Cd.
Victoria, Tam. Toreros, cantantes y
deportistas se despiden, los políticos no son la excepción. A querer o no, muchos
de ellos representan la encarnación de una imagen elaborada bajo criterios de alto
impacto y su respectiva fecha de caducidad.
Estampa grabada a fuego sobre el telar
de la memoria colectiva, por la voluntad metódica, implacable, de planificadores
que entienden el posicionamiento en términos de obediencia, ya ni siquiera de
persuasión.
Maquinaria clientelar con deidades
pasajeras, de cartón y lentejuela, elaboradas en moldes definidos, sobre un
espacio territorial concreto, donde se replican en medios hasta formar parte
del paisaje.
Acaso por ello se hace necesario un
procedimiento inverso al consumarse los tiempos. El ineludible desmantelamiento
por etapas, cuando llega la hora de retirar rostros, descontinuar nombres, desmontar
íconos de la opinión pública.
Cuando las cansadas luminarias se encaminan por el túnel de salida para convertirse en (buena o mala) historia patria, recuerdo añoso, evocación irónica o rencorosa.
Cuando las cansadas luminarias se encaminan por el túnel de salida para convertirse en (buena o mala) historia patria, recuerdo añoso, evocación irónica o rencorosa.
Reclamo por lo que hizo, por lo que no
hizo, por aquellos logros donde no solo comprometió palabra, sino también
eslogan propagandístico (“te lo firmo y te lo cumplo”) involucrando en ello la
fe notarial.
Ciertamente, la agenda 2018 de ENRIQUE
PEÑA NIETO está por concluir, como bien nos recuerda JAVIER SOLÓRZANO en su
“Quebradero” de este martes (tajante el título, tres palabras: “Esto se
acabó”).
Algo así como el bíblico “consummatum
est” (dos palabras) de la Vulgata Latina. Sin olvidar que la mexicana alegría
tiene también sus expresiones, igual de terminantes.
Coloquiales o escatológicas, “ya valió
gorro” (tres palabras), “hasta aquí llegó” (tres), “se chingó el asunto” (cuatro)
y también el muy americano “game over” (dos). O como dijera el maestro HECTOR
LECHUGA: “hasta luego mi sombrero” (cuatro).
Frases amargas o felices, descendientes acaso
del viejo “colorín colorado” con que REGINO HERNÁNDEZ LLERGO remató su entrevista
al Centauro del Norte en Canutillo.
AÑORANZA
PROGRAMADA
Es ya un lugar común el tono de
nostalgia que acoge a quienes se despiden. Dígalo si no, esas puntuales
lágrimas que dejaron correr, una a una, las hijas y esposa del (todavía) primer
mandatario, en ocasión de su mensaje político número seis, en Palacio Nacional.
Y si esto no fuera sollozo calculado,
que alguien me explique qué alternativas hay para esos momentos, cuando la voz
pública y sus reflectores rinden tributo a la intimidad familiar. Asuntos del
año sexto, nada nuevos.
Hay un cierto reflejo condicionado en
ello, hasta ahora inevitable. Mecanismo aderezado (por supuesto) con el
mariachi y sus “Golondrinas”, cuyos primeros sones son casi pavlovianos en su
conexión automática con el escalofrío, el corazón contrito y el consecuente
llanto.
Lo veremos repetirse de aquí a diciembre
en cada etapa de esta despedida itinerante que emprende ahora ENRIQUE PEÑA
NIETO por los cuatro puntos cardinales de la República.
Por boca del propio gobernador FRANCISCO
GARCÍA CABEZA DE VACA sabemos de planes para que PEÑA NIETO visite Reynosa este
jueves 6 de septiembre, donde inaugurará un libramiento, ocasión propicia para
ventilar, dijo el informante, “algunos pendientillos que deja en el Estado”.
La prensa que lo acompaña regularmente
en el avión, tendrá oportunidad de preguntar por tales rubros que localmente identificamos
en la lista de pendientes.
PUNTOS
SUSPENSIVOS
Y, mire usted, no solamente es CABEZA DE
VACA. La sensación que impera en todo el ámbito republicano, entre costas y
fronteras, es que (a todos) nos quedó a deber. Demasiados compromisos se
quedaron en el aire, con o sin notario público.
Promesas de candidato que jamás aterrizaron
o se concretaron a medias, pese al estentóreo grito notarial, el de firmar y
cumplir, al que los boletines de la época acompañaban con caros signos de
admiración.
Por citar un ejemplo, en materia de
inseguridad, EPN se comprometió a concentrar sus esfuerzos en combatir los
delitos “que más lastiman a la población”. Y fue muy específico al señalarlos:
extorsión, secuestro, robo con violencia, homicidio doloso.
En todos estos casos, la estadística no
solamente creció. Se extendió a la geografía central del país, donde antes la
incidencia era baja. El mal avanzó del norte y las costas hacia el altiplano.
Los medios nacionales compiten hoy en la
ingrata tarea de comparar los compromisos explícitos signados por el entonces
candidato del PRI a la Presidencia con los resultados del hoy saliente
mandatario.
Habría más de cien promesas pendientes,
obras que no se construyeron o bien se empezaron, sin fecha de terminación
todavía.
Entre tantas, una terminal portuaria en
Vallarta, la vía férrea entre Aguascalientes y Guadalajara y el tren
interurbano de México a Toluca.
O algunos casos que rayan en el
patetismo, como es la construcción de un Centro de Convenciones en Veracruz,
cuyo presupuesto de 10 millones se asignó, en tiempo y forma.
Aunque luego el gobierno de JAVIER DUARTE lo desapareció. Siendo un gasto etiquetado, jamás se ejerció, el citado Centro quedó en promesa y nadie supo dónde quedó el dinero.
Aunque luego el gobierno de JAVIER DUARTE lo desapareció. Siendo un gasto etiquetado, jamás se ejerció, el citado Centro quedó en promesa y nadie supo dónde quedó el dinero.
El generoso
mapa de las promesas incumplidas es, por cierto, más amplio y rico en
anecdotario de lo que pudiéramos imaginar.