Cd. Victoria, Tam. Detalle revelador
que merece un lugar en la memoria, durante aquellas campañas presidenciales de
2012, consumada la ruptura entre ELBA ESTHER GORDILLO y ENRIQUE PEÑA NIETO y malograda
la coalición PRI-PANAL.
Ante
los rumores de que ELBA podría hacer suya la candidatura de LÓPEZ OBRADOR, este
último marcó distancia hacia la maestra chiapaneca, alegando que antes de considerar
siquiera dicho apoyo, ella debería aclarar el papel que jugó en la elección de
2006 que entronizó a FELIPE CALDERÓN.
Es
decir, el problema no era que la señora (1) hubiera llegado a la dirigencia por
la vía de la imposición en 1989, (2) ni que se eternizara en el cargo por más
de dos décadas, (3) ni su colosal enriquecimiento a costa de las cuotas
gremiales, (4) ni la doble traición a su partido de origen (el PRI) cuando se
alió con VICENTE FOX y creó de paso un membrete propio llamado PANAL.
Nada
de eso. El reclamo de AMLO se centraba en el voto útil que ELBA ESTHER operó
entre los gobernadores priístas (entre ellos EUGENIO HERNÁNDEZ) para unir fuerzas
en torno a la candidatura de CALDERÓN.
Y
aunque, en años previos, el tabasqueño había ubicado a la profesora GORDILLO
entre los personajes relevantes de la llamada “mafia del poder”, sus
diferencias con ella eran de orden práctico, jamás de moral política, ni tampoco
por su inmoralidad sindical. Le ayudó a CALDERÓN, punto.
Es
por ello que, en el presente 2018, no hubo impedimento para aceptar la alianza
discreta pero muy efectiva entre MORENA y el sindicalismo gordillista.
PRAGMATISMO A DÚO
Nunca
fue una cuestión de principios lo que los separó en 2012, sino la muy
comprensible desconfianza hacia quien había colaborado en la trinchera
contraria.
Paradójicamente,
esto quedó resuelto con el encarcelamiento de ELBA en febrero de 2013 y su posterior
confinamiento domiciliario que se alargó hasta el pasado 8 de agosto, cuando un
juez la declaró absuelta.
Ya
en la óptica del 2018, los sucesivos maridajes de la señora con SALINAS, ZEDILLO,
FOX y CALDERÓN eran historia y no había marcha atrás en la ruptura con el grupo
peñista, incluyendo en este a PEPE TOÑO MEADE.
Por
lógica simple, desaparecían todo tipo de suspicacias hacia la antigua
adversaria. Todo se resume a la imposibilidad de colaborar esta vez en la
trinchera contraria y la existencia de activos políticos susceptibles de ser
aprovechados dentro de la estrategia general del obradorismo.
El
discurso del perdón, así como la oferta del borrón y cuenta nueva pregonados
por ANDRÉS MANUEL harían el resto.
La
presente etapa de colaboración entre ambos personajes amerita un recuento ponderado,
ya que hasta ahora se ha mantenido en el reino de los valores entendidos.
Ciertamente,
MORENA no oculta la presencia en sus filas de JOSÉ FERNANDO GONZÁLEZ y RENE
FUJIWARA, yerno y nieto de GORDILLO.
Por
igual es patente que la fallida candidatura de la profesora DELFINA GÓMEZ a la
gubernatura del Estado de México, contó con las simpatías del magisterio gordillista
y sus operadores sindicales.
Pero
ni el tabasqueño ni la chiapaneca admiten públicamente la relación. Hasta hoy,
solamente acuerdos tácitos, a oscuritas, desde la sombra, que es posible
detectar en los hechos, pero no se asumen como tales.
VOCES A DISTANCIA
En
días pasados comenté en este mismo espacio sobre la vieja amistad de ANDRÉS
MANUEL y de su predecesor en la lucha, el ingeniero CUAUHTÉMOC CÁRDENAS, con el
más rancio charrismo sindical.
El
actual presidente electo otorga, por sistema, un bajo perfil a su relación con
los liderazgos obreros y campesinos. Es un tema que prefiere no abordar y, al
parecer, ha sido postergado hasta que asuma el mando.
Por
ello, en su esperada reaparición de este lunes, acaso fue más importante lo que
ELBA ESTHER no dijo, lo que dejó en la penumbra y prefirió callar, en espera también
de mejores tiempos.
Y
digo “reaparición” porque de ninguna manera se trató de una conferencia de
prensa. No hubo preguntas, solo un monólogo de 12 minutos, donde queda claro
que goza de cabal salud y se encuentra en vías de pasar a la ofensiva.
Ninguna
mención a LÓPEZ OBRADOR ni a ENRIQUE PEÑA NIETO, aunque sí un reproche velado
contra la actual dirigencia del SNTE que encabeza JUAN DÍAZ DE LA TORRE, cuando
menciona que la abyección llevó a la autodestrucción del aparato gremial.
Acaso
más delgada y menos emperifollada, pero, en términos generales, es la misma
ELBA ESTHER con su rostro de leona y su estilo declamatorio, no siempre eficaz,
a menudo trompicado.
Un
discurso que se asume como frontal, donde el voluntarismo compensa las
innegables limitaciones idiomáticas de esta dama cuyo universo semántico parece
fincado en los libros de autoayuda.
En
paralelo, los dos presidentes, PEÑA y LÓPEZ OBRADOR, se reunieron con sus
respectivos gabinetes para acelerar el proceso de entrega y recepción, con miras
a dos fechas claves: el primero de septiembre y el primero de diciembre. En ese
orden, la asunción formal del poder legislativo federal, las dos cámaras, y del
ejecutivo nacional.
Desde
luego, hubo de contestar preguntas sobre la maestra, sorteando el tema muy a su
estilo, con algunos señalamientos defensivos (“no trabajará en el próximo
gobierno”) aunque dejando abierto el papel que habrá de jugar desde el
magisterio (“se tiene que respetar su derecho de participación”).
Para
rematar pintando una raya: “al margen de la ley nada, por encima de la ley,
nadie”.
Y para
señalar como un ideal la democracia sindical y el respeto al voto de los
trabajadores, mensaje que cada cual interpretará a su manera, pero que
indudablemente señala hacia una etapa nueva en la relación interna entre
cúpulas y bases, así como entre sindicatos y gobierno.
En
fin, la telenovela apenas empieza y promete muchos (y muy entretenidos) capítulos,
antes de que podamos definir el lugar en el mundo que ella habrá de ocupar
ahora.
Y
también lo que el propio AMLO esté dispuesto a permitir.