martes, 21 de agosto de 2018

Chiapaneca, tabasqueño


Cd. Victoria, Tam. Detalle revelador que merece un lugar en la memoria, durante aquellas campañas presidenciales de 2012, consumada la ruptura entre ELBA ESTHER GORDILLO y ENRIQUE PEÑA NIETO y malograda la coalición PRI-PANAL.
Ante los rumores de que ELBA podría hacer suya la candidatura de LÓPEZ OBRADOR, este último marcó distancia hacia la maestra chiapaneca, alegando que antes de considerar siquiera dicho apoyo, ella debería aclarar el papel que jugó en la elección de 2006 que entronizó a FELIPE CALDERÓN.
Es decir, el problema no era que la señora (1) hubiera llegado a la dirigencia por la vía de la imposición en 1989, (2) ni que se eternizara en el cargo por más de dos décadas, (3) ni su colosal enriquecimiento a costa de las cuotas gremiales, (4) ni la doble traición a su partido de origen (el PRI) cuando se alió con VICENTE FOX y creó de paso un membrete propio llamado PANAL.
Nada de eso. El reclamo de AMLO se centraba en el voto útil que ELBA ESTHER operó entre los gobernadores priístas (entre ellos EUGENIO HERNÁNDEZ) para unir fuerzas en torno a la candidatura de CALDERÓN.
Y aunque, en años previos, el tabasqueño había ubicado a la profesora GORDILLO entre los personajes relevantes de la llamada “mafia del poder”, sus diferencias con ella eran de orden práctico, jamás de moral política, ni tampoco por su inmoralidad sindical. Le ayudó a CALDERÓN, punto.
Es por ello que, en el presente 2018, no hubo impedimento para aceptar la alianza discreta pero muy efectiva entre MORENA y el sindicalismo gordillista.

PRAGMATISMO A DÚO
Nunca fue una cuestión de principios lo que los separó en 2012, sino la muy comprensible desconfianza hacia quien había colaborado en la trinchera contraria.
Paradójicamente, esto quedó resuelto con el encarcelamiento de ELBA en febrero de 2013 y su posterior confinamiento domiciliario que se alargó hasta el pasado 8 de agosto, cuando un juez la declaró absuelta.
Ya en la óptica del 2018, los sucesivos maridajes de la señora con SALINAS, ZEDILLO, FOX y CALDERÓN eran historia y no había marcha atrás en la ruptura con el grupo peñista, incluyendo en este a PEPE TOÑO MEADE.
Por lógica simple, desaparecían todo tipo de suspicacias hacia la antigua adversaria. Todo se resume a la imposibilidad de colaborar esta vez en la trinchera contraria y la existencia de activos políticos susceptibles de ser aprovechados dentro de la estrategia general del obradorismo.
El discurso del perdón, así como la oferta del borrón y cuenta nueva pregonados por ANDRÉS MANUEL harían el resto.
La presente etapa de colaboración entre ambos personajes amerita un recuento ponderado, ya que hasta ahora se ha mantenido en el reino de los valores entendidos.
Ciertamente, MORENA no oculta la presencia en sus filas de JOSÉ FERNANDO GONZÁLEZ y RENE FUJIWARA, yerno y nieto de GORDILLO.
Por igual es patente que la fallida candidatura de la profesora DELFINA GÓMEZ a la gubernatura del Estado de México, contó con las simpatías del magisterio gordillista y sus operadores sindicales.
Pero ni el tabasqueño ni la chiapaneca admiten públicamente la relación. Hasta hoy, solamente acuerdos tácitos, a oscuritas, desde la sombra, que es posible detectar en los hechos, pero no se asumen como tales.

VOCES A DISTANCIA
En días pasados comenté en este mismo espacio sobre la vieja amistad de ANDRÉS MANUEL y de su predecesor en la lucha, el ingeniero CUAUHTÉMOC CÁRDENAS, con el más rancio charrismo sindical.
El actual presidente electo otorga, por sistema, un bajo perfil a su relación con los liderazgos obreros y campesinos. Es un tema que prefiere no abordar y, al parecer, ha sido postergado hasta que asuma el mando.
Por ello, en su esperada reaparición de este lunes, acaso fue más importante lo que ELBA ESTHER no dijo, lo que dejó en la penumbra y prefirió callar, en espera también de mejores tiempos.
Y digo “reaparición” porque de ninguna manera se trató de una conferencia de prensa. No hubo preguntas, solo un monólogo de 12 minutos, donde queda claro que goza de cabal salud y se encuentra en vías de pasar a la ofensiva.
Ninguna mención a LÓPEZ OBRADOR ni a ENRIQUE PEÑA NIETO, aunque sí un reproche velado contra la actual dirigencia del SNTE que encabeza JUAN DÍAZ DE LA TORRE, cuando menciona que la abyección llevó a la autodestrucción del aparato gremial.
Acaso más delgada y menos emperifollada, pero, en términos generales, es la misma ELBA ESTHER con su rostro de leona y su estilo declamatorio, no siempre eficaz, a menudo trompicado.
Un discurso que se asume como frontal, donde el voluntarismo compensa las innegables limitaciones idiomáticas de esta dama cuyo universo semántico parece fincado en los libros de autoayuda.
En paralelo, los dos presidentes, PEÑA y LÓPEZ OBRADOR, se reunieron con sus respectivos gabinetes para acelerar el proceso de entrega y recepción, con miras a dos fechas claves: el primero de septiembre y el primero de diciembre. En ese orden, la asunción formal del poder legislativo federal, las dos cámaras, y del ejecutivo nacional.
Desde luego, hubo de contestar preguntas sobre la maestra, sorteando el tema muy a su estilo, con algunos señalamientos defensivos (“no trabajará en el próximo gobierno”) aunque dejando abierto el papel que habrá de jugar desde el magisterio (“se tiene que respetar su derecho de participación”).
Para rematar pintando una raya: “al margen de la ley nada, por encima de la ley, nadie”.
Y para señalar como un ideal la democracia sindical y el respeto al voto de los trabajadores, mensaje que cada cual interpretará a su manera, pero que indudablemente señala hacia una etapa nueva en la relación interna entre cúpulas y bases, así como entre sindicatos y gobierno.
En fin, la telenovela apenas empieza y promete muchos (y muy entretenidos) capítulos, antes de que podamos definir el lugar en el mundo que ella habrá de ocupar ahora.
Y también lo que el propio AMLO esté dispuesto a permitir.