnas.